Las mujeres que enfrentan la maternidad a solas precisan de una herramienta indispensable: la fortaleza. Deben dividir su tiempo para ejercer dos roles: por un lado, el cuidado y la educación de sus hijos sumado a las exigencias domésticas, y por el otro, como jefas de hogar, con sus tareas laborales y profesionales, con la responsabilidad de velar por la economía hogareña.

Juliana (32) es contadora y mamá de Delfina (5). Es madre soltera y desde que tenía 27 años ya trabajaba y vivía sola. Asegura que no ha sido nada sencillo, pero es la vida que eligió y que la hace sentirse realizada.

“Mi hija es lo mejor que me pasó, aunque a veces tenga que hacer equilibrio entre trabajo, Delfina y alguna actividad que me guste hacer, pero la integro como sea. Suelo llevarla a la oficina en los ratos que ella tiene libre y muchas veces atiendo a clientes con ella, que hace un poco de secretaria”, comenta entre risas Juliana.

“Es mi mejor compañera, con ella me divierto y hago lo que jamás hubiese hecho-asegura-. Es un gran desafío traer un hijo al mundo, pero es un camino de amor eterno e incondicional”.

Al ser jefa de hogar sostiene que está acostumbrada a tomar decisiones por ambas. Aunque reconoce que a medida que Delfina crece el peso de esas determinaciones son mayores, aunque por suerte siempre cuenta con su familia que la ayuda y apoya en todo.

La importancia de los valores

Mary (32) tiene dos nenas y forma parte de ese grupo de mujeres todoterreno que ejerce los dos roles de mamá y papá y otros más, ya que tiene en claro que el trabajo y los valores son esenciales para la educación de sus hijas.

Es mamá soltera de Julia de 13 años y Paulina de 8; tiene un pequeño comercio en su casa el cual le permite trabajar y pasar tiempo con sus hijas. “Esto me permite estar más con ellas y poder ayudarlas ya sea en sus tareas de la escuela o sus actividades recreativas. Soy sustento de familia, vivimos de lo que gano de mi negocio y a la vez me toca cumplir el rol de mamá y de papá, al menos en lo que es dentro de la casa”, cuenta.

El papá de Julia falleció en un accidente automovilístico y si bien Paulina lo tiene, dentro del hogar Mary debe cumplir los dos roles.

“No es fácil a veces porque una tiene que tratar de ser lo más justa posible, educar no es fácil más como se presenta la sociedad-asegura-. Pero siempre trato de inculcarles los buenos valores que me enseñaron de pequeña, el respeto ante todo, la solidaridad, la humildad. Mi trabajo me permite tener un poco más de tiempo para estar con ellas y poder inculcarles todo esto”, subraya.

Con respecto  al día de la madre, Mary sostiene que lo disfruta y que pese a ser mamá de jovencita “fue lo mejor que me pudo pasar, no me arrepiento y todos los días festejo tener la compañía de mis hijas”, sostiene emocionada.

Mamá con ayuda

Tamara es una joven mamá soltera de 19 años, que tiene a Jazmín (2) por la cual se muere de amor. Y pese a que debe trabajar puede dejar a su pequeña en buenas manos: de la cariñosa abuela.

“Me resulta difícil dejarla para trabajar y no veo la hora de salir para estar con ella, pero sé que está que gracias a mi mamá puedo ir a trabajar tranquila”, cuenta.

Si bien Jazmín tiene a su papá, la pareja no continuó, por lo que Tamara sostiene que no interpreta el papel de padre. “Mi hija tiene su papá y ella se pone muy feliz cuando lo ve, eso me deja tranquila en mi rol de mamá”, afirma.