Invertir en seguridad ya no conoce de clases sociales. Un sistema de alarma, un portón de garaje con levantamiento eléctrico y hasta una cámara de seguridad en la puerta pueden verse tanto en barrios de mayor poder adquisitivo como en uno de clase media. Y ahora se suma la vigilancia privada, algo que nació años atrás pero para sectores selectos de la ciudad y que de a poco se va abriendo caminos.

Son cada vez más las casas que ante la amenaza de entraderas o robos cuando sus dueños no están integran dispositivos de seguridad como un elemento más dentro del paisaje urbano. Por eso el mercado de la seguridad privada, tanto física como electrónica, creció en el último año.

Vecinos que contaban con este servicio fueron incentivo para otros que eran reacios a pagar una cuota mensual que puede oscilar los 200 pesos. Claro que a mayor cantidad de abonados es menor es el costo mensual para cada vecino.

Muchas consultas

En San Francisco funcionan unas cuatro agencias de seguridad privada. José Olmos, comisario general retirado y director de la firma “Active Security” reconoció a El Periódico que son numerosas las consultas que reciben a diario sobre el servicio que brinda la empresa: “Las consultas crecieron este año progresivamente, solicitando asesoramiento y luego contratando nuestro servicio”, indicó.

Olmos afirmó que este servicio era contratado en un principio por un público de mayor poder adquisitivo, pero que ahora se hizo más masivo. Hace ocho años comenzaron con el barrio Casonas del Bosque y en la actualidad sumaron otros sectores de diferente perfil como los barrios Hernández, Roca e Independencia.

El rol de vigilador

El servicio que brindan las empresas de seguridad buscan ponerle otra barrera al delito además de la Policía. Un vigilador patrulla en su vehículo el barrio y está disponible para ser llamado por cualquier vecino que necesita una compañía al momento de entrar o salir de su casa en horas de la madrugada, por ejemplo. O simplemente si escucha ruidos en el techo o en el patio de su casa. Claro que siempre dando aviso a la fuerza policial.

El mercado de la seguridad está en expansión. Hace una década, el servicio era propio de los barrios más exclusivos y las alarmas se veían en casas de clase media alta o alta. Ahora eso cambió.