En nuestra ciudad está creciendo una tendencia propia de las grandes ciudades y sobre todo de las épocas de crisis económica. Desde hace un tiempo son muchos los comensales que deciden pedir las sobras de su plato para llevar a casa.

Se trata de una práctica más que aceptada en Estados Unidos, China y países de Europa, que incluso han reforzado esta tendencia con el uso de las denominadas “doggy bag” (bolsita para el perro) que puede ser de aluminio, plástico o cartón.

Hoy esa demanda empieza a ser usual en los establecimientos de la ciudad, sobre todo en resto- bares y pizzerías. En restaurantes, la tendencia existe pero es mucho menor. 

Claudio, titular del resto-bar Club Zen, manifestó que el fenómeno se da más que nada los fines de semana. “Sobre todo viernes o sábados. Cuando sobra algo de pizza o algún lomo que dejan a la mitad, los clientes le piden al mozo que se los envuelva para llevar”, indicó. Según el comerciante, “los casos más comunes se dan con grupos grandes de mujeres que piden bastante comida y como les sobra demasiado, deciden llevarse las sobras”.

Algo natural

Según Claudio, el pedido de los clientes, que podría generar cierto pudor en una sociedad como la nuestra, se da manera natural. “La gente ha perdido un poco la vergüenza y le pide al mozo que le guarde la comida sin ningún problema”.

Según el propietario la tendencia es común en las grandes ciudades. “Semanas atrás recibimos al elenco de Barbierísima, unas 30 personas, y nos pidieron llevarse las sobras. Para ellos es más normal”, recordó. Inclusive contó que en restaurantes de Rosario algunos comensales se llevaban hasta el vino y la soda. “En mi local nunca me ha pasado”, aseguró.

Por su parte, Matías, propietario de pizzería Lo de Raffaelo, también coincidió en que llevar las sobras es un fenómeno de estos últimos tiempos. “Cuando sobra media pizza, o medio lomo, la gente pide llevar las sobras. Le preguntan al mozo y le damos los restos en una caja de pizza. En otros años no se veía, no sé si será por la crisis, para no desperdiciar o porque se perdió el pudor”, comentó.

En restaurantes es menos común

Según Mauro, encargado del restaurante Bahía, ubicado en pleno centro de la ciudad, “en nuestro local no es una práctica muy frecuente. Se da, pero de 30 clientes sólo uno pide las sobras”, precisó.

“Por ahí al ser un lugar tan céntrico a lo mejor le da vergüenza salir a la gente con las sobras –agregó Mauro-. Pero también hay que ver la manipulación que después le da el cliente a esa comida. Porque a lo mejor la deja en el auto por largo tiempo y recién después la colocan en la heladera y eso puede generar algunos inconvenientes. Por eso en muchos lugares no permiten  llevar las sobras por ese motivo. Es por una seguridad para la empresa y para el cliente”, finalizó.

Sin embargo, la tendencia comienza a manifestarse, de a poco en los comensales, que quieren aprovechar lo que pagaron. ¿Continuará extendiéndose?  


La comida ante todo


En Estados Unidos, los comensales tienen el concepto de que, como pagaron por sus platos, el contenido les pertenece. Pedir lo que sobró está lejos de ser socialmente condenable, sea en un restaurante lujoso o familiar.


Pero la costumbre de la comida todavía no se trasladó al vino, pues en EEUU, hasta hace poco, nadie podía circular por la calle con una botella de alcohol abierta. Recién en 2005 se aprobó una ley que permite llevarse el vino sin terminar de un restaurante, si se le coloca el corcho y se guarda en una bolsa transparente. Eso sí: el contenedor tiene un sellado especial que sólo permite abrirla si se corta, para evitar el consumo en público. 


En México DF también es común que las personas se lleven la comida que sobra. Los mozos no lo proponen, sino que suele ser una iniciativa de los clientes.