Paulo Dybala habla con la fluidez de un estudiante universitario. No parece un futbolista. No, al menos, el standard. La estrella de Juventus queda a un costado cuando se tratan los temas cotidianos en la visita a LA NACION. Dice que en Córdoba no puede competirle en popularidad a la Mona Jiménez, a quien nunca fue a ver, y que en el cuarteto elige a La Barra, liderado por la Pepa Brizuela. El seleccionado argentino es un tema que permanentemente da vueltas en su cabeza y en la charla. Los otros puntos fuertes serán su vida en Italia y las andanzas de chico en su pueblo, Laguna Larga, revolucionado por estas horas por el regreso del hombre más popular. Da la impresión de que Dybala sabe de dónde viene y de que no duda hacia dónde irá.

-Un pibe de 22 años, goleador y campeón con la Juventus. Casi que podrías retirarte porque lograste lo que muchos no se atreven ni a soñar.

-La verdad es que uno, cuando cumple sus objetivos, después es difícil frenarse. Cuando uno se acostumbra a ganar, quiere seguir ganando y eso está bueno. He podido ganar títulos, pero la verdad es que recién arranco. En mi cabeza siempre me pongo objetivos importantes y después de esto quiero seguir ganando donde esté.

-Tu carrera es particular porque no se da el ascenso con Instituto, pero te llaman del Palermo. Vas a la Liga de Italia, descendés, volvés a la A y luego te llama Juventus. Logras trascender a tus equipos. ¿Qué es lo que ven en vos?

-Mi carrera no arrancó tan bien, más allá de que a los 18 años emigré a Europa. Por suerte, después las cosas se fueron dando de otra manera hasta llegar a Juventus con 21 años. Cuando fui a Palermo fui muy cuestionado por haber sido el pase más caro en la historia del club. Siempre trato de demostrar tranquilidad y que el precio que han pagado es lo que valgo.

-Los hinchas de la Juve pensaban que iban a extrañar a Tevez, pero enseguida apareciste vos y se olvidaron un poquito, ¿no?

-Sí, ahora en el presente pude hacer que no lo extrañaran tanto porque tuvimos un año muy importante. Tuve una temporada muy buena en la que pude pasar el récord de goles que había hecho Carlitos en su primer año. Así que en ese sentido la gente un poco se ha olvidado. Pero bueno, todo lo que demostró Carlos en tres años no es fácil de repetir. Por ahora las cosas me están saliendo bien, pude hacer varios goles y ganar tres trofeos.

-¿Qué significa llevar el Nº 21 que, por ejemplo, usó Pirlo?

-Es un número muy importante. Cuando llegué quise usar el 9 porque era el número que tuve desde Instituto hasta Palermo. Había jugado siempre con el mismo número. Pero sabía que Álvaro Morata lo tenía. Hay que ser respetuoso cuando uno llega a un club grande. La Juve me dijo que me quería dar el numero 21. Sentí un poco de peso porque lo había dejado Pirlo el año anterior, pero, por suerte, las cosas salieron bien y, al final, no fue un peso.

-Compartís el vestuario con Buffon, Pogba, Mandzukic, Bonucci, hablabas de Morata. ¿Qué aprendés de jugadores tan importantes?

Es un vestuario que me sorprendió gratamente más allá de los apellidos. Es un grupo muy humilde que me ha ayudado muchísimo desde el primer día. Me trataron muy bien y creo que eso hace a los grandes clubes. Las grandes figuras, más allá de que hayan ganado mucho, como Buffon y Khedira, que son campeones del mundo, ayudan muchísimo con su experiencia y humildad en todo sentido. Jugadores como Bonucci, Barzagli, Chiellini, Marchisio, que hace muchísimo tiempo están en el club, enseñan cómo se vive ahí, cómo se trabaja.

La conversación toma un giro previsible con un tema impostergable: el seleccionado argentino. Dybala mantiene la diplomacia pese a haberse quedado afuera de la Copa América y a que su presencia en los Juegos Olímpicos está seriamente comprometida porque Juventus se niega a cederlo.

-¿Intuías que Juventus te iba a decir que no para los Juegos?

-Dudaba que me dejaran venir porque cuando les dije que iba a ser convocado para los Juegos Olimpicos ellos me dijeron que "tenían que ver, que no era fácil que me dejaran, que lo tenían que hablar con el entrenador y dirigentes". Ahí, me di cuenta de que iba a ser difícil porque para ellos la Liga arranca en plena competencia de los Juegos. El tema de la preparación es muy importante para Juventus.

