El 28 de marzo de 2009, cuatro mil almas vibraron por casi tres horas en el recital que Callejeros ofreció en San Francisco, una de las primeras ciudades que los recibió luego de la tragedia en el boliche Cromañón –ocurrida el 30 de diciembre de 2004-, hecho que terminó quebrando a una banda que iba camino a convertirse en una de las más icónicas del rock nacional.

Fue el gobierno municipal de Martín Llaryora el que apostó culturalmente en ese momento por un grupo que era observado desde varios sectores y que anteriormente había tenidos dos intentos de presentación en la ciudad. Finalmente, la tercera fue la vencida.

El recital se realizó en el predio de la Sociedad Rural, al aire libre y con un límite de venta de entradas, las que volaron enseguida. No hubo venta en puerta. Además se dispuso un gran operativo de seguridad que contó con alrededor de cien uniformados, el doble de efectivos que requiere cualquier tipo de evento de estas características, lo que según los organizadores, llevó tranquilidad a toda la comunidad, en especial a los barrios aledaños al predio ruralista.

La previa y el fantasma de Cromañón

El show fue un sábado pero los fans de Callejeros empezaron a arribar a la ciudad unos dos días antes, copando la costanera. Con ellos aparecieron los puestos de venta de banderas y remeras.

A 12 años del show de Callejeros en San Francisco, pos tragedia de Cromañón

Los controles fueron exhaustivos desde ese momento por parte del personal policial. Nada de bengalas y pirotecnia, no había lugar para disgustos ni errores.

Familiares de víctimas de Cromañón aseguraban que iban a estar presentes. En los días previos, incluso, se mostraron preocupados porque se cumpla el compromiso de que sólo se vendan los cuatro mil tickets anunciados, ya que, según su experiencia, era una promesa que solía caer en saco roto.

El show, con 30 canciones

Las puertas de la Sociedad Rural abrieron a las 19, aunque el recital iba a iniciar a las 21, momento en que Patricio Santos Fontanet subió al escenario y abrió la noche con “Guiños”. Enseguida, los trapos y las remeras empezaron a revolearse, mientras que globos de color negro y amarillo tomaban altura lanzados por un grupo de sobrevivientes, familiares y amigos de víctimas de Cromañón, quienes llevaban a cada lado el lema: “Basta de culpar a Callejeros”.

La lista de 30 temas incluyó varios éxitos como Otro viento mejor; Vicioso, jugador y mujeriego; Presión; Prohibido; Tan perfecto que asusta; Sed; Imposible; Los invisibles y un cierre descollante con Ilusión.

A 12 años del show de Callejeros en San Francisco, pos tragedia de Cromañón

Durante el show, Fontanet no hizo referencia a la tragedia vivida en 2004 en ningún momento, la cual les costó la vida a 194 personas y dejó heridas a otras 1400. El líder de la banda dialogó poco con el público, se mostró algo frío y se despidió de San Francisco anunciando una nueva fecha para tocar el 25 de abril de 2009, en Santa Fe.

Lo que vino después para la banda

A 12 años de ese recital, los músicos de Callejeros se reciclaron en distintas bandas.

Judicialmente, en un primer momento el Tribunal Oral en lo Criminal 24, absolvió a los músicos, pero luego de las apelaciones, la Cámara de Casación Penal también halló responsable a Callejeros.

Tras un largo derrotero judicial, en 2016 la Corte Suprema de Justicia dejó firme las condenas por estrago culposo seguido de muerte, cohecho e incumplimiento de los deberes de funcionario público, oportunidad en la que volvieron a ser detenidos todos los imputados, entre ellos los músicos.

En 2017, obtuvieron la libertad condicional el guitarrista Elio Delgado, el bajista Christian Torrejón, el saxofonista Juan Alberto Carbone, condenados a cinco años de cárcel; y Maximiliano Djerfy, a tres años, mientras que el líder de la banda, “Pato” Fontanet, fue excarcelado en 2018 tras cumplir más de la mitad de la pena a siete años que le habían impuesto.

El único que sigue en prisión es el baterista Eduardo Vásquez, pero por el femicidio de su esposa Wanda Taddei (29), por el que recibió prisión perpetua.