Santiago González, elegido mejor jugador de la temporada pasada, y uno de los referentes del actual plantel que milita la segunda categoría del básquet nacional, habló de su presente en San Isidro, de la temporada anterior y qué espera para la venidera.

El pivot llegó al club de calle Corrientes en julio del año pasado proveniente de Echagüe de Paraná. En la temporada pasada disputó 48 partidos, en los que promedió 13,3 puntos; 33,5 minutos; 12,6 rebotes y 0,8 asistencias.

Tuvo ofertas de la categoría superior (más precisamente de Argentino de Junín) junto a otras de equipos del TNA (Unión, Villa Ángela), pero eligió quedarse otra temporada en el equipo de nuestra ciudad.

¿Cómo viviste ésta primer temporada en San Isidro, tanto en las cuestiones deportivas, como también en el hecho de integrarte a un nuevo grupo de trabajo?

Me sentí muy cómodo, que creo que es lo más importante. Desde que San Isidro está en el TNA, lo vi siempre como un club muy organizado, tanto en lo que uno podía ver, como en lo que te contaban acerca del club, y cuando me llamaron en el 2016 para venir a jugar, realmente me puse muy contento. Era un llamado de un club que en algún momento dije: “Qué lindo sería jugar en ese club”, y se me dio finalmente la posibilidad. Acá me abrieron muchísimo las puertas, tanto a nivel humano como a nivel laboral, no sólo para mí, sino también para mi familia, garantizándonos la comodidad en cuanto a vivienda, y todas las demás prestaciones que se te ocurran. 

¿Con qué te encontraste cuando llegaste al club?

Me encontré con un técnico que es muy abierto a la comunicación, que fomenta mucho el “feedback”, tanto dentro del plantel, como así también entre el plantel y el cuerpo técnico, que eso en lo personal lo valoro mucho. Saber qué piensa el jugador, qué quiere, estar dispuesto a escuchar opiniones y consejos. Creo que logramos construir un grupo con un muy buen material humano, y eso ayudó mucho también a que Durley (Jonathan Durley, la ficha extranjera con la que cuenta el plantel) se integrara muy rápido al equipo.

¿Cómo viviste la temporada anterior en cuanto a lo deportivo?

Creo que tuvimos un torneo muy irregular. Por momentos pensábamos que nuestra principal arma era la defensa, le prestábamos especial atención a eso, y después al momento de enfrentar a determinado rival, perdíamos por una gran diferencia de puntos. Creo que a lo largo de la temporada no llegamos a darle ese “sello distintivo” al juego del equipo, lograr generar una imagen sólida en cuanto al esquema de juego. Pero creo también, que esa irregularidad la fuimos corrigiendo y modificando, y en la instancia de playoffs comenzamos a crecer mucho y levantamos el nivel.

¿Qué expectativas tenés para esta nueva temporada?

Algo muy importante fue repetir la base del equipo, al igual que el técnico, porque te permite seguir creciendo en la misma línea en la que se venía trabajando. Cuando los equipos repiten la base generalmente logran una performance igual a la de la temporada anterior, e incluso la mejoran, espero que este año sea el caso. Veo también que desde la dirigencia del club y desde el cuerpo técnico, se está apostando mucho a una inclusión muy fuerte de los juveniles. Me parece excelente que se empiece a formar la cantera, que pueda llegar a jugar profesionalmente en un futuro en el club. 

Siguiendo con esa línea, ¿cómo ves el presente de las categorías inferiores del club? 

Veo mucha calidad, veo chicos con mucho futuro. Y me gusta mucho la combinación que se genera, entre lo que podamos aportar los jugadores con más experiencia, y esa energía y el cambio de ritmo más frenético que traen los jugadores más jóvenes. Desde nuestro lugar poder acompañarlos en este crecimiento, poder aconsejarlos, darles esa palabra justa, poder alentarlos. Pero sobre todo, hacerlo desde la tolerancia, que me parece que acá es lo fundamental. Si tengo que elegir dos conceptos que definan esto, serían: el límite justo y la tolerancia necesaria. El hecho de poder marcar los límites que sean necesarios, pero siempre desde la tolerancia.