Raúl Borgarello tiene 72 años, es jubilado y desde hace 37 vive en barrio Jardín de San Francisco, donde se dedica a la reparación eléctrica de autos. El pasado fin de semana el hombre sufrió un duro revés cuando delincuentes ingresaron al taller de su casa y le robaron muchas de las herramientas que utiliza para su trabajo diario.

“El lunes a las 7 cuando me levanté me di cuenta que me habían llevado casi todo, tengo el taller en mi casa así que cuando fui a buscar los repuestos me encontré con el tablero de herramientas con los clavitos nomás”, le contó angustiado a El Periódico.

“Me cortaron las ‘gambas’. Uno sigue trabajando para vivir un poquito más holgado, con ocho mil pesos de jubilación no hacés nada. Además de que esto es mi cable a tierra”, repitió varias veces.

“Al lado de mi casa hay una vivienda vacía y tienen que haber entrado por el patio, hace 37 años que vivo acá y nunca me había pasado algo así. Ahora ando recorriendo distintos talleres conocidos preguntando si alguien les fue a ofrecer algo dudoso”, contó Raúl.

Solidaridad

La buena noticia llegó de la mano de vecinos y colegas de Borgarello, que luego de conocer la noticia comenzaron a ponerse en contacto con él para ayudarlo para que pueda volver a trabajar lo antes posible.

De su taller de Ameghino al 1500 a Raúl le robaron prácticamente todas sus herramientas de mano: llaves tubo de 10 a 23 pulgadas, crique perfil bajo, varias prolongaciones, tres martillos, dos alicates, pinzas varias, llaves combinadas, una prusiana grande, pinzas y otras que no recuerda, ya que todavía no realizó un recuento puesto que se encuentra deprimido por la situación vivida.

Desvalijaron su taller y los vecinos lo ayudan para que pueda volver a trabajar

Pero la solidaridad apareció rápidamente y tras la publicación de El Periódico en su página web muchas personas se contactaron con Raúl para colaborar con él.

“Vino mucha gente que se enteró y me dijo: ‘Lo que necesités vení al taller, usá lo que quieras’, eso para mí vale oro”, admitió el hombre. “Muchos me ofrecieron usar sus talleres, sus herramientas y estoy muy agradecido, pero yo quiero lo mío, hay mucho de sentimiento en lo que se llevaron”, aclaró.

“El gordo” Borgarello, como lo conocen muchos, trabaja en talleres desde los 14 años aunque aseguró que hizo de todo un poco. “Pero lo mío siempre fue la electricidad del automotor”, dijo.

Pese a la impotencia y al bajón anímico tras el robo, se encuentra dispuesto a seguir trabajando gracias a la solidaridad de muchos sanfrancisqueños.

Raúl comentó que en ese tablero tenía herramientas que había comprado a los 17 años y que las mantenía prácticamente intactas.