La imagen tétrica se acrecenta a cada paso por el interior del viejo edificio del colegio San Martín, en la esquina de Cabrera y Pueyrredón. En esas aulas que antes fueron un espacio lleno de vida y en donde se formaron generaciones enteras, en las que también funcionó la ENET N°1 (hoy el Ipem 264 Teodoro Asteggiano), hoy no hay más que silencio y escombros.

El Periódico recorrió todo el interior del lugar, aula por aula, rincón por rincón. Su estado no es otro que la ruina. Tras la mudanza del San Martín al nuevo edificio en 1983, permaneció allí el ENET N1 hasta su traslado en 2001 al edificio de barrio Parque (ya como Ipem 264). Y luego de un breve tiempo en que fue utilizado por la administración del ex intendente Hugo Madonna, el edificio se mantiene sin proyectos firmes para su reconversión, en medio de algunas intenciones de la familia propietaria que no prosperaron y los reclamos de vecinos por la inseguridad que genera en el barrio.

Una de las tantas docentes que pasaron por el viejo San Martín es Alicia Bertola, quien entró a trabajar en 1976 y recuerda el lugar como nada adecuado para el funcionamiento de una escuela. “Pasábamos mucho frío en invierno, siempre con enfermedades. Y en verano los chicos se nos desmayaban del calor. Las aulas se inundaban a cada rato, por los pisos de madera asomaban las ratas y les teníamos terror a las paredes porque se electrificaban”, describe la mujer.

Bertola asegura que cuando se mudaron a la nueva sede del colegio, “fue como pasar al primer mundo”. Y cuenta cómo fue ese último día de clases en el lugar: “Me quedó grabado que se izó la bandera, se cantó el himno y se cerró la puerta. Nos fuimos todos caminando al lugar nuevo”, relata.

Maltrecho

Vecinos de la zona reclaman que se cierre todo el exterior con ladrillos para evitar que ingrese gente de noche y aseguran que han sufrido robos por delincuentes que ingresan a los patios vecinos y escapan utilizando este edificio.

En su interior cuesta reconocer las aulas, el kiosco o la sala de música. Ya no hay pisos ni tampoco el escenario en el patio principal, donde solo quedan maderas y puertas destrozadas. Hay preservativos y escombros por todas partes. En su exterior, sobre calle Pueyrredón, aún se mantiene el mástil con el que se izó la bandera en la vereda durante tantos años, quizás como una muestra de entereza.

 Su reconstrucción aparece como una obra titánica, al igual que su demolición. Y así, en medio del enredo urbano, asoma una triste postal de otro “elefante blanco” en la ciudad que se descorazona con pronóstico incierto.

El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
El viejo colegio San Martín, destruido y sin futuro
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