Esta semana la foto fue la del Augusto Díaz Giletta. El rugbier de 17 años, que juega desde los seis en el San Francisco Rugby Club y que actualmente se desempeña como tercera línea de la M19 de los Charabones. La semana pasada, fue la de Alfonsina Almada , la jugadora de hockey sobre césped de 15 años que dentro de las formativas del hockey femenino San Francisco Rugby Club juega de jugadora de campo y de arquera. Dos fotos.

Díaz Giletta participo este martes del amistoso que la M18 del seleccionado cordobés de rugby disputó ante el combinado de la misma categoría de la selección de Brasil. Ese partido lo disputaron todos chicos del rugby interior de la provincia de Córdoba, que desde hace un tiempo, (más menos) vienen trabajando en el CEFAR de la Unión Cordobesa de Rugby, programa que nació para potenciar a los talentos no capitalinos, en un proceso de aceptación de la UCR de las diferencias en cuanto a tradición, desarrollo y beneficios que tienen los jóvenes de la ciudad de Córdoba, y de que el talento se encuentra más allá de la cañada.

El orgullo en dos fotos

Almada, la semana pasada, volvió a  ser citada dentro de la convocatoria cordobesa del Plan de Seguimiento Integral de Alto Rendimiento (PSIDAR) que desarrolla la Confederación Argentina de Hockey en la búsqueda y desarrollo de nuevos talentos en el interior del país, que nutran a su vez a los combinados albicelestes en un futuro. Futuros seleccionables.

Dos fotos.

Díaz Giletta disputó en el verano el Argentino de Selecciones, el Argentino de uniones de rugby vistiendo la camiseta roja de los Doguitos M18, convirtiéndose así en el primer jugador de los Charabones en participar en un torneo de esas características, en ser dogo. Almada, por su parte, que este año vuelve a estar dentro de la selección cordobesa, esta vez en su versión Sub 16 como su edad lo indica, repitió convocatoria al PSIDAR, siendo la única de la ciudad en integrar esa selecta lista de alcance nacional.

Las citaciones, el estar dentro de selecciones provinciales y en la mira de la selección nacional, dependiendo del caso es un resultado de una multiplicidad de causas.

Algunas de esas causas, de esas razones, son las capacidades personales tanto de Augusto como de Alfonsina para jugar a lo que juegan. Esa capacidad, sumado a un bioptipo, a un físico, adecuado y que buscan los que seleccionan, más el esfuerzo de entrenamientos, viajes, entrenamientos, partidos y la vida fuera del ámbito deportivo, son si se quiere lo central en todo esto. Están ahí porque son buenos haciéndolo y porque han sabido bancarse y asimilar derrotas, triunfos esporádicos y seguir trabajando.

Pero hay otras causas, que vienen de la formación que recibieron en el club, en el San Francisco Rugby Club, en los “chara”. Que desde 1987 apuesta a disciplinas que en la ciudad no gozan aún de la aceptación masiva, a pesar de los procesos de las Leonas o Los Pumas o cualquier otro proceso de atracción similar a la hora de que un niño o joven comience a practicar un deporte. El SFRC ha sabido darle contención, trabajo y desarrollo a las capacidades inherentes de Alfonsina y Augusto, y entonces el premio es también para ellos. La identificación que siente Almada y Díaz Giletta con la institución así lo reflejan.

Y hay una cuota de superación en ambos, son dos pibes de San Francisco que juegan al rugby y al hockey respectivamente. Y han logrado meterse en la escena provincial, en la alta escena provincial de su edad. El deporte, perverso muchas veces, se debe medir por momentos, porque el actual estado de gracia que gozan los dos chicos, las dos fotos, no significa un futuro de gloria, de Selección, de sueldo por jugar a lo que juegan desde toda la vida. No.

El futuro quizás los saque de la ciudad, quizás los ponga en otro club, quizás lo encuentre sin más ganas de entrenar y esa será una decisión respetable, porque será de ellos y de su familia, la otra columna en donde sedimenta la proyección deportiva en el amateurismo: el apoyo, el aguante de la familia y amigos.

Las fotos, las dos fotos, se van a terminar de revelar solas, dependiendo de los procesos que cada una haga, Pero mientras, son dos fotos que deberían estar colgada en la paredes del SFRC, por ellos, por los chicos y por el club. Son en parte reflejo de lo vivido, de lo laburado y de lo que se vive y de cómo trabajar a futuro para que no sean las únicas fotos y que estas dos, las de Augusto y Alfonsina no se pongan amarillas de aburrimeinto con el tiempo.

El orgullo en dos fotos.