A comienzos del año 2000, los locutorios formaban parte del paisaje sanfrancisqueño. Las cabinas de teléfono privadas y hasta climatizadas eran muy concurridas por aquellos que debían llamar a un familiar que vivía en otra provincia o ciudad. Se cobraba el pulso nada más. No se trataba de un servicio económico, pero para muchos era la posibilidad de contactarse con aquellos que estaban otro lugar.

Con el correr de los años fueron apareciendo los cibers. Grandes salas con varias computadoras donde jóvenes y adultos las aprovechaban de diferentes formas: “chequear” el correo electrónico, ir a “chatear” o simplemente ir en búsqueda de material para trabajos escolares.

Pero el correr de los años trajo consigo avances y nuevos servicios que les hicieron más cómoda la vida a los usuarios de internet y telefonía. Así, muchos locutorios y cibers fueron cerrando sus puertas mientras que otros fueron mutando.

Más kiosco que locutorio

Patricio Rapetti adquirió hace tres años atrás el locutorio ubicado sobre bulevar 9 de Julio, frente a plaza Cívica. El negocio tenía más teléfonos que golosinas, sin embargo Rapetti debió cambiar, no tenía otra opción: “Cuando lo compré era básicamente locutorio y algo de kiosco, pero le sumé otras cosas además y reforcé la parte de kiosco para que camine el negocio”.

El local tiene cuatro cabinas, dos con salida a celulares y otras dos para teléfono fijo. Según el comerciante el movimiento es bueno porque los teléfonos se usan: “Viene gente a usar las cabinas; ya no quedan locutorios y acá saben que hay. La gente lo usa sobre todo para hablar afuera porque llamar a un celular con una tarjeta prepaga les sale muy caro”, agregó Rapetti, quien dijo que la llamada a celulares tiene un piso de 1,50 pesos.

En el comercio de José Peralta, ubicado en la esquina de avenida Buenos Aires y bulevar Roca, también hay un par de cabinas de teléfono y algunas computadoras con internet: “Las tengo porque ayudan al negocio, son un servicio más que ofrezco pero no tanto por la ganancia que se obtiene. Las máquinas se usan casualmente por personas para un trámite (digital), imprimen y se van”.

Promediando el 2010, el maxikiosco había sumado una nueva sala destinada a cibers, la que hoy ya no tiene.

Solo para juegos

Llena de pibes, así recuerda Hernán cómo estaba la sala de ciber donde trabajó la década pasada. Recuerda que el propietario del negocio comenzó con diez máquinas pero que en dos años ya tenía más de 20: “Se llenaba de pibes, todos enloquecidos por jugar a juegos en red”, contó, y aseguró que con el correr de los años era cada vez menos común el uso de parte de personas adultas. En el 2011 decidieron cerrarlo.

En la actualidad existe una sala con unas 20 máquinas en barrio Catedral, frecuentada sobre todo por “pibes” que siguen manteniendo la pasión de los videojuegos.

Números

A principios del 2000, una persona podía abonar 75 centavos la hora de internet. Hoy supera los 10 pesos. 0,25 centavos era el precio base de una llamada local en un locutorio.

Cambios

Cuando aparecieron los planes económicos de internet de banda ancha y de telefonía celular, que ofrecen hoy hasta llamar de manera gratuita a los números de la misma empresa (incluso a larga distancia), la gente ganó en comodidad y precio. Eso generó el cierre progresivo de locutorios y cibers. En la actualidad ya nadie inscribe en el municipio este tipo de negocios