Una dupla perfecta: son madre e hija, compañeras de estudio y también colegas
Nancy Díaz y Cielo Varas estudiaron y se recibieron juntas de la Tecnicatura Superior en Diseño de Espacios de la Escuela Superior de Bellas Artes (Esba). Ambas coincidieron en el impacto positivo que tuvo este desafío en sus vidas: “Nos encontramos como madre e hija de otra manera”.
Seguramente alguna vez alguien pensó que todo el nerviosismo o temor por empezar la escuela no sería tal con su mamá sentada al lado. Tener el el deseo de ser acompañado por la persona más confiable del mundo ante un nuevo desafío. Aunque ya mayores, esta historia reúne a madre e hija y las ubica en una similar situación.
Nancy Díaz y su hija Cielo Varas que cursaron y se recibieron juntas de la Tecnicatura en Diseño de Espacios. La carrera que ofrece la Escuela Superior de Bellas Artes (Esba) se presentó como un desafío en el que la joven de 22 años depositó sus sueños y por medio de diálogos e insinuaciones casi inocentes terminó llevando de la mano a su madre.
Ahora ellas se miran a los ojos y entienden que su vínculo como madre e hija no reconoce límites. La situación les permitió conocerse en etapas de la vida muy diferentes y de otra manera. Cielo como una estudiante en formación, Nancy como otra que lleva a cuestas las riendas de una trayectoria más amplia de vida.
Animarse de a dos
Ya siendo mamá Nancy estudió el profesorado de Artes Visuales que la introdujo en el mundo de la docencia. Quizás ella no se daba cuenta, pero para Cielo ya era un ejemplo a seguir por la tenacidad y la prestancia que tiene frente a la vida.
Cuando la chica terminó la escuela secundaria, en 2017, optó por estudiar otra carrera universitaria. Probó, pero no le gustó y decidió apuntar hacia otro horizonte, específicamente a la Tecnicatura en Diseño de Espacios.
“Ella hizo el profesorado en la Esba y le dije por qué no empezás, si siempre me lo decía. Ir sola también me daba bastante miedo porque me cuesta socializar así que se lo propuse y aceptó”, afirmó Cielo a El Periódico.
Las metas que las dos perseguían eran diferentes. Para la chica la experiencia le permitiría introducirse en el mundo del profesionalismo (trabaja en el Estudio de arquitectura Bailo+De Grandis donde hizo pasantías), las exigencias universitarias y laborales.
Nancy, en cambio, apuntaba a otra cosa. “Yo soy profesora de Artes Visuales y cuando nos pusimos a estudiar juntas mi proyecto era ampliar mis conocimientos de profesora en el área de diseño ya que ejerzo como docente y mis necesidades laborales pasan por otro lado”.
Mamá como inspiración
El trayecto de formación en educación superior para estas mujeres fue interrumpido por el aislamiento prolongado de la pandemia, empezaron yendo juntas a clases y terminaron cursando casi todo el trayecto por medio de pantallas y de forma virtual.
A pesar de esas circunstancias los profesores “nunca les indicaron que se separaran”, ellas elegían manejar solas sus propios espacios, lógicamente cuando las clases dependieron de internet la situación dio un vuelco rotundo.
Nancy expresó que el binomio de estudio en ese tiempo se equilibraba en base a las fortalezas de cada una y eso les permitió salir adelante. Las dos formaron un equipo donde lo que no sabía una lo sabía la otra.
“En mi caso yo la tenía a ella de apoyo, más en la parte de uso de tecnología, era mi compañera, tutora y ayuda en ese sentido”, dijo Nancy. Cielo por su parte completó: “Nos comentábamos los proyectos, tengo poca memoria así que siempre aprovechaba que ella es muy atenta para los detalles”.
Reconocerse de a dos
Si bien hicieron todo juntas en ningún caso ellas se copiaron entre sí, cada una tiene una visión de las cosas muy diferentes. Mientras Cielo experimenta y busca su identidad, Nancy va directo hacia su objetivo de seguir mejorando sus saberes de base ligados a lo artístico y conceptual.
Esa oposición las hizo más unidas, aun con “peleas de madre e hija de por medio” y las cambió por completo, de esta forma Cielo señaló: “Ella siempre quiere estar aprendiendo más. Me inspira a seguir aprendiendo, quiero hacer como ella que sigue aprendiendo cosas y estudiando. Es un gran ejemplo a seguir, la veo inteligente y sabe un montón. Así me gustaría ser a mí un poquito, aunque sea”.
Del otro lado Nancy estaba muy emocionada por las palabras de esa pequeña niña que ahora siendo mujer la observa de otra forma. Las palabras eran un poco difíciles de pronunciar, pero finalmente comentó: “Creo que ella es un diamante en bruto que hay que pulirlo, necesita esto de ser más sociable, pero tiene mucha capacidad y por eso hay que pulirla para que despliegue sus alas y muestre lo que sabe y lo hermosa que es”.
Dicen que la maternidad es algo sorprendente y que nunca una experiencia es igual a otra, eso les pasó a estas dos mujeres. “A lo mejor nos encontramos como madre e hija de otra manera, de otra forma. Siendo compañeras de estudio las cosas eran diferentes”, aseguraron.