El Rally Mundial se desarrolla desde 1984 en suelo cordobés, con excepción de la edición de 1992 que pasó por Tucumán. Pero en Córdoba, el rito por el rally viene de mucho tiempo atrás con las competiciones de los eventos zonales, provinciales y nacionales. Caminos trabados, pruebas en altura, vados con agua y miles de fanáticos son sólo algunas de las características de uno de los eventos más populares en nuestro país.

A pesar de que las llegadas de figuras como Sebastien Ogier, Dani Sordo, Hayden Paddon, Jari-Matti Latvala o Thierry Neuville son presentadas como las “estrellas del Rally de Argentina”, el evento es bien nuestro, es bien cordobés. Tan de la “docta” es, que el único piloto argentino en ganar la prueba fue Jorge Recalde, oriundo de Mina Clavero, quien festejó en 1988.

Rituales autóctonos

La elección estratégica del tramo, pedir el día en el laburo o perder una clase en la universidad para salir con antelación y encontrar un buen lugar, preparar el fogón para calmar la fría noche serrana y aguantar como sea el sueño, son algunos de los ítems a diagramar por los presentes. Y todo para ver pasar los autos en un santiamén. Pero no, es mucho más que eso.

Agustín Lazzarini superó esos “obstáculos” y se hizo presente en el tramo Boca del Arroyo – Bajo del Pungo, en el cruce por la Capilla Nuestra Señora del Rosario en Characato, que formó parte de la quinta fecha de la temporada del WRC ganada por el belga Neuville.

“Para nosotros es único, es ese mini viaje la noche anterior al prime con todos los amigos dispuestos a pasar frío en una noche distinta entre personas que no conocés y tu grupo. Nos gusta mucho la parte de llegar y adaptarnos al lugar, es algo fuera de la rutina tener que armar carpas y buscar leña para pasar la noche, te desconecta de lo diario”, manifestó el estudiante de la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba.

La otra cara del Rally

A este hincha de Belgrano le corre sangre celeste por las venas y si bien no cambia por nada su pasión por la redonda, desde los 15 años se hace presente en la zona serrana para no perderse el paso de los autos. “No sigo mucho al Rally, veo resúmenes pero no mucho más. Soy más futbolero que fierrero pero durante esos días antes a ir el rally se lleva toda mi atención”, sostuvo.

“Se planea con mucho tiempo de anticipación pero casi siempre se deja todo para último momento, sobre todo las compras. Sin fernet y asado no hay rally que valga”, afirmó Lazzarini sobre la organización de la travesía.

De las últimas ocho ediciones, no se perdió ninguna aunque reconoció cierta diferencia entre la presencia en el rally de la semana pasada y la de su primera vez, allá por 2010. “Cuando era más chico dormía a la noche porque no aguantaba tanto tiempo despierto, en cambio ahora es distinto porque ya organizás con tus amigos y pasas la noche charlando y tomando”, remarcó.

“Es ir a una joda con amigos en medio de las sierras, con el plus de que ves pasar los autos y sentís esa adrenalina  por la velocidad con la que transitan el camino”, cerró.