Le tomó menos de 40 segundos a un delincuente reventar el tambor de la moto 125 cc. que Verónica –nombre ficticio ante el pedido de la víctima de mantener en reserva su identidad - había dejado estacionada con traba frente a su departamento en barrio Roca.

Eran las 16:45 del sábado y la joven solo tenía que buscar unos pastelitos que iba a vender. Era entrar, buscarlos y llevarlos. Pero en el camino hacia su departamento un ruido la alertó. Cuando volvió sobre sus pasos el delincuente ya le había sacado casi 50 metros de distancia, pateó la moto y se la llevó. Así empezó la odisea para recuperarla.

Un contacto

En su intento de recuperar la moto, que utiliza a diario para ir a sus trabajos, a los pocos minutos Verónica se contactó con un conocido que reside en barrio Parque. Éste se ofreció a ayudarla, pero le advirtió que la tarea iba a demandar su tiempo, recorrer varios sectores de la ciudad y Frontera. Es que no son pocos los que se dedican al “rescate” de motos robadas.

“Fuimos primero a San Javier, a barrio Parque, San Cayetano, Acapulco y La Milka-contó la joven-. Me iban haciendo hablar con distintas personas que están en el ‘negocio’. En todos los lugares me pedían mi número y que me iban a avisar si la tenían”.

En una de sus paradas, mientras Verónica daba los detalles de su moto a un joven, observaba atónita cómo otros desarmaban una Honda Biz que acababa de llegar, presuntamente robada. Mientras tanto crecía su temor porque su moto corriera la misma suerte.

“Tu moto está en San Javier”

En medio de su desesperada búsqueda Verónica fue a radicar la denuncia, pero en la sala de espera de la Policía estaba atiborrada de gente, por lo que decidió irse y continuar la búsqueda por su cuenta, con la intención de regresar en otro momento.

Alrededor de las 22 del sábado, Verónica recibió el siguiente mensaje: “La moto está en San Javier, pero si querés me la traen a barrio Parque. Te van a pedir 4 mil”.

“Dame una prueba. Quiero ver que sea mi moto”, pidió ella.

Las fotos llegaron y efectivamente era la suya.

Presión

A partir de ese momento empezaron los mensajes de apriete del intermediario. “Dale loca que me tengo que ir”. “Vení sola, que tenemos todo, te devolvemos todo, los papeles y la moto, pero apurá”, le decían a través de mensajes.

Cerca de las 24, Verónica se internó sola por algunas calles de barrio Parque y luego de comprobar que era su moto, pidió subirse y prenderla para después entregarle la plata al intermediario.  

“Se te cruzan un montón de cosas por la cabeza en ese momento, no sabés si te van a robar la plata y encima se quedan con la moto, si te van a apuñalar, no sé. Pero sobre todo la impotencia que te queda es terrible, cuando volví a mi casa no podía dejar de llorar”, relató. 

“No nos podemos meter, mirá si se arma un tiroteo”

Cuando a Verónica le llegó el mensaje pidiendo el rescate para recuperar su moto, decidió llamar a la Policía. Una operadora le tomó el teléfono y minutos más tarde se comunicaron con la joven.

Según aseguró a este medio, era un agente que se identificó como integrante de la División Investigaciones de la Policía. La mujer le contó lo sucedido, que su moto estaba en barrio San Javier pero que se la iban a entregar en Parque.

La respuesta del agente, según el relato de la joven, fue sorprendente: “No nos podemos meter, si llegan a sospechar que vas con la Policía se puede armar un tiroteo”.

Ante esto, decidió ir sola a recuperar su moto.