“Siempre digo que hay que mirar hacia el costado, que hay casos peores”, dice con optimismo y pese a su delicado estado de salud, Daniel Boglione, que padece fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta mayormente a los pulmones, y también alpáncreas, hígado e intestino. La misma dolencia que hace ya muchos años les arrebató la vida a dos hermanos suyos, cuando aún eran pequeños.

El trasplante bipulmonar es la única posibilidad de vida que le queda a Daniel, por lo que hace tres años y medio se encuentra en lista de espera, de los cuales, los últimos seis meses, lospasó internado en la Fundación Favaloro de Buenos Aires.

“Padezco fibrosis quística de páncreas. La enfermedad me la descubrieron a los 5 años, es muy complicada por el tema de la medicación, que es muy costosa”, explica en una conversación telefónica con EL PERIÓDICO.Está esperanzado y responde amablemente las preguntas, a pesar de que debe cuidar sus energías.

“Produce mucha secreción y son frecuentes las infecciones, por lo que se necesita un tratamiento endovenoso continuo. Cada año puedo tener dos o tres internaciones graves, por eso siempre me recomendaron hacer la mayor cantidad de ejercicio posible, para que el pulmón esté ejercitado y elimine la secreción que se va acumulando”, explica.

Positivo

Pese a su enfermedad, que ha ido en progresivo aumento, Daniel siempre ha tenido una visión positiva de la vida y se las ha ingeniado para desarrollar sus actividades de la mejor manera posible.

Pero la gran dificultad fue conseguir sus medicamentos, que en varias oportunidades le fueron negados por la obra social provincial, Apross. Por esto,la familia Boglione tuvo que recurrir a la Justicia, en más de una oportunidad, para obtener los insumos indispensables para Daniel.

“Uso una cantidad importante de medicamentos, con un costo aproximado de 70 mil pesos por mes. Son remedios que se usan para nebulizar, además necesito dos sesiones diarias de kinesioterapia para poder expectorar el catarro”, cuenta.

Una situación desesperante

Hoy Daniel vive una situación compleja:está dependiendo de una máquina para respirar. “Me da miedo hablarlo, pero estoy a un paso del respirador artificial. Si el trasplante no se da en corto tiempo me van a tener que entubar”, confiesa.

Y si hoy Boglione puede estar internado en la Fundación Favaloroy con la esperanza de recibir un doble trasplante, es porque tuvo que cambiar de obra social:“Apross no me daba el traslado a Buenos Aires, tuve que cambiar a Swiss Medical, que realmente es para resaltar lo bien que me ha tratado”.

Pese al tiempo que pasa, sabe que no puede bajar los brazos porque quedaría en deuda con mucha gente. “Me mantiene en pie las ganas de vivir que tengo, el apoyo familiar, de los amigos y de toda la ciudad que siempre nos ha dado una mano y fuerzas para seguir adelante”, finaliza.