-¿Martino se sorprendió?

-Se debe haber sorprendido porque creo que los otros clubes a los que les citan a jugadores como yo han aceptado. La verdad no sé porque la lista todavía no se sabe. Seguramente el entrenador se esperaba un sí.

-¿Hablás seguido con Martino?

-Sí, he hablado con él varias veces. Él ha viajado a Europa cuando yo jugaba en Palermo. Tengo una buena comunicación con el entrenador.

-¿Qué era más importante: la Copa América o los Juegos?

-Personalmente, las dos son muy importantes porque nunca tuve la oportunidad de jugar un torneo con la selección, de viajar, de compartir un mes con el plantel, conocer más a mis compañeros. No lo pude hacer tampoco con juveniles. Jugar la Copa o los Juegos para mí hubiese sido muy importante, porque nunca tuve la oportunidad de jugar.

-¿Y no te atreviste a decirle que querías jugar la Copa América?

-No. La lista la arma él. Si fuese por mi jugaría la Copa y los Juegos. Tengo 22 años y, por suerte, la cabeza me da y el físico también. Pero no es una decisión que tomo yo. El técnico tiene que armar la lista y no es fácil con la cantidad de delanteros de jerarquía que hay. Sabía que iba a ser difícil estar en la Copa.

-¿Soñás con el Mundial 2018?

-Seguro. Sueño como soñaba estar en la Copa y en los Juegos. Creo que jugar un Mundial para un futbolista es lo máximo, representar a su país y tener la posibilidad de ser campeón del mundo, seguramente, es algo incomparable en el fútbol. Voy a tratar de llegar al Mundial.

-Además, lo ideal sería llegar más fogueado...

-Claro. Tener experiencia con la selección sería muy importante. Pero bueno, uno tiene que saber que hay muchísimos delanteros argentinos en el mundo que sueñan y que tienen los mismos objetivos. No es fácil. Tampoco es fácil para el entrenador tener que armar el equipo y eso está bueno porque hace que uno tenga que estar siempre al ciento por ciento.

-La Copa América se va a jugar el mes que viene. ¿Dónde vas a estar?

-Seguramente en Córdoba, comiendo unos buenos asados con mis amigos mientras miro los partidos.

-Te tomás la ausencia con naturalidad.

-Sí, porque la asumí, pero en su momento me dolió mucho y no lo entendía.

La selección es un carretel con un hilo demasiado largo en la conversación con Dybala. Cada nudo tiene un sentido.

-¿Qué cosas distintas tenés para aportar en el ataque argentino?

-Con respecto a la posición en la que me utiliza el Tata, soy un poco diferente a los demás 9. En Juventus juego un poco de enganche o de segundo delantero y en la selección lo hago como nueve neto, con libertad para moverme por toda la zona de ataque.

-¿Vos te pondrías de nueve?

-En la selección yo me pongo en cualquier puesto con tal de jugar. Pero me siento cómodo en las dos posiciones. En Palermo jugué mucho tiempo de 9 con un enganche atrás y ahora, en la Juve, juego de enganche con un 9 delante de mí; soy yo quien lleva la pelota. Y tal vez por eso reciba más golpes.

-A Messi lo tenés relativamente cerca. ¿Lo mirás y decís 'quiero hacer cosas como esas'?

-Aunque sea muy difícil, sí. A veces hace cosas que hasta en las prácticas son difíciles de hacer. Uno trata de mirarlo. Personalmente, lo admiro muchísimo y trato de mirar todos sus partidos porque, mas allá de que trato de hacer sus cosas, es lindo ver jugadores así, que hacen lo difícil tan simple.

-Como descendiente de polaco e italiano, ¿te tentaron mucho para jugar en esas selecciones?

-Hace un año, cuando Antonio Conte era el entrenador de Italia, me lo ofrecieron y les dije que no. Les agradecí, pero mi objetivo era jugar para la Argentina. Otros que se acercaron fueron los polacos, pero también les dije que no. Fueron reacciones inmediatas, aunque también lo hablé con mi familia. Después, si no llegaba la selección argentina, todo bien.

-Volviendo al tema de las patadas, ¿te pegaban más en el ascenso argentino o en el italiano?

