Varios locales nocturnos que para funcionar en la pandemia dejaron de lado su actividad de boliche o pub para cumplir con un protocolo gastronómico, vienen recibiendo en el año un llamado de atención o terminan con una clausura por no respetar la norma vigente. En lo que va del año, según se informó, son cuatro los negocios que terminaron con la actividad interrumpida.

El secretario de Gobierno de la Municipalidad, Damián Bernarte, aseguró que esta conducta pone en riesgo la continuidad de la actividad, por lo que apeló a la responsabilidad social no solo de los empresarios, sino además de quienes concurren a estos espacios.  

Según Bernarte, la clausura es una medida que se toma en última instancia, porque la intención es “dejar trabajar”. Sin embargo, el funcionario sostuvo que si se sigue aglomerando público dentro de los locales y generando la circulación de personas en estos lugares sin respetar el protocolo, traerá aparejado restricciones en horarios o días.

“Si no se reflexiona, si no entendemos que hay que cumplir un protocolo, evaluarlo cada uno de nosotros como individuos que vivimos en sociedad, vamos a convivir con una sociedad caótica que solamente entiende la aplicación de medidas de carácter restrictivo”, afirmó el secretario de Gobierno en una entrevista con El Periódico.

- Cada mes existe alguna que otra clausura de un local nocturno por no cumplir con el protocolo gastronómico, con el cual pueden abrir sus puertas en este momento de pandemia. Pasó el último fin de semana, con un pub que ha reincidido en esta conducta. ¿Cuál es el análisis que realiza?

Lo que pasa en San Francisco es una realidad que sufren también otras localidades, al menos en Córdoba. No estamos en una isla. Primero se nota una pérdida de conciencia de la enfermedad, sigue habiendo un grupo de vecinos que se cuidan pero otro número más grande relajó sus cuidados. Y en segundo lugar, al haberse resentido la actividad económica hay una necesidad por parte de los empresarios de recuperar lo que se perdió y al tener al momento estadísticas que indican que no hay tanta cantidad de personas enfermas por coronavirus en la ciudad o que no son muchas las camas ocupadas en el hospital, flexibilizan cada vez más los cuidados y controlan menos puertas adentro.

- Son dos variables, el relajamiento por un lado y lo económico por otro.

Sí, ambas se cruzan. El bajo número de enfermos que se informan, por un lado, más la necesidad de juntar dinero en la noche, lo que tiende a disminuir los controles. Esto lleva a que no se cumpla el protocolo establecido, se genera una situación donde si el Estado controla a empresarios y concurrentes esto molesta, pero si el Estado no lo hace, al resto de la población que no tiene un interés de que vaya en ese sentido con esa actividad, reclama esta falta de control.

- ¿Qué consecuencias puede haber en el corto plazo si el comportamiento no cambia?

Lamentablemente todas las decisiones traen consecuencias. No estamos tomando conciencia de que si seguimos relajados en los cuidados y cumplimientos del protocolo sucederá que cuando la cantidad de personas enfermas aumente, esas actividades deberán soportar una restricción que será en cuanto a horarios o días. El hecho de haberse desbocado la situación en un período donde el número de personas enfermas es bajo, esto de habernos descuidado, va a llevar que en el algún momento si no cambiamos la actitud en estos lugares donde concurre mucha gente o donde no se toman los cuidados se van a generar las condiciones para que se propague el virus y ante ello lo que se vino aplicando en todo el mundo que son medidas de carácter restrictivo.

- Había un compromiso de respetar el protocolo, de lo contrario no podían volver a la actividad. Evidentemente esto no sucede.

Sucedió que como la actividad no funcionaba y ante la necesidad de trabajo existía un fuerte compromiso de cuidados cumpliendo los protocolos. Pero a medida que fue pasando el tiempo se fue buscando la manera de generar más ingresos. Y en algunos locales que se habilitaron como gastronómicos pero que son pubs o boliches funcionan mejor con la gente circulando. Por lo tanto, se nota que hay un momento donde se cumple con el protocolo gastronómico que exige que los concurrentes deben estar sentados, en mesas que no superen las seis personas, pero la verdad es que cuando pasan las horas a los fines de la rentabilidad se empieza a permitir la circulación de personas y en algunos casos se permite que la gente baile. En este sentido, la Municipalidad no tiene un ejército de inspectores para controlar de manera simultánea y sistemática. Quienes firmaron el compromiso de respetar el protocolo vigente son los empresarios y deben controlar lo que sucede en su local.

- ¿Cuál es la justificación de los propietarios de estos lugares que se exponen constantemente a una sanción?

Hay una necesidad de facturar en un momento económico crítico, donde hay costos fijos muy altos, pagos de alquileres, proveedores y personal. En ese tipo de locales que fueron habilitados como gastronómicos por la pandemia para que puedan trabajar es más negocio que la gente circule y entonces se prioriza la cuestión económica que uno la entiende pero que en realidad terminará generando problemas sanitarios. Cuando las condiciones se den para que vuelvan a aparecer muchos casos de Covid en la ciudad, lo que se espera con la llegada del otoño y el invierno, en lugares cerrados con mucha concurrencia de gente, sin barbijo y sin distanciamiento, se van a producir condiciones adecuadas para el contagio. Si seguimos la línea de razonamiento estas actividades como se están desarrollando no serán factibles, por eso hay que respetar los protocolos a los fines de no aplicar medidas restrictivas. La pandemia no pasó, vemos como recrudeció en Europa la cantidad de casos y es lógico que eso suceda en nuestro país. Si no tomamos conciencia y en lugar de protestar por lo que nos falta no valoramos lo que tenemos, vamos a terminar con restricciones que van a perjudicar más la actividad económica.

- ¿No se evalúan sanciones más fuertes teniendo en cuenta que la sensación es que en casos puntuales no molesta una clausura?

La ordenanza establece que ante la reiteración de infracciones puede haber clausuras por lapsos de tiempo determinados. Lo cierto es que el endurecimiento de las sanciones no trae aparejado el mejor cumplimiento de la ley. La gente en ese caso ya no respetará el protocolo en ese lugar clausurado, pero lo hará en otro. Y si tenemos todos los lugares cerrados, se buscarán otros sitios para divertirse. Hay un tema de responsabilidad social también de parte de la comunidad. Entendemos las necesidades de los empresarios, de los vecinos de distraerse, pero hay que saber que la pandemia no terminó, que no se puede volver a conductas que teníamos antes de marzo de 2020 y necesitamos cuidarnos, caso contrario vamos a perder lo que logramos. La Municipalidad tiene interés de que todo funcione de la forma más parecida de lo que llamábamos normalidad. Y damos muestra de eso, la actividad gastronómica se extiende hasta un horario que supera a la mayoría de las ciudades de Córdoba, entonces no se puede decir que tenemos intención de entorpecer el trabajo.

- ¿Considera acertada esa decisión teniendo en cuenta la respuesta?

Fue acertada porque disminuyó la cantidad de fiestas clandestinas y las ventas a través de delivery de bebidas alcohólicas, y tuvo que ver con esta posibilidad de extenderla actividad gastronómica más tiempo. Es un momento para reflexionar y prevenir y no perder lo construido.