La Policía de Neuquén inició la búsqueda del pequeño Erik Zaitsev Rusakov, de 8 años, quien se encuentra desaparecido. Los familiares apuntan como responsable al padre del chico, el ciudadano ruso Kilin Adrián Zaitsev, que se cree un “enviado de Dios” y ya ha estado en la cárcel por violencia familiar, además de protagonizar episodios bastante peculiares.

Según explicó el jefe de la dirección seguridad de Añelo, Claudio Vinet, el nene estaba bajo el cuidado de sus tíos en una vivienda ubicada a la vera de la Ruta Provincial 17, a la altura del kilómetro 182, en una colonia rusa. Fue el sábado pasado cuando notaron que el progenitor se acercó a la zona. Mientras que el martes a la 0.40 “radicaron la denuncia porque desde la tarde no encontraban al niño”.

“La búsqueda se centra en Fortín Vanguardia, que es río (Neuquén) abajo. Toda la zona se rastrilla”, precisó el comisario Vinet y detalló que el rastrillaje es llevado adelante por baqueanos de la zona, personal de Comisaría 49 de Vista Alegre, de Seguridad Metropolitana, de la División Montada y Canes, de la División Aeronáutica con el avión sobrevolando la zona, entre otros participantes.

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De acuerdo con el medio local LM Neuquén, el pequeño Erik Zaitsev fue visto por última vez con una persona, ambos a caballo y cruzando el río Neuquén en dirección a Rincón de los Sauces. Esta versión coincide con lo dicho por el comisario Vinet sobre que un puestero denunció la falta de uno de sus caballos.

Se cree el mesías

El ciudadano ruso-uruguayo Kilin Adrián Zaitsev, papá del menor que es buscado, tiene una historia de vida llamativa.

Durante muchos años atendió a pacientes en Paysandú, Uruguay, aunque había aclarado que la mayoría de sus conocimientos provienen de un monasterio ortodoxo en los montes de Siberia. En ese momento, en 2016, atendía en forma transitoria en la Pastoral de Migraciones y tenía la idea de levantar un centro terapéutico, un sitio donde ellos puedan atender las dolencias de la gente con su método tradicional.

En 2020, Zaitsev quedó preso en Bolivia por violencia familiar. Incluso se conoció que en 2021 intentó fugarse por los techos, esconderse en un depósito de agua y hasta se hacía llamar el Mesías.

“Cuando le preguntaron si había pegado a su mujer, respondió que sí, que lo había hecho a propósito porque era a la cárcel de Palmasola donde debía ir. Detrás de las rejas, se veía sus manos y pies perforados y levantó su túnica para mostrar una herida en el costado. Dijo que unos rusos vinieron y lo crucificaron, pero que sobrevivió”, describió el portal boliviano EJU.TV.

Pero para la familia, en realidad, el sujeto padece problemas psiquiátricos. De allí la preocupación de lo que pueda pasar con Erik.

Antes de su episodio en Bolivia, allá por 2014, el ruso estuvo asentado en la zona de Vaca Muerta, donde vivía en una colonia rusa con su familia (la misma zona donde estaba el pequeño con sus tíos al momento de su desaparición). Allí cultivaban verduras orgánicas y él se dedicaba a la fisioterapia.

En cuanto a la madre del nene de 8 años, se encuentra desde agosto en Bolivia. (Fuente: Los Andes)