Dentro del inmenso salón hay chicos que corren detrás de la pelota. Otros prefieren pintar. En los costados los colchones envueltos todavía en nylon sirven de sillón para algunos papás y mamás, también abuelos. En un largo tablón se va sirviendo la leche chocolatada y las galletitas dulces. Los pibes y pibas, alrededor de sesenta provenientes de los barrios Parque, San Cayetano y La Milka, escuchan el llamado del silbato que los invita a merendar y todos a la mesa.

Con los más chiquitos está sentada una mujer mayor, de lentes. Se llama María y se ríe un poco de su desgracia: “Tengo el pantalón mojado”, le señala a una de las colaboradoras que dispuso el municipio para atender a los evacuados por el tremendo temporal desatado el martes por la noche que tuvo su peor versión al día siguiente: “Lo único que logré salvar y traerme fue algo de ropa interior”, agregó entre risas.

María vive en el ex ferrocarril Mitre, casi en la intersección de Las Malvinas y San Lorenzo. Asegura que tras la construcción de dos canchitas de fútbol a su alrededor su casa quedó “como en un pozo”. Si bien cada lluvia le genera problemas, la de esta semana fue la peor: “A las 7.30 cuando nos levantamos con mi marido vimos que el agua empezó a entrar y nada la paraba, ni las bolsas con arena”. Por ello debieron levantar algunos muebles, aunque no todos. Ya sabe que algunos se van arruinar: “Había como cuarenta centímetros de agua adentro; mi marido se quedó en la casa por temor a que nos roben”, dijo la mujer que fue evacuada junto a sus ocho nietos.

Pintando soles

En el fondo del salón el artista Lucas Abrate repartió pinceles y los chicos crearon a su manera. A escasos metros, la dupla de artistas que forman La Parlota Circo les hizo una función especial. Ente tantos pies descalzos y ropa húmeda se pudieron ver rostros sonrientes.

“Está saliendo el sol, no va a llover más”, le afirma una pequeña de rulos a su mamá. Pero fue solo una mancha amarilla que regalo el cielo ante tanto gris.

Pegadito al escenario está sentado Juan Carlos (65), otro de los adultos que llegaron a la Rural. Salió de su vivienda de Padre Gervasi en horas de la mañana porque “rebalsaron las cloacas”, explicó. Recuperándose de un Accidente Cerebro Cardiovascular (ACV) desde hace unos meses, no le quedó otra que salir a buscar refugio. Caminó hasta el salón de usos múltiples de barrio Parque para recibir ayuda: “El agua me llegaba hasta las rodillas”, jura.

Afuera, en ese miércoles a la tarde, todavía hay agua en las calles de San Francisco. Los chicos se olvidan por un rato del mal momento que pasaron horas atrás y buscan al rey sol, que sigue negándose a aparecer.