El problema de la sobrepoblación animal, principalmente de perros y gatos que terminan abandonados a su suerte en calles o baldíos, es algo extendido en muchísimas ciudades del país, lo que obliga a intervenir permanentemente a miles de personas voluntarias que integran organizaciones proteccionistas de los derechos de los animales y también a los gobiernos locales, que necesariamente deben poner el tema en la agenda sanitaria y buscar una solución a través de distintas políticas.

En San Francisco, el refugio canino de la Sociedad Protectora de Animales llegó a tener más de 400 animales albergados en sus instalaciones hace pocos años atrás, pero hoy la situación cambió notablemente para bien y esta problemática va camino a resolverse o al menos reducirse en gran manera, según explicó Mariana Ghigo, quien preside la entidad desde hace 10 años.

El presente del refugio canino hoy es otro, con alrededor de 60 animales, y Ghigo subrayó que son claves las campañas de castraciones masivas de animales que impulsa la Municipalidad de San Francisco. Así se evitan nacimientos y que haya más animales abandonados. Precisamente por su conocimiento del tema, Ghigo fue designada recientemente como coordinadora del Programa de Equilibrio Poblacional municipal, por lo que participa activamente desde adentro en la organización y coordinación de estas políticas.

“No trabajar sobre las consecuencias sino sobre las causas”, resumió sobre cómo reducir la sobrepoblación animal.  

La proteccionista participó de Yo Digo, el programa de entrevistas de El Periódico TV que también se emite por El Periódico Radio FM 97.1, y contó por qué decidió involucrarse hace ya 14 años en esta tarea voluntaria en la Protectora y destacó que son las mujeres las que impulsan la causa.

Mariana Ghigo: “Estamos avanzando y se ha logrado triplicar la cantidad de animales castrados”

- ¿Cuándo fue que quisiste dar el paso de hacer algo más por los animales e ingresar en la Protectora?

- Mi ingreso a la tarea de protección de los animales no fue desde el punto de vista de la lástima que me causaban sino desde un rol distinto, que tiene que ver con formar parte de una entidad que desarrolle una actividad que nos ayude a todos como comunidad. Esa sensación de tener un rol en la vida que no sea solamente mi casa, mi vereda, mi persona; sino un rol más activo. Cambiar de alguna manera el mundo. Sentí que era ayudando a los animales. Cuando ingresé no sabía cómo y fui orientada. Muchas veces en el proteccionismo animal se cree que si implementamos medidas que ya han fracasado, a lo mejor si las hacemos nosotros va a ser diferente. Entendí que ese no era el camino, cuando ingresé ya había una nueva mirada de la problemática. No se solucionaba albergando animales y hacinándolos, sino desde la prevención, como han hecho en otras localidades. Y la prevención es reducir los nacimientos para lograr salvarlos a todos, porque nacen menos, hay menos abandonos, hay menos sobrepoblación, los que requieran atención van a ser menos y las entidades de protección vamos a poder dar respuesta.

- Es una tarea diferente. A mucha gente le gustan sus animales, pero esto implica dar otro paso y responsabilidad.

- Hay muchas personas que tienen más empatía y sensibilidad con los animales de la que yo tengo. Por eso a veces en algún punto puedo tener una perspectiva más de lejos en la problemática. Tenemos que trabajar en reconocer y respetar sus derechos. En esta capacidad de poder ver la problemática desde un punto de vista más abstracto, es desde ahí donde propongo soluciones. No las invento yo, las copio de lugares que han logrado resolver la problemática. Hay gente que tiene una sensibilidad tan noble que yo la admiro, pero mi trabajo no tiene que ver con esta sensibilidad sino dar una respuesta al problema.

- Más allá del cariño o sensibilidad con los animales está el trabajo en el refugio. Se ocupan de que estén bien cuidados, de que tengan su atención veterinaria y no les falte nada.

- Por supuesto, no me ocupo sola. En el predio, cuando ingresamos junto a una camada de personas, había más de 400 animales, lo que implicaba que muchos de ellos murieran por enfermedades que se contagiaban o lastimándose unos con otros. No lográbamos salvarlos y comprendimos que rescatar y encerrar animales en un lugar no implicaba salvarles la vida, sino que, por el contrario, quizás terminábamos siendo quienes le daban el punto final. Debíamos frenar el ingreso. Los que rescatábamos tratábamos de colocarlos en hogares transitorios y en la medida de las posibilidades no ingresaban al predio. Muchas veces nos tiraban los animalitos por arriba de los tejidos. Llega un momento en que no tenés suficientes hogares transitorios ni definitivos. Detuvimos este ingreso de animales, pero esto es posible si se hace un trabajo en la prevención, evitar que nazcan para evitar el abandono y evitar que lleguen al predio. No trabajar sobre las consecuencias sino sobre las causas.

