“Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie”. La frase corresponde al general Juan Domingo Perón, que la enunció en 1971, dos años antes de asumir su tercer mandato.

Más allá de las connotaciones políticas de ese momento conflictivo en el país, la expresión tiene vigencia en la actualidad. Sobre todo ante la posible extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta parte del mes de abril o más.

Y la tiene en el sentido de que deberemos seguir intentando ser mejores personas, hacer florecer esa empatía que muchas veces cuesta y pensar y actuar no solo en consecuencia a lo que ocurre dentro de las cuatro paredes en las que vivimos, sino ver más allá.

Según la Policía el aislamiento “se viene cumpliendo con un alto acatamiento a la norma”, aunque destacan cosas a corregir en algunos barrios donde se observan todavía las famosas “juntas”. En la vereda, en los patios y en algunos espacios públicos.

Es que es difícil erradicar de la noche a la mañana la viveza criolla o las artimañas de muchos para salir y romper las reglas, no teniendo la necesidad ni la urgencia de hacerlo. Por ello el número de aprehendidos y detenidos fue creciendo en los últimos días: hasta el jueves sumaban más de 70 en nuestra ciudad y otras localidades como Arroyito, Morteros y Las Varillas.

Aunque también hay una salvedad. No todos tienen en casa las comodidades básicas para afrontar la cuarentena y hasta dentro de ellas conviven en situaciones de conflicto. No todos tienen las mismas posibilidades de no salir a la calle.

Pedido en los súper

No todo pasa en la periferia. En el núcleo urbano de San Francisco también muchos pueden aprender a comportarse de otra manera. ¿Cómo? Dejar de ver al supermercado, al almacén o a la farmacia como un lugar de paseo, como una salida para matar el aburrimiento de una cuarentena que nunca antes vivimos y de la que debemos aprender.

“Hay gente que viene tres o cuatro veces al día, el supermercado es tomado como excusa para salir y los empleados estamos expuestos y con miedo al contagio”, aseguró un trabajador del rubro alimenticio en un pedido evidente de solidaridad hacia ellos.

A través de un decreto municipal, estos negocios deben atender entre las 7 y las 18.

Para este fin de semana, en tanto, se espera un pico de personas en este tipo de comercios ya que el viernes cobraron sus haberes por cajero automático jubilados y pensionados, más los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Asignación por embarazo.

Que nazca

El artista plástico local Lucas Abrate propuso el trueque en este tiempo de pandemia y hasta ofreció sus obras a cambio de mercadería, de comida. “La patria hoy es el planeta. No importan las diferencias de religión, los estratos sociales”, analizó.

Purpulem, como es reconocido en el ambiente, contó que empleó esta metodología porque para los laburantes que “viven al día” no salir a trabajar les corta los ingresos necesarios para vivir. Y remarcó: “El tipo que es egoísta, que solo piensa en él, ante lo que se vive actualmente quedó fuera del sistema”.

Hoy nos encontramos en una fase incierta de nuestras vidas debida a una pandemia mundial de la que no somos ajenos. La empatía no es facultad de nadie, ni algo innato sino que puede contagiarse como el mismo virus que nos acecha. Basta ver ejemplos en la ciudad (Ver página 11).

Lo cierto, al menos lo que dicen los especialistas en la salud, mientras más rápido se pueda volver a la normalidad cumpliendo la norma mejor va a ser para todos.

El coronavirus tiene demasiadas malas, pero nos pone en una situación diferente a la acostumbrada: pensar en los otros y ayudar a crear una sociedad más empática.