Gabriel Artero viene de participar en el Ironman de Bariloche, donde finalizó en el puesto 92 en su categoría y 416 en la general de más de 1500 competidores. El triatleta local contó cómo es la preparación, en un deporte muy exigente, para un deportista amateur que además de competir tiene otras obligaciones.

“Hace 8 años que hago triatlón, comencé en este deporte por una lesión, una hernia de disco cuando tenía 28 años y en ese momento empecé natación, al poco tiempo me metí en ciclismo, ahí ya mi profesor me inicio en el ‘tría’ y desde ese momento nunca más lo dejé”, contó.

“Me lesioné en un Ironman de Punta del Este y estuve afuera por un año. Lo retomé y por suerte no tuve más secuelas ni problemas gracias al acompañamiento de médicos, kinesiólogos, quiropraxia, gimnasio y entrenamiento que me ayudaron a fortalecerme”, añadió.

La preparación

“En mi trabajo hago horario corrido, se me complica mucho entrenar con el grupo porque salen siempre a la siesta y en el invierno es el único horario aprovechable. Así que puedo estar con ellos los sábados, pero el 70% del entrenamiento lo hago solo. No lo sufro, me acostumbré”, apuntó.

“Uno no quiere ser ídolo de nadie, yo no tengo ídolos ni quiero inculcar eso de ser ídolo. Hay profesionales se dedican exclusivamente a esto, ellos no piensan en otra cosa que no sea entrenar, no me gusta tener de ídolos a esa gente. Yo admiro a quienes salen de laburar para entrenar una o dos horas por día y trato de inculcar eso, la perseverancia, disciplina, constancia. La cabeza también se entrena de esa forma”, apuntó.

Lo que viene

“No tengo una carrera definida para hacer, me gustaría estar en el medio Ironman de Buenos Aires (Nordelta), si todo sale bien capaz vaya a esa y en el medio puedo hacer algún duatlón. Ahora no hay carrera de aguas abiertas por el frío. Veremos cómo viene el entrenamiento”

El financiamiento, lo más complicado

Artero explica que se hace difícil financiar este tipo de actividades ya que se reúnen tres deportes (Pedestrismo-Ciclismo-Natación), los costos de inscripciones son elevados, sumado a la indumentaria y el gimnasio. “Para natación necesitas la malla, antiparras, gorro y el club para nadar; para ciclismo una bici, zapatos y casco; para correr zapatillas. Las inscripciones no son baratas y ninguna es muy cerca que digamos, el viaje y la estadía. Requiere mucho tiempo de ahorro y organización, cuesta, por lo menos para mí que soy un laburante”, precisó.

“Poder contar con el apoyo de las políticas de Estado beneficiaría no solo a los que estamos compitiendo, hay muchos chicos que quisieran arrancar, muchos se motivan para empezar, pero no pueden por lo económico”, consideró Artero.

“Los lunes hago gimnasio y nado, los martes corro, miércoles pedaleo, jueves vuelvo a correr, viernes vuelvo al gimnasio y a nadar y los sábados hacemos ciclismo o transiciones (duatlones). Los sábados son entrenamientos más largos porque podemos practicar mucho la transición de deportes”.

Un reto mental en Bariloche

“En marzo corrimos el 70.3, medio Ironman de Baricloche, con Leo Delrivo, y fue una carrera que la preparamos casi 8 o 9 meses antes. Más que física, fue una carrera mental porque la distancia ya la conocía, era mi quinto medio Ironman y no me preocupaba. Fue mental por la temperatura y el agua del lago Perito Moreno es de deshielo (ahí nadamos 1900 metros), muy fría. Además, llovía y hacía 10 grados. Fue un gran desafío y una gran alegría haber podido terminarla”, señaló.