El argumento central que se expone a la hora de proponer los torneos largos, lo que van desde agosto a junio, para el fútbol grande es que este tipo de competencias favorece los proyectos largos y la estabilidad de los entrenadores en su cargo. Sin embargo, los principales torneos del ascenso refutan fecha a fecha esta idea y muestran claramente que en el fútbol de hoy nada garantiza una estadía larga y tranquila para los técnicos. Y las pruebas están a la vista con una movida que involucró a la mayoría de los clubes. No se salvaron ni los ídolos, ni tampoco algunos que estuvieron bien arriba en la tabla durante casi todo el semestre y, en algunos casos muy puntuales, hasta hubo más de un cambio en una misma institución.
El repaso por la grilla de entrenadores de la “B” Nacional marca que dieciséis de los veintidós participantes cambiaron su conductor táctico en este primer semestre que se cerró con la mitad del calendario oficial. Solamente mantuvieron en sus cargos a sus entrenadores los dos mejores equipos de la competencia, Banfield y Defensa y Justicia; Crucero del Norte que se convirtió en la sensación de esta primera parte; Independiente Rivadavia y Patronato que confían en sus apuestas y Brown de Adrogué que, de la mano Pablo Vicó, es una verdadera excepción ya que arrastra una continuidad casi inédita (al estilo de lo que fue Giunta en Almirante o Pepe Romero en All Boys) de cinco temporadas en este ítem.
El resto movió el tablero. Algunos consiguieron revertir de manera asombrosa tanto la imagen del arranque como los resultados y otros dan la sensación que todavía no saben bien donde están parados. Independiente arrancó con el trauma del descenso a cuesta y Miguel Brindisi tuvo que abandonar el barco en las primeras fechas y con el equipo sumergido en zona de descenso. La llegada de Omar De Felippe sacudió la estantería y el Rojo pasó del puesto diecinueve al tercero casi sin escalas. Mientras tanto, el resto de los clubes que cambiaron sobre la marcha, todavía están buscando una identidad futbolística que les permita rumbearse hacia los objetivos.

Cuatro, de cero. Algunos entrenadores arrancarán de cero en el 2014. Y si bien la temporada del ascenso están en la mitad de su curso es, de alguna manera, un punto de partida para ellos que tienen la posibilidad de conocer y trabajar con sus nuevos jugadores a lo largo de toda la pretemporada, es decir sin la presión y la exigencia que implica asumir un martes y saltar al escenario el sábado. En esta situación aparecen cuatro entrenadores de equipos del interior en la B Nacional: Fernando Quiroz (Douglas), Mario Sciaqua (Gimnasia), Dalcio Giovagnoli (Sp. Belgrano) y Rubén Forestello (Talleres).

La Mañana de Córdoba