Una de las cosas que en San Francisco despierta debates y opiniones encontradas desde hace muchísimos años es el corte que sufre la Avenida del Libertador en el centro cívico de la ciudad, que la termina dividiendo en dos tramos: el sur y el norte.

En ese terreno céntrico donde se erige la Plaza Cívica funcionó muchos años el Ferrocarril Central Córdoba. A comienzos de la década del 60, la tierra pasó a manos de la Municipalidad luego de varias idas y vueltas, tanto políticas como burocráticas. Y terminó siendo esa plaza la que partió a San Francisco por el medio.

Pese a que pasaron muchos años, en las charlas de café y en otros ámbitos de la vida cotidiana se sigue discutiendo, a veces con fervor como si se tratara de un River-Boca, sobre si sería beneficioso o no abrirla. Los detractores al escenario actual se refieren sobre todo a una cuestión meramente de tiempo mientras se conduce un vehículo, debido a que se debe alargar algunas cuadras para poder pasar de la parte norte hacia la sur o viceversa. También se analiza el uso que tiene, puramente peatonal y convocante de público cuando hay un evento de magnitud o un acto.

Los especializados en planificación urbana sostienen que esta “supermanzana” de multiusos identifica a nuestra ciudad y le otorga una riqueza que pocas ciudades tienen. A lo largo del tiempo los sucesivos comisionados o gobiernos municipales no tuvieron dudas de eso y mantuvieron siempre la plaza tal cual se la observa hoy. Aunque en el gobierno del intendente Ditrich, en el inicio de la década del 80, se convocó a los arquitectos que planificaron el centro cívico de San Francisco a quienes se le planteó la duda de si debía o no abrirse la plaza para la continuidad de la calle: la respuesta fue negativa.

Pasan los años y sigue el debate sobre la apertura de avenida del Libertador

Fabio Rivadero: “Le otorga identidad a la ciudad”

El ex secretario de Infraestructura del municipio en los ocho años de gobierno del intendente Martín Llaryora, Fabio Rivadero, explicó que si bien existen diferentes opiniones, no debería existir una polémica al respecto.

La plaza debería mantenerse tal cual está. Es un elemento que otorga identidad; las ciudades se componen de varios factores, uno de ellos es la morfología y el perfil urbano. Uno de los elementos que identifica a San Francisco y le da una particularidad es la conformación de esta supermanzana de multiusos, ponderable por donde lo mires”, indicó el arquitecto ante la consulta de El Periódico.

Rivadero indicó además: “Si vamos a la cuestión del ordenamiento del tránsito, no le veo mayores dificultades. Hay otros bulevares donde te podés trasladar del sector norte al sur o del sur al norte”. Luego el ex funcionario agregó: “Las políticas urbanas de descongestionamiento y sustentabilidad de los cascos céntricos buscan que los autos no ingresen, por eso menos razonabilidad le veo a una apertura. Sí podría plantearse una bicisenda o un sector para el paso de motos, también con mucho control de velocidad, algo que alguna vez se planteó”.

Oscar Cornaglia: “Aporta una característica única”

El exsecretario de Obras Públicas (entre 1985 y 1987, durante la intendencia del radical “Toto” Cornaglia), Oscar Cornaglia, manifestó que no abriría esta avenida dentro del centro cívico: “El sector tiene la particularidad de ser una supermanzana que le aporta una característica única a nuestra ciudad”.

Por otra parte, el arquitecto sostuvo que sí está de acuerdo con la apertura hacia el norte camino a barrios como El Prado, Los Palmares, entre otros. “Las ciudades en el hemisferio sur crecen hacia el norte porque van buscando el sol. Yo preveía esto hace 30 años y pensaba en esa apertura pese a que el sur tiene toda la infraestructura de servicios”, señaló a El Periódico.

Cornaglia también sugirió que la avenida del Libertador (S) debería abrirse en el sector de la vía construyendo un paso a nivel con barreras.

Héctor Aylagas: “No fue algo improvisado”

Entre los años 1976 y 1981, durante la intendencia de Carlos Dittrich, el ingeniero Héctor Aylagas se desempeñó como secretario de Obras Públicas. Según le dijo a este medio, el cierre de la avenida en la plaza no fue algo improvisado.

Fue algo estudiado. Nosotros escuchamos durante nuestra gestión distintas ideas sobre la apertura de esta calle y ante las dudas convocamos a los arquitectos que hicieron el proyecto. Hicimos una reunión y nos dijeron que veían muy bien su desarrollo y que no creían conveniente hacer algún cambio”, explicó.

Aylagas aclaró: “Si algo interesante tiene el centro cívico es que se pensó más en el peatón que en los automóviles. Sería un error abrirlo. Lo que sí creo es que necesita ser remodelado de otro lado, se lo nota oscuro y se deben reponer varias plantas”.

Marcelo Chiabrando: “Hay que buscar alternativas para abrirla”

El abogado especialista en accidentes de tránsito, Marcelo Chiabrando, se mostró partidario de abrir esta arteria central de la ciudad: “Sería beneficioso abrirla y sería  importante consultar a una ingeniero especialista en obras viales para buscar alternativas para evitar el flujo de tránsito”, expresó.

Chiabrando opinó que los tramos para desviar y buscar la conexión entre el norte y el sur están alejados y que la situación actual “congestiona” calles como Córdoba. Luego puso como ejemplo a imitar la plaza Vélez Sarsfield, que se encuentra divida pero por la misma calle: “Habría que hacer algo que signifique una solución y no un mayor problema. Es un espacio ocioso y puede ser aprovechado en eventos y actos cerrando la calle”, manifestó.

Nacimiento y presiones

Durante la intendencia de  Guillermo José Peretti, en septiembre de 1958 la Cámara de Senadores aprobó un proyecto para que los terrenos céntricos donde funcionaba el ferrocarril pasaran al dominio municipal. Recién en febrero de 1960 se firmó la escrituración.

Tras ello, el intendente Peretti llamó a concurso para remodelar el sector de la plaza. Participaron los profesionales más importantes del país.

El corte de la calle levantó varias críticas. El mismo Peretti escribió el libro de sus memorias: “Empezamos los trabajos y tuvimos que soportar muchas dificultades, ya que existieron fuertes presiones para que la urbanización no se realizase. Había una fuerte resistencia para que no se cerraran las calles, de algunos propietarios. La resistencia surgía porque había intereses creados, no querían el Centro Cívico. Incluso me amenazaron”, afirmó.

“Pedían que se tapara con plantas, sin cerrar calles, pretendían hacer algo del tipo del parque Sarmiento en Córdoba”, señaló en sus memorias.