Mario Morales es sinónimo de gol y de desequilibrio, en San Francisco y en toda la región; uno de los tantos hombres de oficio que tiene el fútbol local. El jugador transita sus 38 años y sigue más vigente que nunca defendiendo los colores de Defensores de Frontera en la Liga Rafaelina.

El delantero admite que está en sus últimos años de carrera y humildemente señala que se le está “terminado la pólvora”, pero en cada fin de semana parece que sucede todo lo contrario. Viene de anotar un verdadero golazo en la fecha pasada y no se conforma porque piensa en los objetivos colectivos.

Jugó en Talleres y también en Belgrano, de donde tiene muy gratos recuerdos de la pensión y del Gigante de Alberdi. Vistió las camisetas de Sportivo Belgrano, Antártida Argentina, Fortín Sport Club, Esmeralda, Deportivo Josefina, entre otros; pero confiesa que Unión Deportiva Laspiur y su querido La Milka guardan un lugar muy especial en su corazón.

- ¿Cómo llegás al Defe?

- Después de la pandemia, no arreglé viáticos en Josefina, tampoco tenía más ganas de viajar, pero quería seguir jugando y me vine para acá. Los chicos ya habían jugado tres partidos, me abrieron las puertas, pero tenía que ganarme el puesto. Empecé a entrenar hasta que se cortó todo y cuando volvimos ya estábamos todos al mismo nivel, ahí me fui ganando el puesto…

- Y te seguís bancando todo como desde el primer día, el frío, los mosquitos…

- Sí (risas), pensé que este año no iba a sufrir más con los mosquitos porque también pensé en no jugar más… Pero me encontré con un buen grupo, al que no quiero fallarle así que voy a tratar de terminar el campeonato de la mejor manera.

No hay dolor que frene. “Me quebré la tibia en un Provincial jugando con Laspiur, estuve un año parado y cuando estuve en Esmeralda me rompí los meniscos, me operé y volví en la segunda rueda pero ya no fue lo mismo. Hoy lo siento, sobre todo en las canchas duras, pero no importa, hielo a morir y a meterle pilas”, dijo el delantero.

- ¿Pensaste en no jugar más?

- Este año no quería jugar más, pero había chicos de experiencia como José Gómez, el “Negro” Miranda, que me decían que siga y como estaba bien decidí jugar un año más. Ya antes me había cansado de viajar todos los días a Laspiur, se me complicaba en el laburo, llegar tarde a casa todos los días y por eso dejé de viajar. Querían que siga yendo, pero decidí quedarme acá...

- Son muchos años de llevar esa vida ¿Cómo te las arreglás con el trabajo y con el físico?

- Soy pintor de obra, tipo 6 de la tarde salgo de laburar, tipo 7 viajaba, a veces sin ver a mis hijos, volvía tarde y ellos ya estaban durmiendo. Llega un momento que te cansa, con 38 años ya es un esfuerzo muy grande el que hay que hacer. Pero es fútbol, es mi pasión, si el año que viene me dicen que siga, me gusta tanto el fútbol que capaz que siga (risas). Estoy todo el día subiendo y bajando escaleras, después venir acá a hacer pasadas, se te complica un poco. No es como cuando jugaba en Sportivo que me dedicaba solo a eso, es difícil este ritmo de laburar todo el día, entrenar y acostarte tarde, a veces mal comido. Pero gracias a Dios me siento bien, por eso sigo.

- ¿Qué recuerdos te quedan de Belgrano, seguís en contacto con gente de la pensión?

- Estuve en las de Talleres y de Belgrano, donde estuve con Luciano Lollo, que todavía nos hablamos. Todavía me acuerdo cuando le trajeron el bolso porque debutaba en primera, estábamos todos muy emocionados. O cuando pintábamos la pensión, con Diego Novaretti, con Mario Bolatti. Me tocó jugar en el Gigante de Alberdi en la previa al partido de primera, se te pone la piel de gallina, ves como todos se paran cuando estás mano a mano, es muy lindo. Se me dieron muchas cosas buenas en Belgrano.

Morales jugó en Talleres en los años 98-99, en Sportivo Belgrano (2000, 2002-2005) y en Belgrano de Córdoba (2000-2003). También jugó en La Milka, Fortín Sport Club, Unión Deportiva Laspiur, Antártida Argentina, Atlético Esmeralda, Deportivo Josefina, entre otros.

Mario Morales, la vigencia de un delantero de oficio y el sueño de jugar en La Milka

- Laspiur es especial para vos. ¿Jugaste con el “Máquina” Giampietri?

- Sí, con “Máquina” salimos campeones en 2015, tenía una pegaba bárbara y una humildad tremenda. Héctor Amarilla también, unos fenómenos. Iban por el pueblo en bici, pensá que venían de Quilmes, de equipos del ascenso y hacía 45 años que Laspiur no salía campeón, eso no se va a olvidar más. La gente de Laspiur me ha tratado muy bien. Y es especial, pasa que tenía 9 años y ya iba a jugar a allá cuando terminaba el Baby, después volví de grande, me casé con una chica de Laspiur. Soy uno más, siento mucho esa camiseta y siempre estoy en contacto…

“Siempre defendí la camiseta a morir, aunque uno no la sienta como siento la de La Milka, para mí la camiseta de La Milka es lo más”, dijo Morales.

Mario Morales, la vigencia de un delantero de oficio y el sueño de jugar en La Milka

- ¿Y La Milka?

- Uh… sé que quieren volver a la Regional, sería lindo volver a jugar en La Milka. Uno quiere dejar, pero ojalá que se les dé, por La Milka estoy para un año más (risas). Todo el barrio desea que vuelva, ojalá que sea rápido, sino me retiro a los 50 años...

- ¿Sería el sueño a cumplir?

- Sí, sin dudas. Es lo que más deseo, jugar en La Milka, para mí lo es todo. Sueño con esa foto, con mis viejos, mi familia en la cancha de La Milka.

Delanteros, de los guapos. “Es una zona muy aguerrida, muy dura, pero no importa, a mí me gusta que me vengan a pegar, me motiva más para seguir encarándolos, mientras no me rompan (risas), me encanta que me peguen”, dijo Morales.

Quedó a mano con Carlitos. En 1999, el Seleccionado Nacional Sub-17 visitó San Francisco y disputó un encuentro amistoso ante el Seleccionado de la Liga Regional. El partido se jugó en el Boero, ante un gran marco de público. Terminó 1 a 1 con gol de Carlos Tevez para el combinado nacional y de Mario Morales para el combinado local.

Mario Morales, la vigencia de un delantero de oficio y el sueño de jugar en La Milka

“Haber jugado en Talleres, en Belgrano, en Sportivo Belgrano me dejaron muchas enseñanzas muy buenas que uno trata de transmitirle a los chicos, ubicar a los delanteros, a los defensores y está bueno poder ayudar a los chicos”, contó el jugador.