Héctor Boeris fue homenajeado el pasado lunes por el club Sportivo Belgrano tras acogerse a la jubilación. El “corto”, como todos los conocen en el club, hace casi 10 años que es el responsable del campo de juego del ahora estadio renombrado como “Juan Pablo Francia”.

Un trabajo que le permite estar cerca de la “acción” en cada partido, como todo hincha sueña, pero también una responsabilidad que él mismo asegura que cumple “con muchas ganas y con amor”.

En diálogo con El Periódico, Boeris contó de las sensaciones vividas en el homenaje donde fue aplaudido por todo el estadio, de su trabajo y de lo que significa para él. "A veces hasta que no ocurre el momento no se da cuenta, fue muy lindo el reconocimiento, ya me decían los chicos de la Comisión que iba a tener un pequeño agasajo, una distinción y yo les decía: ‘Pero si uno hace el trabajo con muchas ganas, con amor, con ganas de estar en la cancha en un equipo que uno quiere, del equipo de la ciudad’. Me puso muy contento lo que me decían y cuando llegó el momento fue muy gratificante porque reconocen que uno ha hecho sacrificios y los hice con responsabilidad", comentó.

Se jubiló el reconocido Héctor "Corto" Boeris

Sin embargo, el "corto" seguirá acompañando desde su lugar como colaborador. "No puedo desvincularme. En los partidos voy a seguir estando, en los trabajos que hagan falta vamos a estar de apoyo, seguimos vinculados al club porque uno lo lleva en el corazón", explicó.

En sus años de trabajo, se tuvo que adaptar a los pedidos de las diferentes comisiones y entrenadores que pasaron por el club, todo para que el césped del estadio luzca en las mejores condiciones. "De todas las comisiones que han pasado me han pedido distintos trabajos, como así también los entrenadores: césped más alto, más bajo, más marcada la cancha, incluso entrenadores que pedían arcos chicos, muchas cosas que si se podían hacer lo hacíamos, siempre predispuestos para el bien de los jugadores y el progreso del equipo", indicó.

Héctor Boeris: "Seguimos vinculados al club porque uno lo lleva en el corazón"

- También te deja muchos amigos esta profesión...

Sí, Sportivo es una familia grande. Uno además de haber hecho amistad con los distintos entrenadores que han pasado, se encariña con los jugadores, te hacés amigos, con muchos de ellos sigo teniendo contacto, se extraña cuando se van, pero sabés que ellos tienen que hacer su camino.

"De cada partido siempre te queda un recuerdo, la bronca con un árbitro, un perro que se metió, los papeles, es todo un conjunto de cosas que siempre recordas", contó entre risas.

- ¿Cómo te vinculás al club?

Me llamó Gustavo Sosa, que ya estaba trabajando acá hace algún tiempo. Yo estaba con otras cosas, pero ‘si me necesitan llamame’, le dije. Tuve que aprender todo, trabajé muchos años en una estación de servicio y aprender lo que aprendí acá de corte, de siembre, de maquinaria, fue muy gratificante porque como dice el dicho: el saber no ocupa lugar. Me tuve que poner las pilas, un poco con miedo a no hacer las cosas bien, pero con sacrificio creo que los he conformado a todos.

- ¿Cuánto hay que hacer para mantener el césped de esta manera?

A veces hay temporadas donde la cancha tiene mucho andar, después llega el invierno y hay que sembrarla. A veces las semillas pueden ser buenas o malas y ahí está el fruto de que el campo de juego esté bien o no. En general a la cancha se le hacen los cuidados necesarios una vez que termina el entrenamiento, el partido o cuando hay un partido con lluvia -que se destroza-, hay que andarle atrás con tierra, arena, rolo y demás. Además del cuidado de los yuyos que no son convenientes para el césped, siempre hay que estarle arriba, todo el tiempo.

- ¿Qué rarezas te pidieron los entrenadores?

Algunos que querían entrenar casi todos los días en el estadio y no se puede, para eso está el predio. Se le brinda al cuerpo técnico el estadio dos o tres veces a la semana, pero es por el cuidado del césped, porque por ahí te llega el día del partido y la cancha está fea. Tenemos que hacer el sacrificio de cuidarla y brindar todos lo posible en mantenimiento.

- ¿Qué le dirías a toda esa gente que te ovacionó en el reconocimiento?

Que más allá de los resultados, tanto hinchas como gente de la ciudad, tenemos que apoyar al club porque siempre estuvo peleando para estar arriba y sin el apoyo de la gente no sale adelante. Uno entiende que la gente necesita alegrías, pero sin el apoyo eso no se logra y no es solo para el plantel de primera sino también para los chicos, para que el club salga adelante.

"Estoy agradecido al club por todos estos años de trabajo, acá uno pasa alegrías, tristezas y broncas externas por algún resultado o arbitraje. Estoy agradecido a toda la gente que ha pasado por el club, al club también porque es un lugar de trabajo muy lindo. Estoy muy contento de estar acá", dijo Boeris.

Otra faceta

Boeris también estuvo muy vinculado al deporte local y no solo en el fútbol. En 1986 fue campeón de fisicoculturismo, una de las pasiones que también lleva en su corazón. "Desde que tengo uso de razón nunca dejé de estar en el fútbol y ahora sigo ligado como empleado del club. En mis ratos libres siempre me gustó el gimnasio, le he dado bastante tiempo a los fierros -como se dice-, gracias a Dios por el sacrificio en otros tiempos he llegado a competir en un Campeonato Argentino en mi categoría y haber salido campeón. Con los años, también uno se da cuenta que cuando le ponés sacrificio a las cosas, los frutos llegan", comentó.

"Por los tiempos de trabajo, la familia ya no le pude dedicar el tiempo necesario, para eso tenés que descansar todas las horas necesarias, entrenar, más la dieta, es difícil. Ahora con un poquito más de tiempo seguro que vamos a hacer algo, es un recuerdo lindo y uno lo lleva en la sangre, más que todo por la salud. Yo siempre digo que no hace falta ir a un gimnasio, podes andar en bicicleta o caminar porque la gimnasia te cura primero la mente y después de cura el cuerpo", concluyó Boeris.

Recorte de la revista El Deporte.
Recorte de la revista El Deporte.