Al sanguinario capo narco de Los Zetas, Oscar Omar Treviño lo atraparon este miércoles por su costado flaco: su debilidad por las cosas caras, los gastos exhorbitantes, por su predilección por las grandes marcas, tanto para él como para su pareja veinteañera. Eso fue literalmetne su perdición.

A Treviño, el Z-42, "lo delataron sus compras", según titula hoy el diario mexicano El Universal.

Esos cuantiosos gastos eran administrados por su operador financiero, Carlos Arturo Jimenez Encinas, en quien confiaba ciegamente y quien atendía sus gustos caros y los caprichos de la mujer del capo narco, Carolina Fernández González.

Jimenez Encinas entonces era el hombre a seguir si había que dar con Treviño. Y así fue.

Al Z-42 lo hallaron en una lujosa casa de 500 metros cuadrados, donde había relajado la seguridad, para adoptar un perfil más bajo y mezclarse con las clases acomodadas sin llamar tanto la atención.



"Se coordinaron tres operativos simultáneos. El primer de ellos, poco después de las 3 de la madrugada, en el cual se capturó sin un solo disparo a Omar Treviño, en las inmediaciones de la calle Vía Colatina, de la colonia Fuentes del Valle, en el municipio de San Pedro Garza García, cuando se disponía a ingresar a su domicilio", reza la versión oficial.

Allí encontraron las boslas de Luis Vuitton, sus botas hechas a medida, sus whiskies importados, las revistas de moda de donde elegía qué comprar, los trajes de marca, todo enmarcado en una decoración en blancos y negros y pisos brillantes de nuevo rico.

Los Zetas se formaron en 1999 por desertores del Ejército y tras más de una década como brazo armado del cártel del Golfo, se independizaron en 2010 y comenzaron una cruenta guerra con esa y otras organizaciones delictivas por el control del territorio mexicano.

Entre las acciones violentas atribuidas a dicho grupo, hubo ataques a legaciones diplomáticas de Estados Unidos en Nuevo León y Tamaulipas, el incendio de 2011 en el Casino Royale en Monterrey (Nuevo León), en el que murieron 52 personas, y la matanza de indocumentados en San Fernando (Tamaulipas) en 2010.