- ¿Y cómo lograron esa tarea preventiva? Porque se necesita mucho más que la tarea de los voluntarios.

- En primer lugar, copiamos de aquellas localidades que ya tenían la problemática encaminada. Trajimos la excelente experiencia de Almirante Brown, en Buenos Aires, y la adaptamos a la cantidad de habitantes. La solución es la misma, prevenir con el Estado en un rol activo, de prevención de una problemática social. Se sanciona en 2008 la ordenanza de equilibrio poblacional; a partir de eso y la creación del Centro Municipal de Sanidad Animal la historia empieza a cambiar.

- Hablamos de castraciones masivas de perros y gatos.

- Exacto. Llegar al número de castraciones para detener el crecimiento animal. Esto significa envejecer a la población animal, a partir de ahí se empieza a reducir la cantidad de abandonos y los albergados en el predio. También cuando se empiezan a desocupar los lugares, se adoptan nuevos animales. Por ejemplo, cuando se largó el móvil quirúrgico en los barrios, empezamos a notar que en nuestro predio se adoptaban animalitos adultos y viejitos. Nunca había pasado que tuvieran la oportunidad de tener un hogar.

- ¿Por qué te parece que pasa eso? Porque los más viejos por ahí son los casos más tristes, son más difíciles de entregar en adopción, mientras un cachorrito ilusiona más y parece más fácil.

- Creo que cuando deciden incorporar un animal a su familia van con la ilusión de adoptar un cachorro. Pero muchos comenzaron a descubrir lo magnifico que era tener en su hogar a un animalito viejito. Por la satisfacción de darle un hogar, mucha gente descubrió lo gratificante y noble que es. Además tiene otras ventajas: ya no rompe, ya está adaptado y no crece más. De hecho, mi familia siempre adoptó animales mayores y se adaptaron a la vida en el hogar como si hubieran nacido con ellos, tiene que ver con el vínculo que se genera más que con el momento en la vida del animal.

- La mayoría de quienes integran entidades de proteccionismo animal son mujeres. ¿Por qué creés que es así?

- No tengo un argumento científico, sí te puedo decir que quizás está ese instinto de protección, de cobijar. Realmente las mujeres somos las impulsoras de todo este movimiento, pero también creo que detrás hay hombres con una nobleza muy fuerte. Les suele pasar que se conmocionan más y les cuesta manejar la emoción tan fuerte como encontrarse con un animal lastimado o abandonado. Pero no solo en San Francisco, sino a nivel país, somos las mujeres las que movilizamos esta causa y las que generamos la transformación.

- ¿Cómo actuás en tu vida cotidiana cuando encontrás un animal en la calle en malas condiciones?

- En general, comprendo cuáles son mis limitaciones, que llevarme a todos los animales no los ayudaría a ellos ni a mí. Lo he hecho, he tenido a más de 10 animales en mi domicilio. Creí que era la forma y entendí que me generaba más limitaciones que otra cosa, porque en la medida en que mis compañeros o yo nos llenamos de animales no podemos hacer otra actividad. Entendí que mi forma de ayudarlos no tenía que ver con eso, vuelvo a esa mirada más abstracta de la problemática y empiezo a vincularme con personas que resuelven la problemática como un tema de índole social, exigiendo al Estado el cumplimiento de sus deberes. ¿Qué puedo hacer por ese animal? En muchas ocasiones tiene que ver solamente con brindarle la posibilidad que esté castrado y en otras llevarlo a un hogar transitorio hasta que tenga uno definitivo, depende de la evaluación que hagamos. Muchas veces los encontramos en situación de calle pero es comunitario, con gente que ya se está ocupando. Y otras veces sí nos encontramos con algunos que requieren una asistencia puntual y ahí tratamos de encontrar solución a ese caso particular.

- Es decir no todos los animales que están en la calle tienen que estar en el refugio. Lo ideal sería que tengan un hogar, pero a veces pueden estar siendo asistidos por vecinos de la cuadra y también pueden trabajar con eso.

- Es que realmente en la mayoría de los casos no están en situación de calle por completo, sino lo que denominamos semidomiciliados. Es decir, tienen el hábito de deambular pero tienen alguna familia identificable. Entonces nos acercamos a esa familia y se le provee atención veterinaria si el animal lo requiere. Trabajamos en conjunto con la comunidad, siempre hemos promovido trabajar junto al Estado. Un grupo de personas no podemos resolver una problemática social, lo que hacemos es colaborar.

- O sea, sería abordarlo con una perspectiva de salud pública y llegar a soluciones más eficaces que tener hogares provisorios por algunas noches.

- Exacto, y es lo que ha podido encaminar la problemática. No te digo que está resuelta, pero en camino.

