Miguel Contreras (56) ingresa a la redacción de El Periódico y se frota las manos. Se ríe del frío de la tardecita. Hace menos de 10 grados y todavía no se acostumbra al frío de la Argentina. Llegó apenas hace unos días junto a su esposa Carolina, luego de dejar atrás su amada Venezuela. Vinieron a reencontrarse con sus hijos, los cuales ya hace años fueron emigrando a nuestro país buscando un futuro que veían imposible en su tierra natal.

El miércoles pasado Miguel y Carolina llegaron a San Francisco para volver a ver su hijo Gustavo (26) que vive y trabaja en nuestra ciudad.  Y aquí festejaron el Día del Padre, especial sobre todo para los hijos de la pareja que lucharon mucho para lograr que los padres pudieran llegar a este país.

“Llegamos el 20 de abril a Argentina pero era una idea que veníamos pensando desde hacía más de dos años y nuestros hijos insistían. Ellos ya estaban fuera del país. Nuestra intención era preservar todo mientras se pudiera, pero se podría decir que en el último año la cosa se estaba poniendo bien complicada”, cuenta Miguel.

Según el hombre, en 2014 tras el fallecimiento de Hugo Chávez y la llegada al poder de Nicolás Maduro, comenzaron los signos de lo que sería el deterioro de aquel país. “Llegamos a vender las cosas de nuestra propiedad porque al final era tan crítica la situación que solamente vendiendo las cosas que había en mi casa podía pagar la comida”, recuerda.

El detonante

El motivo que aceleró la salida de Venezuela de los Contreras fue el arresto sin motivos de Samuel, el más chico de los hijos.

“Él había ido a acompañar a un amigo a un supermercado cercano. Hubo disturbios y represión que terminaron con policías heridos. Entonces la orden del Gobierno fue que ese día se detuvieran a todos los hombres que se encontraban en el sector. Samuel estuvo detenido por más de 10 horas sin saber qué había sido de él. Ese fue otro de los detonantes para saber que no estábamos seguros en nuestro país”, asegura Miguel.

Los hermanos de Samuel, ya ubicados en distintos puntos de Argentina, movieron cielo y tierra y aportaron dinero para que el más chico de los cuatro llegara a nuestro país. De igual forma comenzaron a insistirles a sus padres que siguieran el mismo camino. 

La odisea de salir de Venezuela para reencontrase con sus hijos

Salir del hogar

Miguel y su esposa tuvieron que vender el resto de sus pertenencias para juntar dinero y lograr comprar pasajes de vuelo. Sin embargo, aseguran que un día antes de la partida el Gobierno venezolano cortó relaciones con la aerolínea y los sueños de los Contreras se vieron truncados.

Nuevamente con la ayuda de sus hijos pudieron abordar un micro con destino a Colombia para salir del país. Pero fue en la frontera donde el matrimonio experimentó la decadencia moral en la que, según ellos, se ve sumido su país. Contaron que agentes de seguridad, que se suponía debían garantizar el paso fronterizo, terminaron exigiéndoles sumas estrafalarias para dejarlos avanzar.

Luego de varios días de incertidumbre llegaron a la Argentina para visitar a su hijo en Alta Gracia y esta semana decidieron viajar hasta San Francisco para compartir el Día del Padre con Gustavo, al que no veían desde hacía más de dos años.

Planes

“Queremos disfrutar estos primeros días, este refrigerio familiar, personal y espiritual que podemos tener en mucho tiempo. Saber que no estamos en crisis, que no nos volteamos para ver si alguien nos está siguiendo, que podemos ir a la despensa y conseguir café, leche, arroz, azúcar y poder comprar sin pensar que vamos a tener que empeñar la vida”, dice Miguel.

La odisea de salir de Venezuela para reencontrase con sus hijos
Toda la familia reunida en épocas felices en Venezuela

Los chicos

Guillermo tiene 30 años y reside en Alta Gracia junto a su familia, Isabel de 32, formó familia en Buenos Aires. Gustavo (26) está casado con Valentina en San Francisco, mientras que Samuel (22) reside en Córdoba.