En la escuela José María Paz, ubicada en barrio Parque de San Francisco, la virtualidad en las clases prácticamente no existe y la continuidad del ciclo lectivo para más de 200 niños y niñas se sostiene gracias a un esfuerzo denodado de directivos y maestras que se las ingeniaron para seguir brindando contenidos educativos a través de cuadernillos de papel que confeccionan con una fotocopiadora que terminaron adquiriendo con dinero de sus propios bolsillos.

Así, el papel, ese soporte que viene desapareciendo cada vez más de los ámbitos de la administración pública y privada, sigue siendo el sostén de esta escuela estatal ubicada para mantener la educación a distancia.

“A este colegio asisten 211 estudiantes y cada uno arrastra una realidad particular que le dificulta la vinculación con la escuela. En nuestra comunidad educativa la mayoría de las familias no cuentan con teléfonos con acceso a internet o ni siquiera tienen una computadora en la casa. No siempre tienen carga en el celular, entonces nosotros a la virtualidad tuvimos que dejarla de lado”, explicó la directora del establecimiento, Elizabeth Fernández.

Por esta razón, desde el año pasado, directivos y maestras comenzaron a arman sus propuestas escolares en cuadernillos. Para ellos alquilaron una fotocopiadora a una empresa local y las mismas docentes comenzaron imprimir y entregar los módulos educativos a los padres y madres de los alumnos.

“Logramos crear y mantener grupos de WhatsApp con los papás de los chicos-agregó Fernández-, pero si enviábamos archivos en PDF eso implicaba que los cuadernillos los tendrían aquellos que tuvieron dinero para llevarlos a imprimir, porque computadoras con impresoras ninguno tenía. Entonces, para asegurarnos que el cien por ciento de los chicos tenga el material para trabajar, nos organizamos con las docentes, alquilamos una fotocopiadora para la escuela, que la pagábamos cada maestra todos los meses, y así continuamos trabajando este año”.

“Virtualidad”: docentes compraron fotocopiadora para entregar cuadernillos a sus alumnos

De izq. a der.: Elizabeth Fernández, María Soria y Balbo Mosetto junto a la máquina adquirida.

Adaptación

Una vez por semana el grupo de docentes de la institución se organiza para imprimir los respectivos cuadernillos para cada alumno y alumna de su grado. Luego, sobre el fin de semana, las maestras y las directoras arman una especie de mostrador con varias mesas a lo largo donde colocan los cuadernillos de cada grado y allí se acercan los padres, que retiran las respectivas tareas y a su vez van dejando las ya realizadas.

“Uno tiene que amoldarse a la comunidad. A lo mejor es más trabajo, más costo, pero nosotras queríamos que nuestros niños puedan aprender y tengan la posibilidad de acceder a los materiales. Si nos hubiésemos quedado con las clases virtuales o los PDF para que impriman los papás, tal vez un 50 por ciento de nuestros alumnos hoy estaría fuera del sistema”, resaltó la directora.

Según los docentes, llegaron a gastar más de 5000 pesos mensuales en el alquiler de la fotocopiadora. Por ello, este año decidieron hacer una inversión y comprar la máquina.

“Decidimos comprarla porque es sumamente necesaria para esta comunidad- reveló María de los Ángeles Soria, vicedirectora suplente-. En el barrio no hay un kiosco cerca que pueda hacer copias y también iba a servir para las cosas de la dirección. Las 12 docentes que integramos la escuela hicimos un aporte y la terminamos comprando”.

“Virtualidad”: docentes compraron fotocopiadora para entregar cuadernillos a sus alumnos

Seguimiento

Una vez que se entregan los cuadernillos los alumnos van trabajando sobre las tareas y ante alguna consulta los grupos de WhatsApp aparecen como alternativa para explicaciones de los maestros. Inclusive también se despejan dudas cada vez que los padres se acercan a retirar los cuadernillos.

“Más que virtual, es un trabajo a distancia, con intervenciones docentes. Los chicos que pueden, se conectan por WhatsApp”, subrayó María Reyna Balbo Mosetto, maestra de sexto grado.

Esta docente fue la única que logró que su curso pudiera bajarse la plataforma Meet y brindar clases virtuales, pero solo para ocho de sus 14 alumnos.

Por otra parte, la directora de la escuela también señaló que en varias oportunidades tuvieron que realizar visitas domiciliarias a los alumnos cuyos padres no se acercaban a retirar sus cuadernillos: “Tuvimos que encargarnos de llegar hasta esos hogares para saber qué pasaba, hemos llevado los cuadernillos y comenzamos un seguimiento más exhaustivo. Gracias a Dios se pudieron rescatar a esos chicos. En el medio nos encontrábamos con familias numerosas cuyos papás no podían acercarse al colegio o la mamá no sabía cómo ayudarlos, entonces no retiraba las copias. Problemas familiares, mudanzas y muchas realidades”. 

En este sentido, las tres docentes lograron resaltar el acercamiento que se dio con la comunidad. “Si bien siempre existió, esto nos permitió saber más de nuestros chicos y las dificultades que atraviesan, y además entendernos más con los papás”, finalizaron.

“Virtualidad”: docentes compraron fotocopiadora para entregar cuadernillos a sus alumnos

Virtuales, pero no alcanza a todos

En las zonas más pobres del país, solo uno de cada 10 niños tuvo en 2020 la oportunidad de clases a través de plataformas digitales. El dato surge del último informe sobre la pobreza en Argentina del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (Odsa) y Cáritas Argentina.

El documento, difundido días atrás, revela que durante el año pasado solo el 29,8% de los chicos y las chicas argentinas tuvo educación virtual a través de plataformas. En el estudio se advierte la enorme brecha social: en el sector bajo marginal el porcentaje de acceso fue de 11,7% mientras que en el alto, de 72%.