- De pasar de 400 animales que tenía el refugio a los 60 actuales, es un buen indicador.

- Por supuesto que hay todavía abandonos, animales en situación de calle y se requiere mucho trabajo. Por eso desde nuestra ONG lo que hacemos es pedirle al Estado que cumple con el plan de equilibrio poblacional, que implica castrar como mínimo al 20 por ciento de la población canina y felina. Eso se está logrando recién en este momento, es lógico que de un día para el otro no va a estar el problema resuelto. Pero como presidenta de la Sociedad Protectora y como coordinadora del Programa de Equilibrio Poblacional, estamos trabajando en la solución.

- ¿Cómo llegás a este rol de coordinadora dentro de la Municipalidad, que te permite tomar decisiones e impulsar este programa de castraciones?

- Llego entendiendo que la problemática se tiene que resolver de una manera y viendo cómo en otras localidades se ha logrado impulsar la solución trabajando en conjunto con la Municipalidad, promoviendo estrategias desde dentro del municipio para llegar a la mayor cantidad de vecinos. Le hicimos propuestas a quien era en su momento secretario de Gobierno y ahora es intendente, Damián Bernarte, y le hemos mostrado cómo en otros lados había funcionado y cómo otras propuestas que había recibido habían fracasado. Hay que copiar lo que se hizo bien en otras localidades y dejar las que no funcionaron, incluso en esta ciudad. Estamos avanzando y se ha logrado triplicar la cantidad de animales castrados, ampliar el horario de este servicio y más propuestas que estamos poniendo en práctica.

- Han pasado por etapas críticas en la Protectora y recuerdo publicaciones porque necesitaban urgente colaboración para la compra de alimento balanceado. El refugio se llenaba y no dejaban de aparecer animales. ¿Cómo te motivaste para seguir al frente de la Protectora?

- En primer lugar, formo parte de un equipo con una nobleza y una capacidad de entrega que admiro profundamente. Todos tenemos habilidades diferentes y siempre digo que como entidad tenemos que aprovechar las de cada uno. Creo que lo que no nos deja vencer a todos como equipo es que esta problemática tiene solución, que este es el camino para resolverla y que tenemos la capacidad para salir adelante. Siempre hemos podido resolver los problemas. Al tener habilidades distintas y positivas, hemos ido siempre progresando. Esto significa mejores condiciones para los animales. Pasar de 400 animales hacinados en un predio que no daba para más. Hoy los podemos sacar a pasear, les abrimos las puertas a todos, se sociabilizan y no están enfermos contagiándose unos con otros. Están en excelentes condiciones de salud y de adoptabilidad, porque no están en un canil encerrados sin ver la luz del sol. Y se ha ido sumando gente al equipo que da placer en la vida encontrarse con gente como ellos.

- Llevás 10 años como presidenta. ¿Te ves con ganas de seguir o ya estás pensando en un reemplazo?

- Creo que es el momento para un recambio generacional. Mis compañeros no se terminan de animal a asumir la presidencia, yo les digo que seguimos siendo un equipo. A lo mejor falta un tironcito más hasta que otro se anime a tomar este desafío y si no, gente nueva que se sume a la entidad y tenga una mirada innovadora.

- ¿Cómo pueden ayudar aquellos interesados en el proteccionismo animal?

- Desde muchos aspectos. Eso lo comprendí cuando ingresé porque lo vi, había personas que tenían habilidades para tareas que tenían que ver con el vínculo con los animales y otras que querían colaborar pero no vincularse, porque les producía estrés y dolor vincularse con animales sufriendo.  Se puede ayudar desde difundir, educar, juntar recursos. Creo que hay que tener ideas, voluntad y ganas de sumar. Y se puede ayudar no solamente con estar vinculados con los animales. Claro que necesitamos gente que se vincule con los animales, por supuesto, pero hay gente que lo puede hacer y otra no. A veces esa vinculación genera mucho desgaste emocional y no lo pueden sostener. Nos ha pasado con gente que ha estado en nuestra institución dos o tres años y no lo pueden sostener en el tiempo. Por eso decimos no llegar a ese nivel, regularlo desde antes y sabiendo que los podemos ayudar a todos en tanto esté controlado el nacimiento, si eso se va a de control no va a haber parche que uno pueda poner.

- Y como todo voluntariado, estamos ayudando a otros pero también nos ayudamos a nosotros mismos.

- Creo que sí, que está esa parte. Se ingresa al proteccionismo y a cualquier tarea de ayuda desde un dolor o carencia personal, y es la forma de canalizar alguna situación dolorosa que hayamos vivido. Lo gratificante es poder darse cuenta que esto que hacemos sirve, es útil, genera cambios, entonces eso es muy motivador.