Héctor González (68) estaba internado hacía ya cuatro años en una clínica neuropsiquiátrica de La Plata cuando, el viernes por la tarde, personal del establecimiento le informó a la familia que el hombre había fallecido pocas horas antes. Todo trascendió como una muerte natural, pero el caso dio un giro por completo luego de que se comprobara que en realidad había sido asesinado.

Les entregaron el cuerpo vestido, algo que prácticamente ya no se hace; y con una camisa con botones cerrada al cuello, pero durante el velorio una de sus familiares se acercó al cajón y decidió abrir los botones: halló marcas compatibles con un ahorcamiento. La familia entró en crisis y decidió llamar a una médica del establecimiento, que negó que tanto ella como sus compañeros hubieran visto las marcas mientras lo atendían.

"No fue así como nos quisieron contar. Nos avisaron que mi tío falleció el viernes a la tarde, por un fallo cardíaco a las 22 fue el velorio, tuvimos solo media hora. Mi tía se acercó a él y le descubrió las marcas, llamamos a una médica preguntándole si le había visto las marcas y ella dijo que estuvo, que lo había revisado, que le habían hecho RCP pero que las marcas no las había visto. Y eran muy notorias las marcas, la camisa la tenía prendida hasta el último botón", contó Gisela, sobrina del hombre, en diálogo con Todo Noticias.

Frente a las sospechas, la familia contactó a la policía y a la Justicia, cuyas autoridades dispusieron la realización de una autopsia. El estudio fue determinante: González no murió por causas naturales sino "por compresión" o asfixia y ahora se investiga un homicidio.

La familia está en shock y Gisela pidió encarecidamente "saber quién lo mató, por qué, y nadie nos está dando respuestas, menos la clínica".

"La autopsia no deja lugar a dudas, dice muerte por compresión (asfixia). Alguien tuvo la intención, incluso nosotros no sabíamos cómo había fallecido, nos dijeron que lo habían encontrado en el baño", señaló la mujer, compungida.

Fuente: 0223