José Bernardo Iturraspe fundó San Francisco un 9 de septiembre de 1886, hace 136 años. El santafesino fue un destacado personaje político y hasta llegó a ser gobernador de su provincia.

Murió un miércoles 25 de abril de 1906, a los 58 años, en un centro de salud de Capital Federal. Su último pedido había sido que sus restos fueran inhumados en San Francisco, la ciudad en la que vivió y a la cual le tomó gran cariño.

Pese a ese requerimiento que hizo a sus familiares, su cuerpo fue enterrado inicialmente en el cementerio Norte (hoy Recoleta). Previamente hubo un calificado cortejo fúnebre en el que participaron altos exponentes de la vida política y económica del país.

Pero, ¿cómo fueron sus últimos días? ¿Por dónde pasaron sus restos antes de llegar al monumento en su homenaje levantado en la Plaza Vélez Sarsfield?

Arturo Bienedell, periodista y estudioso de la historia local y regional, también presidente del Archivo Gráfico y Museo Histórico, explicó que Iturraspe tenía un gran cariño por San Francisco, pese a que no era nacido en este pueblo: “Era santafesino, fue gobernador de esa provincia, sin embargo decidió en un momento de su vida vivir acá (su casa estaba donde se encuentra el colegio Maristas). Algo distinto a fundadores de otras colonias de la región que vivían en Buenos Aires”, contó.

Con el correr de los años, el fundador contrajo una enfermedad terminal, un cáncer que lo tuvo a maltraer y que lo alejó de nuestra ciudad: “El historiador Alberto Navarro relata los últimos tiempos de Iturraspe en San Francisco e indica que cuando estaba muy mal decide hacerse tratar en Buenos Aires. Y cuenta que previamente se va en un carruaje con amigos y familiares desde su casa hasta la estación del ferrocarril Mitre y al llegar, para mostrar fortaleza niega la ayuda y baja como puede mostrando carácter y nada de debilidad”, narró Bienedell.

La muerte y el recorrido de sus restos

El deceso de Iturraspe se da ya en Buenos Aires y en principio sus restos fueron sepultados en el panteón de la familia en el cementerio, actualmente, de Recoleta.

Bienedell explicó que estaba pendiente el deseo del fundador de que su cuerpo termine en San Francisco. Por ese entonces, en la ciudad había necesidad de terminar el edificio de la parroquia San Francisco de Asís (denominada Catedral desde 1961) y por intermedio de su viuda se solicitó ser sepultado en ese lugar.

Misa en honor al fundador, en 1968 (Foto Archivo Gráfico y Museo Histórico).
Misa en honor al fundador, en 1968 (Foto Archivo Gráfico y Museo Histórico).

“La familia de Iturraspe colaboró en la continuidad de la obra y a cambio se permitió que sus restos sean sepultados en el templo. Eso fue en 1910 cuando se cumplían cuatro años del fallecimiento. Se enterraron a la derecha del altar y se puso una placa alusiva en la pared”, contó el periodista.

Luego, agregó: “No se le dio mayor importancia a recordar dónde estaba enterrado. Muchos, con el paso del tiempo, pensaron que el cuerpo estaba en una urna o féretro en un nicho sobre la pared y por eso la placa. Pero no fue así”.

Búsqueda y nuevos rumbos

Cuando se resuelve demoler la parroquia para construir la nueva Catedral la idea fue recuperar los restos de Iturraspe. Pero estos no estaban donde se pensaba, sobre la pared.

A medida que avanzaba la demolición, los hallaron: “Varias personas se atribuyen ser quienes lo encontraron. Estaban bajo el piso y se los rescató. Eran cenizas, huesos, un cuerpo disuelto, entonces se lo conservó en urna y trasladó al cementerio provisoriamente, lo que aceleró la construcción del monumento”, sostuvo Bienedell.

Los últimos días de Iturraspe y los sucesivos traslados de sus restos hasta su destino final

En 1968 se inauguró la enorme estatua sobre plaza Vélez Sarsfield y el 9 de septiembre de ese año se trasladaron los restos del fundador al lugar: “Fue un acto muy grande, con sus nietos que ya eran personas mayores. Uno de ellos hizo el discurso, agradeció a las autoridades y recalcó que el verdadero monumento a Iturraspe fue la misma ciudad de San Francisco”, cerró Bienedell.