Las clases de educación física en las escuelas Normal y San Martín tienen como referente al “profe” Broggi. Miles de jóvenes pasaron por sus clases, y otros miles lo recuerdan de los intercolegiales, aunque nunca hayan sido sus alumnos.

Horacio Broggi tiene una historia muy particular. Nacido en Urdinarrain, provincia de Entre Ríos, y desde muy joven quiso ser profesor de educación física. Motivado por el fútbol y por el atletismo, cursó sus estudios en Gualeguay y en 1988 llegó a San Francisco para iniciar una carrera, y una vida, donde hoy se halla profundamente identificado con la ciudad y con su profesión.

¿Cómo fueron sus inicios en San Francisco?

Empiezo a trabajar en el ámbito educativo en el Centro Nacional de Educación Física Nª 15, esto pertenencia a la Dirección de Deportes y al Ministerio de Educación de la Nación. El director era Franceschi y había cargos para profesores de educación física con 10 horas semanales. Yo me inicio acá, después me inserto en el ámbito escolar, en primarias y secundarias, que es donde estoy ahora desde hace ya 30 años.

¿Cuáles fueron las primeras horas que tuvo?

Las primeras horas que tuve fueron de escuelas de Arroyito, viajaba 3 veces por semana, iba a la mañana temprano con el colectivo Coordinadas, que ahora no está más, y volvía a las 7 de la tarde. Así se empezaba, donde se conseguían las horas.

“Entre el 76 y el 81 se hacían los intercolegiales, yo participaba porque me gustaba el deporte, mi vinculo más cercano con el deporte era el fútbol y ahí nace mi gusto por el deporte y mi idea de ser profe”

¿Cómo se trabajaba en el Centro de Educación Física?

Este predio era como ahora, pero dependía de la Nación. La gente se inscribía para realizar distintas actividades, en esa época el grueso eran las actividades campamentiles, íbamos con los séptimos grados de las escuelas, se los preparaba durante todo el año y en lugar de hacer el viaje a Carlos Paz se iba en noviembre u octubre de campamento. Se iba mucho a Villa Leonor, Unquillo y Cochuna, en Tucumán.

¿Por qué nunca estuvo en el ámbito competitivo en clubes?

Siempre estuve dentro del ámbito educativo. Nunca me gustó la parte competitiva de clubes, es bastante estresante, es muy demandante de parte de padres y dirigentes, se exigen demasiado los resultados. No hubiese tenido carácter para estar dentro de ese ámbito. Sí en la parte competitiva del ámbito escolar. Eso sí me gusta, lo que es intercolegiales, se vivencia de otra manera, es otra cosa, con menos presión por el resultado, los chicos tienen otro vínculo con el deporte, es muy gratificante.

Horacio Broggi, 30 años educando en la faz deportiva

¿Cómo fueron sus comienzos en las escuelas Normal y San Martín?

Empecé a dar clases en la escuela Normal en el año 90, y al mes ya participé de los intercolegiales. Había muy pocos varones, hoy es todo lo contrario, recuerdo que participamos en fútbol y me costó mucho conseguir 11 chicos para armar el equipo. Hoy no pasa eso, inclusive quedan chicos afuera. En el San Martin empecé en el 91 y desde ahí también en los intercolegiales. Son prácticamente 30 años y nunca dejé. Es algo que me gusta y sigo comprometido con eso.

¿Qué cambios pudo ver en los jóvenes en estos 30 años?

Los jóvenes son siempre los mismos, en el sentido de que su interior y raíz es siempre la misma, lo que cambia es el contexto sociocultural. Los chicos cambian sus hábitos y formas de ver las cosas.  En 30 años se ha cambiado mucho eso, se han perdido algunos hábitos y algunos valores. Por ejemplo, antes no se faltaba a las clases de educación física, hoy faltan, los chicos antes no llegaban tarde y hoy llegan tarde, son cambios que uno ha notado y tiene que adaptarse. Lo que sigue vigente son los pedidos, en 30 años los chicos siempre quieren jugar al fútbol…

“Hay que tratar de negociar de acuerdo al interés de los chicos, das clases de handball, básquet, sóftbol y fútbol. Ellos lo entienden y aceptan después cuando conocen otros deportes, aprenden a jugar y lo disfrutan. El fútbol es como siempre, lo piden todos…”

¿Sigue igual? ¿los chicos quieren fútbol?

Sigue igual, la gran mayoría quiere jugar al futbol, es lo que más les moviliza y lo que más les gusta. Siempre les explico, no podés pasar seis años de secundaria y haber jugado al fútbol los 6 años, su paso por la escuela tiene que dejarles el conocimiento y las vivencias en otros deportes. En algunas clases de juega al fútbol, claro, pero también yo doy handball, sóftbol, atletismo y básquet, que es lo que se puede hacer acá.

¿Cambió el panorama de la profesión en la ciudad?

Ha cambiado mucho, cuando me vine a San Francisco no sé si llegaban a 15 profes en la ciudad, uno los conocía a todos. Se jubilaron esos profes, la camada nuestra siguió y hoy hay muchos. Al tener un profesorado acá y en ciudades cercanas hay mucha cantidad de oferta de profes de educación física, pero pasa en todas las carreras, al haber más diversidad donde estudiar hay mayor cantidad de profesionales.

¿Este cambio ha logrado un avance?

Es un gran avance dentro de la educación física y le ha dado un salto de calidad a los clubes, lo mismo en básquet. Antes un jugador de primera le daba clases a los más chiquitos y hoy no es tan así, hay profes con cursos de entrenadores aprobados para dar en básquet. Es un gran avance. En el Baby ya hay profes, los gimnasios sí o sí tienen que tener un profe de educación, eso fue un gran crecimiento.

 ¿Qué le queda por hacer en estos últimos años en el ámbito educativo?

Me gustaría terminar de dar clase bien, entero, venir con gusto, y seguir teniendo una buena relación con los alumnos y dar lo mejor de mí en los años que me quedan, que son 5 años. Llegar bien al final de mi profesión.

¿Qué le dio San Francisco?

En San Francisco tengo nada más que agradecimientos, es una ciudad donde me pude insertar, dar clases, hacer lo que me gusta y vivir de ello, pude criar a mis hijos, conocí a mi mujer. Es una ciudad que quiero y que me gusta, soy de discutir siempre con los que critican a la ciudad porque creo que tiene todo. Dentro de lo que se puede pedir es segura, tranquila, podés moverte en bici o en moto. Agradezco a las dos escuelas donde trabajo, tanto Normal como San Martín, en las dos hace casi 30 años que doy clases y siempre me sentí cómodo y a gusto. También agradezco a mi mujer Mariel Venier, con quien también comparto profesión desde hace más de 30 años.