Macellato, creador del mejor salame del país, muestra todo su potencial en la Expo
“Mantenemos recetas familiares de más de un siglo”, destacó José Armando, su propietario. La empresa logró cerrar la cadena: produce los granos, cría los cerdos y elabora los chacinados.
“Macellato” significa carnear en el dialecto piamontés. Con los valores de esa antigua tradición sumada a la capacidad industrial y tecnológica, la empresa que lleva esa denominación italiana y tiene su fábrica en el Parque Industrial, gana mercado dentro del país.
Su premisa es mantener la calidad que le aportan recetas familiares de más 100 años para elaborar sus productos de chacinados. Por eso su eslogan es “Del campo a la mesa, productos artesanales con tecnología de punta”.
Pese a que solo llevan seis años de trayectoria, los salames de Macellato son furor, no solo en la ciudad, sino en gran parte de Córdoba. Además empezaron a instalarse en Buenos Aires con el incentivo que significó una gran distinción reciente: primer puesto al mejor salame en la competencia nacional de la “Exposición Caminos y Sabores”, desarrollada meses atrás en la Rural de Palermo, Buenos Aires.
Además, el emprendimiento familiar se destaca por lograr cerrar el círculo alimenticio. Produce los granos, cría los cerdos y elabora los chacinados con recetas familiares de hace un siglo.
“Este año fuimos a una exposición en Buenos Aires que se llama Caminos y Sabores, donde participan más de 400 expositores de productos alimenticios de todo el país. Allí se hizo una competencia de salames donde compitieron más de 35 empresas y ganamos el primer premio al mejor salame”, destacó con orgullo su propietario, José Armando, a El Periódico, reconociendo que esa distinción le abre las puertas para ofrecer los productos en otros mercados.
Los mejores salames en el San Francisco Expone
Macellato volverá a decir presente en la muestra rural que se desarrolla este fin de semana con la gran expectativa de mostrar todo su potencial en el salón Rosado.
“Notamos que va haber un gran cambio. Nos sirve como publicidad y conocimiento. Muchos prueban por primera vez los productos y otros los vuelven a probar”, expresó.
En el Parque Industrial tienen venta al público además de la producción de los chacinados. “Muchos vienen a comprar, el Parque Industrial es muy grande y tiene más de 4 mil empleados, además de empresas y proveedores”, contó Armando.
Todo lo que produce la empresa Macellato es 100% cerdo. Lo más tradicional es el salame, salamín y bondiola, pero también cuentan con especialidades como chorizos cantimpalo, chistorra, fuet, longaniza, sobrazada. Son 20 productos en total los que elaboran.
“La idea es siempre ir creciendo en kilos, cantidad de productos y manteniendo recetas tradicionales con la calidad que nos marca”, aseguró Armando.
El mercado con el que trabajan actualmente es San Francisco, las sierras de Córdoba donde cuentan con un distribuidor y ahora ingresaron en Buenos Aires.
Seis años de experiencia
Macellato cumple seis años de trayectoria este mes de octubre. Los inicios se remontan desde el campo y sus tradiciones. Son productores agropecuarios que producían el maíz, un día dejaron de vender los granos y decidieron dedicarse a la producción de cerdos. Pero la vuelta que faltaba era hacer los chacinados, hasta que un día se dio la posibilidad de comprar la fábrica en el Parque Industrial y avanzar con el proyecto.
“Arrancamos directamente con la fábrica. Hoy somos una industria pero la experiencia viene de la familia con la carneada tradicional de una vez al año y tenemos recetas que tienen más de 100 años”, sostuvo José.
“Como somos artesanales, no usamos conservantes ni premezclas que hoy son muy comunes en estas producciones. Nosotros hacemos todo, realizamos nuestra mezcla de especie según el producto”, remarcó el empresario.
Un plantel familiar
José Armando no está solo en este emprendimiento que crece año a año con más producción y popularidad a partir de la calidad de sus productos. La empresa la lleva adelante rodeado de sus familiares directos que son profesionales en diferentes rubros ligados al campo, producción de alimentos y animales.
Lo acompaña su esposa, dado que ambos se recibieron de agrónomos en el Ipea 222 de San Francisco; sus dos hijos que además de haberse capacitado durante el secundario en esa misma escuela, Melisa se recibió en Villa María de ingeniera agrónoma y Alberto es veterinario egresado en Esperanza.
Además se desempeñan un yerno, Felipe Bertone, quien es ingeniero en alimentos y el hermano de éste, Marco quien es técnico lácteo.
También cuentan con cinco empleados que se fueron capacitando y actualmente producen hasta 100 kilos de salames por hora. Al mismo tiempo la empresa le da la posibilidad de realizar pasantías a estudiantes del Ipea 222, incluso uno de los actuales empleados surgió de esa experiencia.