Víctor Hugo Lencina Fernández estaba preso desde 2013 por asesinar a un policía pero desde el pasado lunes 12 de diciembre pasaba sus días en una cama del hospital Pirovano del barrio porteño de Belgrano donde fue internado para una operación.

Después de una semana, ayer por la tarde recibió el alta. Estaba todo listo para que volviera a su celda en la Unidad Penal 1 de Lisandro Olmos y, peligroso como era, no lo custodiaba uno sino dos efectivos del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Al preso le dieron ganas de ir al baño. Pidió permiso y aparentemente, le quitaron las esposas. Dicen que la oportunidad hace al ladrón. En este caso la aprovechó para fugarse. Con el torso desnudo y en bermudas como estaba, se descolgó a través de una ventana del servicio de traumatología y se fue del hospital caminando.

Mientras intentan recapturar a Fernández, el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Gustavo Ferrari, dispuso el pase a disponibilidad preventiva de los dos efectivos que lo custodiaban, el cabo Antonio Leonardo Mendoza y el guardia Cristian Damián Acuña Acosta.