Cuando uno ingresa al gimnasio del Centro Integral de Judo Alfredo Acosta por calle Boero Romano en barrio Cotolengo, lo primero que se encuentra son un montón de zapatillas al costado de un tatami que en verde y naranja ocupa la mayoría de la imagen. Allí, en kimonos blancos y azules, diariamente practican judo bajo las órdenes de Acosta mujeres y varones que van desde los 4 años hasta pasados los 30.

Esta semana, la decoración del gimnasio luce una medalla de bronce que Analuz Acosta ganó el fin de semana pasado en el Sudamericano de cadetes en Carlos Paz. La joven pasa en ese gimnasio buena parte del día desde los cuatro años, cuando lo que hacía papá Alfredo le empezó a gustar y lo siguió. Desde hace no mucho tiempo atrás, a ese gimnasio acude María Luz Bustos, otra judoca nacida en nuestra ciudad que ingresó a la disciplina a los 8 años y luego de formarse en la escuela de Roberto Alesso, se pasó buscando más competencia en los entrenamientos al gimnasio de Analuz.

Mientras charlan con El Periódico, Analuz se prepara para su primer campus de entrenamiento internacional con la selección argentina (será en Brasil), que integra desde hace dos años, y María Luz se recupera de una lesión en la rodilla antes de volver a competir y no dejar el camino de selección que el año pasado la vio lograr el quinto puesto en el Panamericano de Infantiles. Están las dos, con ansiedades distintas, pero con los mismos objetivos.

“Cuando empecé, quería invitar a mis amigas a que vengan conmigo y me decían que era un deporte de varones. Yo les decía que no, porque para mí no hay deportes para hombre o mujeres, hay deporte”, cuenta María Luz. Y ellas dos son el ejemplo porque se han convertido en dos de las deportistas de proyección nacional nacidas acá, haciendo un deporte que se creía de varones.

“Nunca hice un campus fuera del país, estoy ansiosa porque me voy a entrenar a uno de los mejores lugares del mundo para hacerlo”, asegura Analuz. Dentro del plan del Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD) para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, Analuz confirma esa proyección y entrena todos los días en ese tatami que ahora comparte con María Luz, de la que dice que es aguerrida y a la que va a tratar de aconsejar y enseñarle.