Las ganas de Aníbal Godino (32) y Claudio Ramos (38) por cambiar sus formas de vida son alentadoras y dignas de contar. Diferentes obstáculos y situaciones los llevaron a dormir en la calle, ambos pernoctan diariamente en el playón de la iglesia Catedral, a escasas cuadras del Centro Cívico.

Sin embargo, desde hace unas semanas y luego de charlas con vecinos solidarios, estos gestaron una idea que al concretarse comenzó a generarles ingresos dignos para así poder, con el tiempo, salir de la calle

María Inés Lamberghini es integrante de la Red Solidaria y cierto día invitó a un amigo, Juan José Lorenzatti, a llevar alimentos a las personas en situación de calle. Así, ambos conocieron las historias de Aníbal y Claudio y ante las ganas de estos de mejorar las condiciones en las que vivían, idearon un proyecto: un humilde lavadero de autos frente a la iglesia.

Gracias a estas personas solidarias -que también les acercaron clientes- la dupla consiguió elementos de limpieza y comenzaron a trabajar para tener ingresos diarios. La idea de los dos es aumentar la clientela para tener un sustento válido y así poder alquilar una pieza entre ambos para abandonar la calle. Hoy, el proyecto marcha sobre ruedas.

Un buen lugar

“La idea del lavadero surgió por la buena cantidad de gente que asiste a la iglesia o a las escuelas en auto. A la vez, ellos están siempre en el sector y son conocidos. Yo les dejé varias veces para que laven mi auto y realmente hacen un trabajo impecable”, aseguró María Inés ante la consulta de El Periódico.

Para la mujer además de contenerlos se “trata de buscar alternativas para que puedan salir de la situación de calle” en la que se encuentran. Sin embargo, Lamberghini lamenta el prejuicio que existe con los sin techo: “Se desconfía del que vive en la calle y la verdad es que son más honestos que muchas personas que he conocido”, aseguró.

Ampliando su visión, María Inés reveló: “Son dos chicos serios que las circunstancias de la vida los llevaron donde están pero que se nota que tienen interés y ganas de revertir esto. Creo que en San Francisco hay mucha gente buena para poder darles una mano”.

“Lavadero La Catedral”

Así denominaron Aníbal y Claudio el proyecto que iniciaron hace poco más de 15 días. Desde un primer momento se mostraron agradecidos con María Inés así como con Juan y destacaron que ambos les consiguieron sus primeros clientes.

“Esto es de boca en boca, pero lo que ayuda es poder demostrar que podemos trabajar y que la gente se anime a confiar en nosotros”, coincidieron.

Aníbal es oriundo de Freyre y hace desde febrero que se encuentra en situación de calle; Claudio siempre vivió en nuestra ciudad y lleva algún tiempo más deambulando por la ciudad. Pero ambos tienen un pasado de trabajo, el primero como pintor y en un lavadero, el segundo con distintas tareas en albañilería.

“Juan nos brindó elementos como para empezar y a medida que empezamos fuimos recaudando dinero y comprando lo que nos era indispensable para seguir. Nos faltarían un par de cosas, pero las iremos comprando con trabajo”, sostuvo Aníbal. 

“El tema es estar ocupados, sentirnos útiles y poder recaudar dinero para nuestros gastos diarios, y en un tiempo poder alquilar algo, una pensión, o de última una pieza”, agregó Claudio.

A partir de las 9 -en estos meses de invierno- los lavadores ya se encuentran dispuestos a comenzar su tarea. Se los puede ubicar en la escalinata de la Catedral o a un costado de la estatua del Cura Brochero.