“Se llama cuchillero a la persona que fabricaba cuchillos y otros instrumentos cortantes”. De esto sabe y mucho Juan Domingo Pérez (53), un vecino de la ciudad de Frontera que desde pequeño forja a mano, al calor de la fragua y del martillo, cuchillos y otros elementos de hierro.   

Hace dos años desechó su otro oficio y se dedicó de lleno a su pasión. No le fue mal: de boca en boca su nombre se fue difundiendo y coleccionistas de Chile, Paraguay, Brasil y Estados Unidos, entre tantos lugares, comenzaron a realizarle pedidos. Hoy, con la ayuda de su esposa mantiene su emprendimiento artesanal con el que viven y mantienen a su familia.

“Soy un artesano, apasionado de los cuchillos, porque para hacer esto tenés que ser un apasionado y fanático”, se define Juan. “Este es un trabajo ingrato-continúa-, me ha pasado haber trabajado tres días en una hoja y cuando la pusiste en aceite se te parte y tenés que empezar de vuelta. Es un trabajo para los que no se dan por vencido”.

De profesión “cuchillero”

Una pasión que siempre lo acompañó

Su padre era herrero y también tenía admiración por los cuchillos, algo que transmitió a Juan que recuerda su primer cuchillo hecho a los siete años. “Así fui experimentando y haciendo, los regalaba, me pedían amigos y así arranqué”, comenta.

Hasta hace poco más de dos años trabajaba en una empresa de perforaciones y los cuchillos eran un hobby, que a medida que su nombre se iba haciendo conocido le demandaba pasarse horas y horas hasta las madrugadas para entregar pedido. “Lo tomaba como un hobby pero ya en los últimos años estaba consciente de que no lo era más, porque llegaba del otro trabajo y estaba hasta la madrugada haciendo cuchillos y se estaba convirtiendo en un sacrificio estar en los dos lugares. Así que me decidí y me largué a hacer cuchillos personalizados”, asegura.

Juan realiza toda clase de cuchillos y réplicas de armas de acero, desde el famoso cuchillo para el asado, históricos y hasta réplicas de película. “El cliente viene con un proyecto y yo lo llevo a la realidad y eso es lo que más me gusta, los desafíos”, admite.

De profesión “cuchillero”

Aprendizaje

Juan es un autodidacta y pese a su larga trayectoria como cuchillero todavía dice que le falta aprender un montón”. “Lo mío fue fiero y duro, a acierto y error. Porque también tuve mala suerte, cuando me quise dedicar a esto, que el que me podía enseñar que era mi padre, falleció. Y en San Francisco eran pocos los que sabían hacer un cuchillo de cero, es decir, empezar con un pedazo de fierro y terminar en un cuchillo, es todo un arte”, expresa.

Y recuerda: “Una vez una persona muy conocida de San Francisco –de la que no quiso dar el nombre- me dijo ‘No, negro, qué vas a hacer un cuchillo’ Y eso fue algo que me marcó, que alguien me dijera que no puedo hacer una cosa. No, no me rindo fácil”.

En la actualidad Juan es fuente de consulta de muchos jóvenes que quieren hacer sus propios cuchillos y acuden al maestro. “Muchos me vienen a preguntar cómo empiezo y les digo: ‘Sencillo, golpeando y quemándote las manos. Trato de darle una mano a todos los que me vienen a preguntar, porque a mí nadie me enseñó y no soy egoísta. De tanto que renegué con esto aprendí a escuchar a todo el mundo y a valorar las distintas opiniones”, sostiene.

Según Juan con los cuchillos nunca se termina de aprender: “Todavía siento que tengo que mejorar, siempre hay algo para mejorar, ojalá algún día mis cuchillos lleguen a ser 10 puntos y todos los días pienso cómo los puedo perfeccionar”.

-¿Por qué cree que en las ferias el cuchillo llama tanto la atención?

-Creo que el hombre lleva al cuchillo en la sangre, el fuego fue una casualidad, pero el cuchillo no, fue una invención. Y para mí es la herramienta principal del hogar, desde que vos te levantas a poner manteca al pan hasta que te acostás y cortás un pedazo de manzana, el cuchillo está. Por ejemplo nosotros no vamos mucho a las ferias pero porque no tengo cantidad de material para exponer, todo lo que vamos haciendo lo vendemos. Y sí, es cierto, el cuchillo en una feria llama mucho la atención, causa fascinación.

De profesión “cuchillero”

-¿Qué opina del programa “Desafío sobre fuego” en el que los herreros tienen que hacer un cuchillo en pocas horas? ¿Es posible?

-(Ríe) Con ese programa me pasa lo siguiente. Todos creen que pueden hacer su cuchillo y está bien porque cualquiera puede hacerlo. El problema es que cuando se ponen a trabajar y aparecen las complicaciones, desisten. El cuchillo lleva su proceso, conocer el material, los aceites, el templado y mucha gente no tiene paciencia. Ese programa desafía a los herreros a poner todo lo que saben. Sí, es posible hacer un cuchillo en tres horas, pero para hacer un buen producto hay que hacerlo sin presión, con toda la atención que requiere y es ahí donde se complica. A mí el proceso de hacer un cuchillo me lleva unos cuatro días de trabajo con su vaina y todo.

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