Siguiendo su sueño de ser cantante, un día Gabriela le mandó un mensaje por Facebook a Martín. Eran los primeros años de una red social que después ganaría una inmensa popularidad. Un simple mensaje, que también le envió a otras decenas de personas, para pedirle que la apoyara en un concurso de canto en el que se encontraba participando. Así comenzó una relación que meses después se convertiría en un noviazgo y sólo pocos años más tarde se sellaría con un casamiento.

La historia de Martín Maccio (33) y Gabriela Acevedo (29) tiene muchos condimentos, desde donde se lo mire. Él uruguayo, ella devotense. Se conocieron por Facebook y meses después él dejó todo para venir a vivir con ella. Hoy llevan más de 12 años a la par y encaran nuevos proyectos juntos.

"Nunca habíamos hablado y ni siquiera sabía cómo lo tenía en mi Facebook. Él siempre cuenta exactamente lo mismo. Pero ahí estábamos. De un día para el otro pasamos de ser completos desconocidos a escribirnos todo el tiempo y a sentir como si nos conociéramos de otra vida. Y por cosas del destino terminamos juntos. Hoy hace 12 años que somos pareja y siete años que estamos casados", cuenta Acevedo.

Empezaron su relación en San Francisco y hoy la disfrutan por el mundo

Martín acompaña: "Cuando quise darme cuenta, la tenía hasta de fondo de pantalla de mi celular. Me enamoré casi sin querer. Después de muchas horas de chat y llamadas por teléfono, renuncié a mi trabajo y decidí dejarlo todo atrás para irme a la Argentina a apostar todo por nuestra relación".

Un 21 de noviembre de 2009 se conocieron en la terminal de ómnibus de Santa Fe. Allí mismo empezaron una relación, que hasta el día de hoy los tiene unidos. "Lo primero que hice apenas lo vi, fue sonreír", cuenta ella. "Siempre digo que lo primero que recuerdo es su enorme sonrisa", recuerda él.

Tras ese encuentro, el lugar que eligieron para vivir fue San Francisco, no solo por ser una ciudad que estaba cerca de la familia de Gabriela sino también por las oportunidades que les podía ofrecer.

"Siempre lo que más amé de Martín fue la combinación de inteligencia con humor. Es una persona que le pone mucho amor a lo que hace y siempre sabe sacarme sonrisas en momentos difíciles"

Gabriela

Si bien fue difícil estabilizarse al principio, principalmente económicamente, lo lograron y poco después, con la decisión de emprender, se mudaron a Devoto, en donde en determinado momento sintieron que habían tocado techo. Por eso no se quedaron quietos y de ahí saltaron a Montevideo, Uruguay, en busca de mayores oportunidades. Después de dos años de haber vivido en el vecino país, y con una pandemia que les dio el tiempo para tomar impulso, decidieron emigrar hacia una nueva aventura en Valencia, España, que es donde viven hoy.

Los años en San Francisco

Lo cierto es que San Francisco dejó mucho en los corazones de los dos. En el caso de Martín, el haber vendido puerta a puerta en los primeros años para sacar unos pesos y el trabajo fijo que consiguió después que le permitía recorrer la ciudad, le posibilitó conocerla de punta a punta.

Empezaron su relación en San Francisco y hoy la disfrutan por el mundo

"Apenas pudimos conseguir un departamento nos fuimos a vivir juntos. Nunca se planteó la idea, solo se dio naturalmente. Comenzamos desde abajo, trabajando en todo lo que surgía, yendo los dos en una bicicleta a la YPF a tomar un café y a aprovechar el WIFI para ver las ofertas de trabajo. Poco a poco transformamos a la ciudad en nuestro hogar. Yo comencé a trabajar en una empresa y ese fue el inevitable paso para conocer a la ciudad y su gente desde adentro. Hasta el día de hoy digo que soy uruguayo y cordobés, hincha de Sportivo Belgrano y Unión de Santa Fe, como mi suegro", rememora Martín.

A la vez, agrega: "Comenzamos a convivir en San Francisco, fue nuestro primer hogar constituido, en un pequeño departamento en barrio Vélez Sarsfield. La ciudad era perfecta para nosotros. Podíamos movernos a pie o en bicicleta y era un lugar tranquilo en donde uno se sentía seguro y podía proyectarse. Siempre nos gustaron las calles empedradas, y aún hoy extrañamos muchas cosas, como la parrilla donde a veces comíamos, las compras del mes en el supermercado, el café en la YPF, y sin dudas a Ramón y Alcira, dueños de la despensa que teníamos a pasos de nuestra casa".

"Siempre dije que me enamoré primero de su voz y su sonrisa, pero lo cierto es que lo que más me enamora es su pasión por todo lo que hace. Es una persona soñadora, un espiritu libre y bohemio que siempre busca nuevas experiencias"

Martín


"Fue una época de descubrir quiénes éramos en realidad. Yo me especializaba en mi trabajo como diseñador audiovisual, y Gabi estudiaba Abogacía. Creo que San Francisco fue testigo de nuestros mayores aprendizajes y de las primeras veces de muchas cosas: la primera vez que compramos un auto, un Fiat 600 rojo, nuestro primer cliente como fotógrafos, la primera vez que vivimos solos, nuestra boda. Todos nuestros inicios se dieron allí", sumó.

La vida en Europa

La vida que llevan en España es solo parte de su sueño de viajar por el mundo, quizá el más ambicioso que encararon hasta el momento.

"Uf, tenemos muchos proyectos pendientes, desde tener una casa rodante y viajar por el mundo, o viajar en bicicleta como mochileros por el norte de Europa, ver las auroras boreales, hasta crear una empresa propia y jubilarnos jóvenes para poder seguir viajando y viviendo la vida. Soñar es gratis y no cuesta nada", asegura Gabriela.

Además, añade: "Hasta ahora hemos cumplido todos los sueños que nos hemos propuesto. Nuestro sueño más grande hace más de seis años era venirnos a vivir a Europa y lo logramos. Hace cinco meses que estamos aquí y ya tenemos muchas nuevas metas por delante. ¿Cuesta? Sí, y mucho, pero sí que vale la pena cuando los lográs. Valorás las cosas de otra manera".  

Empezaron su relación en San Francisco y hoy la disfrutan por el mundo

"Tuvimos cientos de proyectos y tenemos varios cientos más. Cumplimos muchos: nuestra boda, trabajar como fotógrafos, ir armando nuestro hogar, pero sin duda los grandes cambios han sido nuestros mayores proyectos. El último fue el viaje a España. Lo soñamos por muchos años y trabajamos mucho para estar hoy acá", agrega él.

Y cierra: "Siempre quedan proyectos por cumplir. Hoy por hoy tenemos muchas ganas de viajar por Europa. Hay pendiente un largo viaje en bicicleta, y lógicamente volver a emprender. Quizá el sueño más grande, de formar nuestra familia, se posponga un poquito más".

"Creemos en el amor para toda la vida"

Ambos creen que la relación es fruto del respeto hacia el otro.

"Nuestra relación desde siempre ha sido muy fuerte, pero desde un principio hubo pilares fundamentales que son bases esenciales en nuestra relación, como la decisión de elegirnos, la confianza y el respeto por el otro", opina Gabriela.

"Creemos en el amor para toda la vida, solo que hay que regarlo cada día", agrega.

Martín coincide: "Creo sinceramente en eso de la otra mitad, del alma gemela. Gabi es eso para mi, me complementa y me hace mejor persona. es mi cable a tierra, la razón para seguir adelante y proyectarse".