Más de dos años y medio después de la trágica muerte de Mariana Ellena, el 7 de septiembre de 2011, finalmente llegó el momento en que todas las partes del hecho se vieron las caras en la pequeña sala de un juzgado en Tribunales I, en la capital provincial. Y en la primera semana de las audiencias, las declaraciones de testigos parecen reafirmar muchos de los elementos ya conocidos en la investigación previa al juicio: que los dos vehículos implicados venían a alta velocidad, que habrían estado corriendo una picada (escucharon los ruidos de motores acelerando), que el semáforo estaba en rojo, que Mariana voló varios metros al ser embestida (lo que indica la violencia del impacto) y que los conductores acusados huyeron del lugar.

Como se sabe, por el hecho está acusado de homicidio culposo y de conducción peligrosa (correr una picada) Catriel Maximiliano Bertorello (18), que atropelló a Mariana en la esquina de Chacabuco y Corrientes en la ciudad de Córdoba, y eso derivó en su muerte cinco días más tarde. En ese momento tenía 16 años y conducía un Fiat 147 blanco, a pesar de no tener carnet para manejar, junto a su novia Brenda Andrade Salas. Según la causa, Bertorello iba presuntamente corriendo una picada, cruzó el semáforo en rojo y arrolló a Mariana. Luego huyó y dejó el auto en una playa de estacionamiento en la calle Deán Funes.

El otro imputado es Gustavo Luca (28), no por la muerte de la joven sanfrancisqueña sino que está señalado como el otro conductor que iba presuntamente corriendo la picada en su Fiat 147 azul, aunque frenó con el semáforo en rojo.

Duros momentos

Hugo e Isabel, papás de Mariana y que también son parte querellante en la causa, estuvieron presentes en las tres jornadas de audiencia esta semana y con bastante entereza, a pesar de tener que escuchar algo tan doloroso como los detalles del atropello y los últimos instantes de Mariana antes de quedar inconsciente. Fue la primera vez que les vieron la cara a los acusados de haberles arrebatado a su hija mayor. “Tantas veces pensé qué pasará cuando le vea la cara del asesino de mi hija, que ahora no sé”, dijo Isabel minutos antes de comenzar el juicio, el lunes. En ocasiones la mujer no aguantaba más y lloraba unos instantes, y también le tocó consolar a la hermana menor de Mariana, que quiso estar en el primer día del juicio. Los gestos de Hugo al escuchar los relatos también fueron evidentes: cerraba sus ojos, bajaba la cabeza y sólo quien pasó por una situación similar podría saber lo que estaba sintiendo.

La familia de “Maru” no está sola, ya que muchos amigos de la joven también se hicieron presentes para acompañarlos en esta primera semana de un juicio que aún no se sabe hasta cuándo se extenderá. La lista de testigos que podría declarar supera el medio centenar de personas, pero muy posiblemente se reducirá. Sólo en el tercer día se hizo presente Juan Bautista Bertorello, reconocido folclorista cordobés y padre del principal acusado, aunque prefirió no hacer declaraciones. Tampoco tuvo ningún contacto ni gesto hacia la familia Ellena. Ni ahora, ni antes.

Luca, otro de los imputados.
Luca, otro de los imputados.

Comprometidos

Las declaraciones de los testigos hasta el momento comprometen seriamente a Bertorello, pero no tan claramente a Luca, ya que si bien algunos testigos vieron que venía a gran velocidad todavía faltan más testimonios que puedan sostener la acusación de la fiscalía de que los dos autos corrían una picada por el bulevar Chacabuco.

“Hay que ir esperando la recepción de otros testimonios que son importantes. En la primera jornada hemos tenido personas que fueron testigos directos de lo que ocurrió y que han hecho referencia a una picada”, resaltó el fiscal Aldo Patamia.

