La escuela Río Negro alberga en su patio numerosos árboles añosos. Entre ellos sobresale un viejo ombú, cuyas raíces sorprenden a cuanta persona lo vea.

Se trata de un ejemplar que está apostado en el patio principal y que tiene varias décadas, aunque en el colegio no supieron precisar cuántas. El árbol fue uno de los pocos que sobrevivió cuando se fue construyendo la escuela y hoy se transformó en todo un emblema para docentes y alumnos.

“Un lugar mágico”

“El árbol es muy buscado por los chicos, es un lugar mágico para ellos”, cuenta la vicedirectora Gabriela Lahournere.

“Lo buscan por sus raíces, corren, juegan, inclusive es un lugar de lectura. Las maestras llevan a los chicos a leer, en verano se sientan en su sombra, es un lugar que buscan. Todos los chicos que pasaron por la escuela se acuerdan del ombú, es un referente”, agrega.

El lugar también es el elegido cuando hay que hacer alguna foto grupal. “Cuando hay fotos grupales siempre se sacan ahí”, añade Patricia Cervetto, una de las docentes.

La mujer recuerda, además, una anécdota con él. “Ha pasado que en un grado se iba una nena y dijo que se quería llevar la foto del ombú. Así que ahí nos sentamos todos y como tiene raíces muy sobresalientes y en distintos niveles posaron ahí”, rememora.

Un ombú cargado de historias

Y cuenta que para el Día del Estudiante suelen hacerse picnics en su base. “Todos los grados quieren ir al ombú”, afirma la maestra.

Así, el ombú es, desde hace ya varios años, el fondo de las fotos de la promoción de sexto grado.

Por su historia, cada grado lo protege. “En los recreos vas a ver a los chicos jugando entre sus raíces, saltando atrás del ombú, le tienen mucho respeto”, subraya la directora.