En diciembre pasado, mientras todos los ojos estaban puestos en el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, Luciana Galmarini (44) y Sergio Fiorano (48) vivían otra realidad que también pasaría a la historia: ella decidía ser el salvavidas de su marido al donarle un riñón.

La pareja, que lleva 22 años de matrimonio, tiene dos hijos. Fue justamente antes de la llegada del más chico cuando comenzó el peregrinar del hombre. Se trató de su primer trasplante, ya que por causas naturales y un accidente de tránsito lo obligarían a ser nuevamente trasplantado tiempo después.

Los primeros alertas comenzaron a fines del 2005. “En diciembre me empecé a sentir mal, se me empezaron a hinchar los pies y las rodillas. Fui al médico y el doctor Castellano, quien me atiende hasta el día de hoy, me dijo que era un problema renal, que era algo que iba a ser de largo plazo”, contó.

Con diagnóstico de glomerulonefritis rápidamente progresiva, a mediados de enero lo internaron y desde ese momento comenzó con diálisis. La recomendación era una sola: un trasplante. El procedimiento debía hacerse, de ser posible, antes de que naciera su hijo que ya venía en camino.

Tras la sugerencia de un trasplante y con sus dos hermanos ofreciéndose a donar –finalmente el varón resultó más compatible- fue que se realizó el procedimiento.

Donación de órganos: las dos oportunidades que Sergio tuvo para seguir viviendo

Un accidente que lo cambió todo

Cuando se pensaba que lo peor había pasado, 16 años después un nuevo obstáculo aparecería en la vida de Fiorano.

Su salud empezó a decaer, a lo que se le sumó un infortunio: “A los cuatro años de trasplantado tuve un accidente con la moto. El mismo manubrio me pegó donde tengo el primer riñón trasplantado”, explicó.

El golpe le laceró el órgano, lo cortó en un tramo pero no por completo. Tras ello volvieron las complicaciones que se agravaron –según dijo- con un diagnóstico de Covid-19 en enero de 2022.

El segundo trasplante

Sergio ya venía con baja renal y el golpe sufrido con el tiempo trajo sus consecuencias. “En los controles se notaba que iba bajando la función renal de a poco; en 2021 ya estaba en un 20%”, contó.

Galmarini aportó que ante esta situación determinaron que lo más aceptable antes de empezar con una diálisis era un trasplante”. Es decir, sumar un nuevo riñón a su cuerpo que reemplazara la función de los que ya no respondían.

“Cuando te trasplantan un riñón es porque los tuyos ya no funcionan más, o uno funciona pero muy poquito. En su caso, sus dos riñones dejaron de funcionar y el único que funcionaba era el trasplantado”, explicó ella.

Fue así que los médicos preguntaron si había alguna persona dentro del núcleo familiar dispuesta a donar rápido para evitar la diálisis, lo que se convierte en algo desgastante para quien la realiza.

“En ese momento estábamos en la mira mi hijo, de 21 años, mi cuñada y yo, que me propuse como donante, y que no lo pude hacer en la primera oportunidad porque estaba embarazada”, recordó Galmarini.

Pese a que la compatibilidad era mínima, tener el mismo grupo sanguíneo, sumado a los avances médicos, les permitió realizar el procedimiento.

Una nueva vida

La mujer aseguró que tomó la decisión sin dudarlo: “Es una decisión que no es tan difícil tomarla. Cuando uno viene pasando por malos ratos, porque no solo es el sufrimiento suyo sino el de la familia en su totalidad, no tenés mucho para pensar”, afirmó y aclaró que tampoco tuvo miedo.

Desde su lugar, Sergio opinó: “No es fácil llegar hasta ese momento. El enfermo soy yo, si a mí me pasa algo, yo ya estoy enfermo. Pero si les pasaba algo a ellos iba a ser muy difícil para mí”, reflexionó.

El último trasplante tuvo lugar el 6 de diciembre del 2022 en el Sanatorio Allende de la ciudad Córdoba. Se realizó con el mismo equipo que había participado de la primera intervención, años atrás.

“Fue un trasplante exitoso, estamos bien los dos, llevamos una vida totalmente normal. Él sigue con controles periódicos cada dos meses, pero viene todo muy bien. Creo que no fue nada en vano y valió la pena el esfuerzo”, concluyó la mujer.

La donación de órganos, un acto altruista

Cada 30 de mayo se conmemora el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, fecha que se propuso por el nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante hepático en un hospital público.

“Antes no había tanta información como hoy. Cuando nació nuestro hijo más grande, nosotros estábamos sin trabajo. Yo había entrado en el Programa Jefas y Jefes de Hogar y colaboraba controlando el tránsito, me mandaban a una clínica a liberar las esquinas en donde paraban los remises. Ellos me decían que iban a buscar gente que hacía diálisis y yo ni sabía lo que era. Después terminé haciendo diálisis yo”, recordó Fiorano.

Sobre esta jornada, Galmarini expresó: “La gente tiene que tomar más conciencia de lo que es la donación. No solo se puede salvar una vida, sino también cambiar la calidad de vida de la persona afectada pero también del entorno y eso tiene mucho valor”.