La familia Miguel y su amor por el vóley
Cuatro hermanas, un papá y una mamá, que conjugan su amor por el deporte y su familia. La transmisión de valores, el respeto y las buenas costumbres hacen del vóley una forma de vida.
Son muchas las familias vinculadas al deporte en San Francisco, pero pocos como los Miguel. Silvana y Daniel formaron una familia en Córdoba capital, pero decidieron instalarse en San Francisco pensando en la tranquilidad y el mejor desarrollo para sus cuatro hijas: Lucía (18), Sofía (15), Amparo y Guadalupe (13).
Once años atrás Lucía, la hija más grande, decidió comenzar a practicar vóley. Sus padres la acompañaron, sus hermanas siguieron su camino y hoy, donde juegue El Tala, donde haya vóley, el apellido Miguel está presente.
“Yo nací en El Tala, es mi segunda casa porque jugué al básquet desde los 5 años hasta los 18, después me fui a Córdoba. Cuando volvimos y Lucía empezó a jugar, de a poquito nos fuimos metiendo en el grupo de vóley. Me fui metiendo en la organización del torneo abierto y me fui quedando, apoyando en las cuestiones administrativas. A mí y a mi esposa nos gusta acompañarlas porque es el momento donde podemos estar con nuestras hijas, lo hacemos con mucho amor hacia ellas y hacia todas las compañeras, apoyando a los técnicos”, contó Daniel.
Más de 10 años colaborando
“Al principio lo fui mirando de reojo, hubo gente que se fue yendo porque sus hijas terminaron y nos fue dejando lugar a nosotros y así será en el futuro. Nosotros no decimos que somos comisión o subcomisión, nosotros decimos que somos un grupo de apoyo, es el nombre que nosotros le ponemos al grupo de padres que colabora y hace posible que las chicas participen en los torneos”, comentó.
“Lo principal es el vóley, pero también estoy en la comisión directiva del club. El día que terminen mis hijas de jugar en vóley voy a seguir ligado al club porque es mi segunda casa. Como dicen ellas y para mí también”, contó Daniel.
Las chicas, orgullosas
“A nosotros nos gusta mucho que nos acompañen, siempre van a todos lados, a todos los torneos, siempre juntos. Cada viaje lo tomamos como una especie de vacaciones junto a nuestra familia, junto a nuestras amigas. Nos gusta mucho”, indicó Amparo.
“A veces acompañamos a nuestra hermana más grande, paseamos por diferentes ciudades. Salimos los 6 juntos, en familia, y es muy lindo para nosotros”, dijo Guadalupe.
“Para mí es hermoso que la familia te acompañe, por suerte tenemos unos padres maravillosos. Estoy muy orgullosa de eso”, contó Sofía.
“Sueño con un club que vuelva a estar en los primeros planos tanto en la parte deportiva como social”, señaló Daniel.
Una pasión “Lo hacemos por el amor al club, por mis hijas, por sus compañeras y el deporte. Yo creo que es un orgullo para la ciudad el torneo nuestro, el vóley de El Tala es un orgullo de la ciudad porque ha ganado muchas cosas y El Tala, más allá de que hoy no esté pasando por un buen momento, históricamente es una institución que le ha dado mucho San Francisco”, dijo Daniel. |
Cientos de viajes y miles de anécdotas
“Hemos visitado muchos lugares con el vóley, en general cerca de la ciudad, no somos de hacer viajes tan largos, aunque año tras año se repiten los viajes a Chapadmalal. La semana pasada volví de la copa sub 17 y me estoy yendo a la sub 13 con las mellis el próximo lunes”, precisó Daniel.
“Son muchos torneos, más alegrías que frustraciones. Aunque no creo que haya que hablar de frustraciones, que la nena ya haga un deporte para un papá es muy valorable. Este año lo vi con mi hija más grande, valoro mucho más que haya hecho un deporte, más allá de los logros, que ella esté estudiando y pueda estar compartiendo un deporte como el vóley para mí es un triunfo muy grande, para mí y para ella, seguramente también para sus hermanas”, remarcó.
Siete presencias en Copa Argentina
2014, 2016 (x2), 2017 (x2), 2018 (x2)
Lucía y su rol de hermana mayor
Lucía, la hermana mayor, decidió estudiar en Santa Fe para poder seguir jugando. Hoy milita en Villa Dora, equipo de Liga Nacional, donde ya estuvo entrenando con primera.
“Siempre tuve el apoyo de mis papás, eso es algo muy importante para un hijo y para una persona que hace deporte. Yo jugué al vóley desde los 6 años y siempre me acompañaron, tanto adentro como afuera de la cancha”, comentó.
Además, la jugadora señaló que compartir en familia la ayudó a darse cuenta sus errores y de las cosas positivas. “Ayuda mucho en lo personal, es un esfuerzo muy grande de parte de ellos porque le ponen mucho sacrificio y responsabilidad, una organización extra con respecto a su trabajo, generan muchos valores y oportunidades que es muy importante para nosotras”, menciónó.
Y agregó: “Muchas veces elegimos viajar juntos a los torneos en lugar de irnos de vacaciones, pero siempre nos recalcan que ellos piensan que este acompañamiento permite desarrollarnos también como personas”.
Valorar el esfuerzo
Sobre sus hermanas, Lucía precisó: “Son más chicas, pero de a poco se van dando cuenta de todo este esfuerzo que día a día le ponen mis papás. Yo soy la más grande, trato de hablar siempre con ellas y de que valoren el esfuerzo que hacen”.
“Con mis hermanas tengo una relación muy particular, nos complementamos mucho, el deporte nos ayudó mucho más a unirnos, y yo trato de trasmitirles mis experiencias. Que aprendan que en este deporte se puede ser mejor persona, educado, tener valores que nos transmitieron mis papás cuando apenas empezamos y ahora me toca a mí como hermana mayor transmitirlo”, concluyó.