Como cierre de este ciclo, queremos desde Aula Abierta resaltar la importancia de los valores en la educación. Sólo es posible educar si uno lucha y se esfuerza por construir su propia vida, con valores.

Con frecuencia hablamos de valores, proponemos valores, mostramos valores, reflexionamos valores, pero no los enseñamos porque no los vivimos, porque no nos comprometemos a encarnarlos en nuestro actuar cotidiano.

Padres y maestros debemos plantearnos, con humildad y con responsabilidad, ser referentes de vida para nuestros hijos y estudiantes, de modo que nos descubran como personas comprometidas en continua superación.

Sólo podrá enseñar valores el que se esfuerza por enseñárselos a sí mismo, el que lucha por levantarse de sus debilidades y se compromete día a día a ser mejor, en una cultura y un mundo donde niños y jóvenes son bombardeados con propuestas de modelos vanos y narcisistas; donde la plenitud se degrada al mero consumir y aparentar.

Necesitamos entonces transformar profundamente los actuales Centros Educativos si queremos realmente incidir en la formación de los niños y jóvenes, traspasando de simples lugares de enseñanza e instrucción; a concebir espacios de participación democrática, de diálogo, trabajo y aprendizaje compartido; practicando, viviendo y desarrollando los valores que son esenciales, para el individuo y la comunidad.

Educar, en este sentido, implica que cada maestro entiende y asume que no es sólo docente de una determinada área o materia, sino que su función va mucho más allá de transmitir conocimientos o preparar a los alumnos para que pasen con éxito los exámenes.

Educar, una vez más, es formar personas, cincelar corazones, abrir horizontes con  caminos de vida plena, y estimular con el ejemplo y la palabra, para  caminarlos.

No olvidemos nunca, que si bien uno explica lo que sabe, o cree saber, uno enseña lo que es.

¡Felicidades, y muchas gracias por el apoyo recibido!