Bartolomé Gianoglio (82) todavía tiene los signos de la violencia marcados en su rostro y buena parte de su cuerpo. El hombre junto a su esposa Beatriz (81) fueron víctimas de un salvaje y despiadado ataque para robarles en su humilde vivienda de barrio Eva Perón, en Frontera, hecho registrado el último lunes, feriado de Carnaval.

Según denunciaron, al menos dos delincuentes sorprendieron al matrimonio que apenas se estaba levantando, los golpearon, amenazaron con matarlos y les robaron dinero y su automóvil, vehículo que apareció horas más tardes chocado en el interior de un canal.

El ataque fue a las 7:10 de aquella mañana, recuerda Bartolomé, cuando se disponía a encender la bomba de agua que tiene frente al domicilio, mientras Beatriz dormía. Fue en ese momento en que el dueño de casa abrió la puerta y allí se les desató un pequeño infierno.

El hombre relató que en ese instante uno de los malvivientes se le abalanzó y que intentó sacárselo de encima, por lo cual cayó al suelo forcejeando con el ladrón. Allí apareció el otro agresor, que comenzó a golpear salvajemente al jubilado. Luego entre los delincuentes lo arrastraron hacia el interior de la casa.  

“Eran las 7:10 de la mañana del lunes -contó el hombre en exclusiva a El Periódico-, abro la puerta para poner la bomba de agua y me manotean del cuello, me lo quiero sacar de encima y me caigo con él para adelante, en eso vino otro de atrás y me dio con un palo en la cabeza, tengo como dos hachazos fuertes en la cabeza, me partieron los dientes, la boca”.

Según la víctima, los ladrones estaban esperando atrás de su puerta. Tal vez hayan estudiado los movimientos del matrimonio.

“Ellos querían dólares, yo tenía 1.000 pesos, era todo lo que tenía, les dije que le daba eso y así comenzaron las trompadas y las patadas en el piso”, agregó Bartolomé, que todavía conserva las marcas de la atroz golpiza.

Bartolomé y Beatríz, todavía asustados por el hecho.
Bartolomé y Beatríz, todavía asustados por el hecho.

Despertar salvaje

Ante los ruidos, Beatriz, que estaba todavía acostada, comenzó a llamar a Titín (sobrenombre de su marido). Al no tener respuestas, se levantó. Allí la descubrió el otro delincuente, que la tomó del camisón y también empezó a golpearla. “Sentía llorar, gritar, un perro que ladraba, pensé ‘bueno el perro lo mordió’ y me levanté. Cuando me asomo al comedor uno me zamarreó y me tiró al suelo, me gritaba: ‘Dame los dólares, dame los dólares’; pero yo les contestaba que no tenía nada”, manifestó.

La mujer continuó su relato al borde de las lágrimas: “Les decía y les repetía que no tenía plata y me seguían pegando. Y veía que a él -señala a su marido- lo estaban matando a golpes. En un momento recordé que nos quedaban 20.000 pesos y se los di. Pero seguían pidiendo cosas”.

A Bartolomé lo habían levantado, luego de patearlo en el piso, le pusieron un cuchillo en el estómago y le exigían un arma de fuego que aseguran que en la familia tienen. “Dame el 38, me decía y me ponía el cuchillo de cocina en la panza”, relató.

Según el matrimonio, el calvario duró alrededor de 15 minutos y durante todo ese tiempo no dejaron de recibir golpes y amenazas, tal fue así que el comedor donde fue atacado Bartolomé quedó con un charco de sangre.

Los delincuentes al detectar que ya no podían sacarle más al matrimonio, exigieron las llaves del auto y escaparon en el automóvil Fiat Siena color gris de la familia. “El auto estaba en el garaje, se tomaron el tiempo y se fueron chocando todo lo que tenían en frente, se ve que no sabía manejar, salió disparado derecho al cementerio, cuando quiso doblar chocó un poste y se cayó en el canal y ahí lo dejaron”, sostuvo el hombre.

Habló la pareja de jubilados brutalmente asaltados en Frontera: “Acá ya no nos sentimos seguros”

Encerrados todo el día

Días antes del hecho, Bartolomé se había acercado al Comando Radioeléctrico para alertar que durante las noches había advertido a dos hombres encapuchados merodeando la zona de calle Fantino. Según narró, la respuesta del agente fue insólita: “¿Dónde queda esa calle?”

Ante esa respuesta, el hombre contó que se retiró indignado. Pero no se podía imaginar que a las pocas horas sufriría la inseguridad en carne propia. Como consecuencia de la paliza, Bartolomé sufrió la pérdida de dientes, la rotura del labio que le valieron puntos internos y externos y otros cinco en la cabeza.

“Fue la primera vez que nos pasa algo así tan grave-dijo otra vez entre lágrimas Beatriz-, dentro de todo siempre vivimos bien. Fuimos muy felices acá, pero ahora se terminó, acá ya no nos sentimos seguros”.

La pareja coincide en que a pesar de todo “tuvieron suerte”: “Si nos hubieran golpeado a la altura del corazón nos mataban, los dos tenemos marcapasos", explicaron”.

Consultados sobre qué medidas de seguridad adoptaron tras el hecho, ambos coincidieron en que a la tarde ya se encierran hasta el otro día bien entrada la mañana.

Por último, comentaron que analizan vender el automóvil que quedó destruido tras el choque y también con honda tristeza confesaron que también evaluarían lo mismo con su vivienda y mudarse a un geriátrico. “Acá ya no me siento más segura, tengo miedo que vuelvan y nos terminen de matar”, confesó la mujer.

Así quedó el auto de la familia. Analizan venderlo: "Nos sale una fortuna que no tenemos".
Así quedó el auto de la familia. Analizan venderlo: "Nos sale una fortuna que no tenemos".

El hecho

El lunes dos adultos mayores fueron víctimas de un salvaje robo en su vivienda de calle Fantino.

La Policía se encontró a dos personas mayores golpeados y con signos de violencia también en la casa que estaba revuelta. Las víctimas dijeron que dos delincuentes tendrían entre 20 y 25 años. Los golpearon y les robaron un automóvil Fiat Siena de color gris.

Mientras el personal del servicio de emergencias llegó al lugar y fueron trasladados al Sanatorio Argentino, los efectivos realizaron un operativo para dar con los delincuentes y tras una serie de patrullajes advirtieron que el vehículo robado había sido abandonado, chocado en cercanías del cementerio.

En esta oportunidad, la inseguridad traspasó los límites en Frontera poniendo en riesgo la vida de dos adultos mayores jubilados, un hecho atroz que no terminó en tragedia de milagro.

Tras los reclamos, Gobierno de Santa Fe prometió enviar 12 efectivos policiales a Frontera