Uno de los testimonios a los que se refiere el fiscal fue el de una joven que se encontraba con su novio dentro de un auto en la esquina donde ocurrió la tragedia. Afirmó que escuchó el ruido de un escape y cuando se dio vuelta vio a los dos vehículos, el Fiat 147 blanco y el azul, venir a alta velocidad por Chacabuco y que el primero sólo atinó a frenar ante la luz roja del semáforo en la esquina de Corrientes, pero que siguió de largo y atropelló a Mariana. Posteriormente relató que al ver lo ocurrido se bajó del auto y corrió a socorrerla. Aseguró que "Maru" intentó decir algo y que inmediatamente quedó inconsciente.

Su novio en aquel entonces declaró luego y aseguró que vio el momento exacto en que Mariana fue atropellada. Señaló que la joven sanfrancisqueña venía cruzando la calle, caminando a velocidad normal, y que al choque lo había visto venir, por la velocidad a la que venía el 147 y al no frenar en el semáforo. También afirmó que conocía de picadas y que los dos autos estaban corriendo en ese momento.

Los investigadores de la unidad de Accidentología Vial que testimoniaron hasta el momento poco pudieron aportar en sus declaraciones, ya que sólo recordaban que los acusados se habían presentado voluntariamente horas después, luego de que habían sido localizados sus vehículos. Más allá de eso, sorprendentemente no tenían o no recordaban detalles del caso. Los abogados defensores buscaron cualquier indicio entre sus dudas que les permitiera restar valor a lo poco que recordaban. La misma estrategia utilizaron con los testigos, a los que ametrallaron con preguntas intentando revelar supuestas contradicciones en lo que habían dicho.

El fiscal Patamia, junto al padre de Mariana y el abogado Laje.
El fiscal Patamia, junto al padre de Mariana y el abogado Laje.

Pero más allá de las pruebas y testimonios, lo que aflora a cada momento del juicio es lo absurdo de una muerte tan injusta como evitable, y lo doloroso que significa para toda una familia perder a uno de los suyos de esta forma. Por unos irresponsables al volante. “Tenemos un ángel que nos cuida desde el cielo”, repite la mamá de “Maru”. Y no hay condena que les devuelva esa vida, solo les sirve el tiempo para intentar superar el dolor.

NO DESCARTAN EL “DOLO EVENTUAL”

La clave del juicio está entre la “culpa” y el “dolo” en el hecho. Actualmente Bertorello está acusado de “homicidio culposo” (2 a 5 años de pena), pero el fiscal Patamia no descarta solicitar la acusación de “homicidio con dolo eventual”. La pena en este último caso va de 8 a 25 años, por lo que no se trata de un detalle menor, y habrá que esperar al desarrollo del juicio para conocer su decisión. A diferencia de un accidente o negligencia, según la Justicia comete “dolo eventual” aquella persona que se representa que con su acción puede cometer un daño, y pese a ello menosprecia esa representación y sigue adelante. En otras palabras: no le importa cometer el daño.

¿CÓMO SIGUE?

El juicio se reanudará el lunes y se espera el testimonio de al menos 10 testigos, entre ellos, el de un taxista que estaba detenido en el semáforo y otros que habrían observado a los dos autos corriendo unas cuadras antes del fatal atropello. Serían claves para determinar si hubo o no una picada.

¿Y LA ACOMPAÑANTE?

Brenda Andrade Salas (28) era la novia y la mujer que acompañaba a Bertorello en el 147 que atropelló a Mariana. Si bien en un principio había sido imputada por “encubrimiento”, luego fue sobreseída por el juez de control y no tiene cargos en su contra. Tampoco se espera que preste declaración como testigo, ya que en diciembre de 2012 tuvo un hijo con Bertorello y la ley le permite la posibilidad de abstenerse por el vínculo con el padre de su hija. Si bien su nombre apenas fue mencionado en la primera semana del juicio, su participación fue, por lo menos, de complicidad. Incluso la grabación de las cámaras de la cochera donde abandonaron el auto la muestra con un trapo en la mano varias veces, yendo y viniendo, presumiblemente limpiando manchas de sangre en el vehículo. La familia Ellena siempre señaló su responsabilidad.