La última casa de Picasso, ubicada en la Costa Azul francesa, fue adjudicada a un financiero neozelandés que había ofrecido en junio 20,2 millones de euros, después de que no apareciera un mejor comprador en una subasta celebrada el jueves 12 de octubre.

Ningún interesado se presentó en el Tribunal de Gran Instancia de Grasse (sureste) para pujar por la mansión que el artista español compró en Mougins, cerca de Cannes, en 1961.

En ella, Pablo Picasso vivió junto a su segunda esposa y musa Jacqueline Roque, antes de morir 12 años después.

El neozelandés Rayo Withanage, que había ofrecido 20,196 millones de euros (23,9 millones de dólares), es un financiero al frente de una empresa de inversiones inmobiliarias, BMB, que fundó en 2004 junto a un príncipe del Estado petrolero de Brunei.

Pero el embrollo alrededor de esta casa puede que todavía no haya acabado, puesto que el comprador dispone ahora de dos meses para hallar los fondos necesarios, cosa que no logró hacer hasta ahora.

Withanage es "propietario a partir de hoy, pero todavía debe pagar el precio en un plazo de dos meses", confirmó Maxime Van Rolleghem, abogado del banco Achmea Bank, acreedor del hasta ahora propietario, un ciudadano holandés en dificultades financieras.

"Desde hace un año, estamos en contacto con él, trata de organizarse para comprar pero no logra reunir la suma, esperemos que lo conseguirá en la recta final", agregó el letrado.

El expropietario la había comprado en 2007 por 12 millones de euros a una heredera de Picasso, Catherine Hutin-Blay, y había entonces acometido una serie de obras para ampliarla y mejorarla.

"Estoy decepcionado. Hubo visitas, gente que había prometido venir a la subasta, pero no se presentó nadie, pese a que es una casa que vale como mínimo 30 millones de euros". deploró Van Rolleghem.

La mansión de Notre-Dame de Vie, habitada por Jacqueline Roque hasta su suicidio en 1986, tiene bellas vistas sobre la bahía de Cannes y las montañas. Tiene una superficie de 1.700 m2 habitables, sobre un terreno de tres hectáreas con piscina y pista de tenis, entre otros lujos.

Fuente: La Nación