Oscar Francia es uno de los personajes más reconocidos de San Francisco. Se lo suele ver por las calles de la ciudad en su bicicleta o caminando con paso cansino, luciendo siempre un gorro sobre su cabeza. Sin embargo, muy pocos conocen su historia. Tiene 65 años y es el menor de tres hermanos, uno de los cuales vive con él, junto a su mujer y su hijo.

“El gorro lo uso cuando hace frío, cuando hace calor uso un sombrero blanco. Siempre tuve esa costumbre, será porque viví en el campo mucho tiempo y si hay algo que no me gusta es el sol”, explica a El Periódico.

Francia entiende que es un personaje popular de San Francisco, aunque no hace gala de eso. Se reconoce como una persona “casera”, que tiene gustos sencillos y que rara vez viaja: “Le regalé a mi sobrina el viaje a Bariloche, a veces va a Carlos Paz y le doy plata en el verano, pero yo nada de nada. Doy vueltas por la ciudad y a la noche me gusta estar en mi casa temprano. No me gusta viajar, no conozco el mar”.

Su historia

Oscar nació en Freyre, el 16 de enero de 1951. A los 12 años su familia se mudó a Luxardo para dedicarse a tareas de campo, lo que lo obligó a dejar sus estudios. Francia explica que allí eran empleados y que las tareas eran duras: “Antes se hacía todo a mano”, asegura comparando con el trabajo con la actualidad.

Tranquilo y caminando

Mientras charla recuerda perfectamente cada fecha. Por ejemplo, que fue el 28 de febrero de 1994 el día en que arribó a San Francisco junto a su familia, tras comprar una casa. Oscar llegó junto a su mamá, fallecida hace nueve años, su hermano, su cuñada y los cuatro hijos de ellos. Hoy, las tres mujeres conviven con sus parejas mientras que el joven, de 21 años, aún reside allí.

Francia se reconoce como apasionado por el tango, el folclore y el acordeón: “De lo moderno me gusta poco, hay muchas canciones buenas pero no me gustan mucho los nombres que le ponen a los grupos”, explica este vecino de barrio San Martín, quien rememora los bailes a los que asistía en Colonia Iturraspe y Colonia Anita, y los de Bomberos Voluntarios, entre ellos con Tormenta, Violeta Rivas y Sandro.

A qué se dedica

Está jubilado desde hace seis meses. En la actualidad se dedica a hacer mandados para los vecinos, como pagar sus impuestos o ir a sanatorios a llevar recetas, por ejemplo. “Yo no cobro, busco lo que me dan, a veces son 5 o 10 pesos, y hago todo caminando, me gusta, voy más tranquilo”, asegura. Cuenta, también, que tiene una buena relación con sus vecinos.

En sus ratos libres se dedica a la limpieza de la casa. No le gusta mucho salir. Suele caminar mucho y a veces usa su bicicleta. Cuenta que prefiere caminar por 9 de Julio o calle Iturraspe, no así por el bulevar 25 de Mayo porque considera que hay “mucha gente”. También le gusta sentarse en los bancos que están ubicados en 9 de Julio y Pellegrini, sobre la Plaza Cívica: “Hago vida de jubilado”, manifiesta entre risas.

Además es colaborador del Cottolengo Don Orione desde hace 20 años, a donde llegó por acompañar a su madrina a misa. Es creyente y asiste responsablemente los sábados y domingos por la tarde: “Prendo las luces, entrego los folletos, anoto la misa de los difuntos”, detalla.

Cero tecnología

Así se define Oscar: “Nunca me interesó el celular para nada. No sé lo que es una computadora. Me gusta, sí, prender la radio y escuchar las noticias. Me gusta leer, siempre busco El Periódico y además de mi ejemplar busco tres o cuatro más para vecinos que me lo encargan”, reconoció.

“De haber podido seguir estudiando –confiesa- me hubiera gustado ser docente”. Lo que sí tiene claro es que no le interesa la política.

Francia va por la vida tranquilo, caminando o en su bicicleta, con su estilo bien marcado y despertando curiosidad en algunos: “No soy ambicioso, me crié en la humildad y no ambiciono más de lo que tengo”, cerró.