Con la puesta en funcionamiento de las bicisendas en San Francisco y mientras se esperan que continúen avanzando las etapas siguientes, estudiantes de segundo año de la carrera de Diseño Industrial proyectaron distintos “puntos seguros”, elementos contemplados en el proyecto municipal y que serán puestos a disposición desde el Centro Regional de Educación Superior (CRES).

Pablo Ambrosino, titular de la carrera, aseguró que los estudiantes de Diseño Industrial se forman con las demandas del territorio, las cuales deben responder: “Son demandas que tienen que ver con productos y experiencias, es mejorar la calidad de vida de las personas”, explicó a El Periódico.

Los “puntos seguros” son lugares de uso gratuito que se piensan ubicar en sectores estratégicos de la ciudad para que los vecinos que circulen en sus rodados puedan acceder a distintos servicios ante inconvenientes en sus recorridos, tales como: resguardar la bicicleta; acceder a un estacionamiento con seguridad para hacer reparaciones menores e inflar las gomas de sus ruedas, por ejemplo.

Ambrosino calificó el proyecto de “ambicioso” ya que fue abordado por estudiantes de segundo año de la carrera, que cursaron desde que ingresaron en la virtualidad: “Se realizaron cuatro proyectos, son ideas que llegan a los niveles en base a relevamientos que hacemos  donde se ponen sobre la mesa de trabajo demandas que hay en distintos sectores, en este caso la señalética, los equipamientos para bicisendas”, dijo y agregó que fue un pedido tanto de la Municipalidad de San Francisco como de la Universidad de Villa María que trabaja para tener un campus más sustentable.

Días atrás, el flamante intendente Damián Bernarte conoció los modelos ya creados y se manifestó “muy entusiasmado” en seguir potenciando el proyecto de las bicisendas nacido de cuando era secretario de Gobierno.

Según lo estipulado por los estudiantes que participaron del proyecto, la ciudad necesitaría entre 12 y 15 “puntos seguros”, un producto que no requiere de matricería, cuya escala de producción es baja o mediana, característica que lo harían económico.

Un modelo contado por sus creadores

Los estudiantes Mariana Bustos y Franco Tomé trabajaron en la creación de un modelo de “punto seguro” y contaron en detalle cómo llevarían a la práctica.

Bustos recordó que incluye a todo tipo de micromovilidades y vehículos ligeros (bicicletas, patines, monopatines eléctricos, skate) para distancias medianas y cortas en zonas urbanas: “Comenzamos a investigar qué vehículos se usaban en las bicisendas y vimos que si había un problema en el recorrido la persona no tenía un lugar para poder solucionarlo”.

En este sentido, Tomé agregó lo más relevante de la primera etapa de investigación fue consultar a los usuarios, a través de encuestas, respecto a si tendrían inconvenientes de arreglar por cuenta propia alguna falla que surgiera en el recorrido: “La mayoría dijo que sí y ese fue un puntapié para arrancar. Otra cosa importante es que sostuvieron que lo harían, aunque no tengan tanto conocimiento en el tema”.

La estudiante –también arquitecta- aclaró que se trata de un “producto sistémico” que cuenta con distintos componentes: un soporte principal para bicicletas, donde se tuvieron en cuenta cuestiones ergonómicas de distintos usuarios (estatura, por ejemplo); una bandeja para apoyar elementos, un lugar para colgar herramientas, un inflador de pie, una rampa, entre otras cosas.

Tomé manifestó que los materiales utilizados son acordes a los que se puede encontrar en los negocios de la ciudad: “La idea era crear un proceso simple y sobre todo que se pueda hacer en la ciudad”.

Por último, ambos coincidieron en que sería una satisfacción para ellos que alguno de los modelos nacidos en el laboratorio del CRES se termine utilizando en las calles de la ciudad.