Alejandro Mansilla lleva hora y media sentado en el banquillo de los testigos. Les habla a los integrantes del jurado popular y a los jueces de manera clara. Cuenta cada paso de su relación con Romina Avaca sin dejar afuera el mínimo detalle. Y cuando nombra a Valentino, el hijo muerto de ambos, la voz se le afina y parece esconderse. La situación, que se repitió en varios momentos de su declaración, le movió las fibras íntimas a más de uno en la sala. Inclusive a la acusada, quien por momentos no parecía entender de qué se la acusaba.

El papá de Valentino prestó declaración el miércoles. Manifestó que conocía desde el comienzo de la relación con Romina el problema psíquico (lo llamaba trastorno bipolar) que ella sufría y que a medida que avanzaba la relación siempre tuvo miedo de tener un hijo, aunque ella insista: “Primero por los medicamentos que ella tomaba, que eran muy fuertes, y pensaba si esto le podría causar algo al bebé. Ella insistía y decía que quería”, contó.

Antes que llegue Valentino a sus vidas, Romina perdió dos embarazos, al no poder formarse el embrión en su útero. Hasta llegó a culparlo a su marido sosteniendo que estaba haciendo “algo mal” para no tener un hijo. En el medio se vinieron desde San Luis a San Francisco. Luego de estos dos episodios, Romina seguía con la idea de tener un hijo: “Yo trabajaba muchas horas, de 7 a 19 y ella me decía que quería tener un compañerito”. Inmediatamente la vida les dio otra oportunidad.

Buena madre

Aunque Romina transitaba bien su embarazo, supo tener conductas raras. En algún momento le planteó a su esposo que el bebé la lastimaba por dentro, que la pateaba y quería que se lo saquen.

Pero cuando nació Valentino, Alejandro contó que Romina se convirtió en una muy buena madre, atenta a todos los detalles: “Al bebé lo cuidaba mucho, era exigente con sus vacunas y cuidados”, dijo.

En otro momento de su declaración, el padre del niño reconoció que a ella le costaba relacionarse con otras personas y hasta pensaba en no enviar a Valentino al colegio en el futuro por temor a lo que podrían hacerle los demás niños.

Medicación

El cambio en la conducta de la joven, que si bien decía escuchar voces y risas pero estaba controlada con la medicación, comenzó según Alejandro cuando a su mujer tras una visita psiquiátrica le retiran unas pastillas. Ella sufría un desarreglo en el organismo desde hacía varios meses y la causa habría sido uno de los medicamentos.

A Alejandro esto lo desveló: “A mí me resultó raro y le dije ´si te vuelvo a ver mal te la hago tomar`”, comentó. A los pocos días notó el cambio, a tal punto que observó en el rostro de Romina una mueca de enojo que nunca había visto en ella. Fue ese trágico 19 de noviembre, el día que Valentino falleció tras ser ahogado en una bañera plástica con agua.

Volverte a ver

Con ella detenida en la cárcel de Bouwer, la pareja se volvió a ver las caras. “Me temblaba todo, nos abrazamos y me di cuenta que no era la misma de ese día, que con la medicación había vuelto en sí”, aseguró Alejandro.

Según expresó, Romina le preguntó por qué no le pidió que siga con la medicación: “Cómo iba a saberlo yo”, se respondió rápidamente.

En el final de su relato mostró aún más su pesar: “Me sentía orgulloso de haber hecho algo grande, de formar una familia superando el qué dirán. Eso era lo máximo para mí”, cerró con voz bajita, casi imperceptible.