A partir de la emergencia sanitaria decretada ante el avance del coronavirus, en los comedores comunitarios y merenderos de San Francisco y Frontera también se aplican medidas preventivas.

Las mismas tienen que ver, principalmente, con la restricción de personas dentro de un mismo espacio y con la limitación del tiempo de permanencia.

En el caso de La Virgencita (Lamadrid 822), el viernes último se suspendieron todas las actividades que no tenían que ver con la merienda de los chicos: apoyo escolar, taller de arte, taller de música y el Hogar de Cristo, donde se estaban armando grupos familiares de acompañamiento a personas con adicciones. La cooperativa, en tanto, sigue trabajando pero tomando las precauciones necesarias y cortó contacto con el resto de las áreas.

En el caso de la merienda, que se otorga de lunes a viernes, la misma sigue sirviéndose pero con algunos cambios. “Se les da la merienda a los chicos pero no entran más de cuatro al salón, meriendan y cada uno a su casa. A los chicos les hacemos lavar las manos apenas llegan y antes de que se vayan. Y la gente que está trabajando, cada 20 minutos se lava las manos. Entendemos que si suspendemos esa actividad dejamos sin merienda a un montón de familias”, explicó Emilio Amé, responsable del lugar.

Agregó que para poder atender la demanda se ampliaron los horarios: “Cuando es época de clases hacemos doble turno, a las 15.30 y a las 18. Ahora, al no haber clases, hacemos un solo turno pero es más amplio. Antes hacíamos de 15.30 a 16.30 y ahora hasta las 18 con el merendero abierto dando la merienda. Y con todas las precauciones. Todo lo que usamos para dar la merienda se lava con lavandina. Esto es algo que nosotros hacemos habitualmente pero ahora lo intensificamos. Y buscamos generar conciencia de cómo lavarse las manos, para que no sea un lavado de manos rápido sino con todas las indicaciones que se estuvieron dando”.

Misma situación 

En el comedor comunitario “Los Pekeñitos” (Antártida Argentina 456 y Calle 60 Nº 358) la situación es similar. “No les podés decir que no a la merienda”, aseguró Stella Almada, a cargo del lugar.

En lo que respecta a las viandas, las familias son citadas en turnos, en horario ampliado, e ingresan paulatinamente. En lo tendiente al comedor, se trata de atender a 10 o 15 chicos por turno, respetando los espacios y la higiene.

“Mientras tanto compramos alcohol en gel y repelente. En todo momento lo estamos usando también nosotros, porque justamente cerca de donde tenemos el comedor en Frontera tenemos entendido que hubo un caso sospechoso de dengue. Y le damos a la gente para que se ponga en el momento porque no tenemos como para poder comprarle a toda la gente”, agregó Almada.

En “Compartiendo Sueños” (predio del Ferrocarril Belgrano) la medida fue más allá: cerraron sus puertas, aunque no dejaron de atender la demanda de alimentos.

“Desde que se declaró la emergencia sanitaria decidimos no abrir. Porque los sábados y los domingos los chicos tienen tareas recreativas desde las 9 hasta la una y era imposible hacerlos mantener una cierta distancia”, explicó Stella Maris Juncos, encargada del espacio.

Juncos explicó: “Entonces la medida que tomamos fue la de proveerlos de leche. Y se la llevamos, porque hace tantos años que estamos que ya conocemos a las familias y tenemos sus números de Whatsapp”.

Asimismo, a partir de una partida de leche en polvo que les llegó, por las tardes estarán repartiendo leche y galletitas. “Y los fines de semana, leche y bizcochos. Ahora estamos viendo para hacerles la bolsita con fideos y puré de tomate, todo como para ir paliando un poco la situación hasta que esto mejore”, añadió Juncos.