La historia de Paola Favot y su familia es de mucha fortaleza para superar dificultades y también para enfrentarse a nuevos desafíos y esperanzas que la vida siempre ofrece. Paola es la mamá de Valentino Ponce, el pequeño que unió a toda la ciudad años atrás en una campaña para reunir fondos que ayuden en su tratamiento contra el cáncer. Pese a todos los esfuerzos, lamentablemente el pequeño falleció en octubre de 2022 con solo tres años, dejando un recuerdo imborrable en su familia y también en toda la comunidad local. 

Hoy, en una entrevista con motivo del Día de la Madre, Paola comparte con El Periódico afronta la maternidad tras una pérdida tan dolorosa y cómo encontró fuerzas para seguir adelante.
Después de la pérdida de Valentino, tuvo a su hija Delfina (1), lo que marcó el inicio de una nueva etapa en su vida familiar junto a su esposo Jorge y su hijo mayor, Ignacio (9).

La mujer reflexiona sobre el proceso de duelo, la presencia constante de Valentino en su vida y cómo la llegada de Delfina renovó su esperanza, mientras enfrentaba también los miedos que quedaron por todo lo vivido.

 —¿Qué alegrías, sinsabores y satisfacciones te deja la maternidad en tu presente?

 —Ser madre es una experiencia que está llena de matices. Mis hijos me dieron las mayores alegrías de mi vida, momentos de ternura y amor incondicional. Al mismo tiempo, la maternidad también me enfrentó a los desafíos más duros que una persona puede vivir. A pesar de todo, la mayor satisfacción que me queda es saber que hice todo lo posible por ellos, especialmente por Valentino. Me reconforta sentir que lo acompañé en cada paso, con amor y fuerza, a pesar del dolor.

 —¿De qué manera Valentino sigue presente en tu vida y en la de tu familia?

 —Valentino sigue presente de muchas formas. A veces es un recuerdo que aparece en los detalles del día a día, como una canción o un juguete que le gustaba. Otras veces, lo siento en momentos especiales, como si de alguna forma él estuviera allí, guiándonos. En su hermano Ignacio, por ejemplo, veo reflejos de esa conexión especial que compartían. No pasa un día sin que lo tengamos presente en nuestras charlas y en nuestros corazones. Aunque físicamente ya no esté, su amor sigue con nosotros.

 —¿Cómo es para la familia atravesar el duelo por la pérdida de Valentino? ¿Qué te ayudó a sobrellevarlo?

 —El duelo es un proceso largo y doloroso, no hay una fórmula para sobrellevarlo. Cada día es diferente, hay momentos de aceptación y momentos de tristeza. Lo que más nos ayudó a sobrellevarlo es el amor de nuestra familia y el apoyo de nuestra comunidad, que siempre nos sostuvo. También me ayudó mucho aceptar que hicimos todo lo posible por Valentino. 
Nos aferramos a los recuerdos más lindos, a la lucha que dimos juntos, y poco a poco aprendemos a vivir con esa ausencia, aunque el dolor nunca desaparece del todo.

 —¿Qué pensaste cuando te enteraste de que estabas nuevamente embarazada?

 —Cuando supe que estaba embarazada nuevamente fue una mezcla de emociones muy intensas. Sentí alegría, pero también mucho miedo. Después de todo lo que habíamos pasado con Valentino, la idea de enfrentar una nueva vida traía muchas dudas. No podía evitar preocuparme por la salud de Delfina y por cómo íbamos a gestionar todo emocionalmente. Pero a medida que avanzaba el embarazo, traté de enfocarme en el presente, en la esperanza de que todo iba a salir bien, y en la felicidad de poder dar amor nuevamente a otro hijo.

 —¿Cómo es ser madre de dos hijos después de haber pasado por una experiencia tan dolorosa? ¿Reflexionas sobre lo vivido y cómo afrontar la crianza de tus hijos presentes?

 —Ser madre después de la pérdida de Valentino es una experiencia que transformó mi vida profundamente. Me encuentro viviendo la maternidad con una mezcla constante de amor, gratitud y una tristeza latente. Hay momentos en los que miro a mis hijos y siento una alegría inmensa, pero también hay un espacio vacío que nunca se llenará. Ese vacío me recuerda lo frágil que es la vida y lo importantes que son los momentos que compartimos. Reflexiono mucho sobre lo que vivimos con Valentino. Esa experiencia me enseñó a valorar la vida de una manera que antes no comprendía. Cada sonrisa, cada abrazo, cada conversación con mis hijos es un regalo que no doy por sentado. A la vez, el miedo siempre está presente, ese temor de que algo pueda pasar, pero trato de no dejar que me consuma. Afrontar la crianza de mis hijos ahora implica encontrar ese equilibrio entre el dolor que llevo dentro y el deseo de que ellos vivan una infancia plena, llena de amor y seguridad. Es un desafío constante, porque la experiencia con Valentino me cambió, me volvió más reflexiva y, al mismo tiempo, más consciente de que no tengo el control absoluto. Eso me impulsa a criar a mis hijos desde la aceptación, dándoles las herramientas para enfrentar la vida con valentía, pero también enseñándoles a valorar lo que tienen en el presente.

 —¿Te gustaría dar alguna enseñanza o reflexión para otras madres que atraviesan momentos difíciles como el de tu familia?

 —Si algo aprendí en todo este proceso es que no hay que rendirse nunca. Las madres tenemos una fuerza que a veces ni sabemos que tenemos, pero sale cuando más la necesitamos. A las madres que están pasando por momentos difíciles les diría que confíen en su intuición, que se apoyen en su red cercana y que no tengan miedo de pedir ayuda. Y sobre todo, que disfruten cada momento con sus hijos. A veces la vida nos cambia de un día para otro y lo que parece seguro desaparece, así que abracen a sus hijos y hagan todo lo que esté a su alcance por ellos, con amor y coraje.