-El futbol italiano es duro y los árbitros no cuidan mucho a los jugadores habilidosos, pero en el ascenso argentino, les juro, se pega mucho más. Nunca me voy a olvidar cuando el pelado Furios [Iván], con una patada, me dio en las dos rodillas; golpe más fuerte que eso no volví a recibir. Y mirá que me pegaron y me pegan (risas).

-¿Cómo hacés para contenerte y no responder cuando te pegan?

-Yo no soy de quejarme con el árbitro o reprocharle al adversario. Elijo volver a encararlo o buscarlo para que lo echen. Prefiero recibir el golpe y después verlo que se vaya expulsado.

-No llegaste a jugar en la Primera A. ¿Es una asignatura pendiente?

-Seguro. De chiquito lo primero que soñaba era jugar en algún equipo de Primera y en Primera. Desde Instituto, cuando no pudimos ascender, pasé al Palermo y quedó ese salto que no pude jugar en la Primera del fútbol argentino. No sé cuándo, pero me gustaría jugar acá.

Una referencia desató la última parte de la charla. Dybala se refirió a su infancia y los recuerdos saltaron a borbotones.

-¿Cuándo te diste cuenta de que eras bueno en el fútbol?

-Cuando jugaba en las inferiores de Instituto yo no confiaba mucho en que iba a llegar. Estaba jugando en la quinta división y no había tenido ninguna oportunidad. Por lo general, los que tienen condiciones, ya empiezan a entrenar con primera a esa edad y yo estaba relegado en la quinta. Pero por suerte llegó Darío Franco y comenzó a darles oportunidades a los jóvenes y fue él quien me incentivó a seguir y no desaprovechar la chance que me estaba dando. Fue ahí.

-¿De chico pediste vos ir a algún club o fue una iniciativa de tu papá?

-No, esto se dio medio de casualidad. Yo jugaba en el club de mi pueblo y un entrenador se le acercó a mi papá diciéndole que yo tenía condiciones, y que era mejor llevarme a probar en algún club para crecer. Y así fue como a los 10 me llevó a probar a Instituto y de ahí no largué más.

-¿El fútbol te sacó cosas?

-Tuve que resignar muchas cosas para ser futbolista, porque si uno quiere llegar tiene que ser responsable. Cuando yo empecé a jugar en primera estaba en una edad donde empezábamos a salir con mis amigos, íbamos a otros pueblos, conocíamos chicas y nos divertíamos. Sin embargo, llegó el momento donde tuve que decidir. No pude ir de viaje de egresados a Bariloche porque yo quería ser futbolista y vivir de eso. Gracias a dios ese sacrificio dio sus frutos.

-¿Cómo son las vueltas a Laguna Larga?

-Hace muchísimo, un año, que no vuelvo y tengo toda mi familia, todos mis amigos allá. Volví al país pero por temas de la selección, son pocos días y no puedo ir a mi pueblo. Seguramente me extrañan cómo yo los extraños a ellos. Voy a compartir las cosas que trato de compartir siempre cuando vuelvo.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Simple, como la de cualquier pibe criado en un pueblo chico del interior. Llegaba del colegio, comía algo y me rajaba a jugar con mis amigos. Después, con el tiempo, empecé a darme cuenta de que es mejor buscar otros horizontes para crecer.

-¿Eras buen alumno?

-Sí, siempre fui aplicado para el estudio. Mi vieja era muy estricta y siempre me inculcó lo importante que es estudiar. De hecho, ella no quería saber nada con que yo me vaya a Instituto sin terminar la escuela. Por suerte se metieron mis hermanos y la convencieron de que podía estudiar y jugar.

-¿Leías mucho?

-No soy de leer mucho, pero cuando puedo, o tengo tiempo, lo hago. En el colegio prestaba mucha atención y las cosas se me hacían muy fáciles a la hora de estudiar casi sin leer.

-¿Cuánto te marcó la muerte de padre?

-Fue todo muy contradictorio. Porque en muchas cosas me fortaleció y en otras lo hubiese necesitado más. Seguramente con él muchas cosas hubiesen sido más fáciles, yo era muy dependiente de él, se ocupaba mucho de mí. Cuando me faltó, todo se hizo más duro porque mi vieja tenía su laburo, mis hermanos tenían su vida y yo quedé un poco a la deriva. Hasta que tomé la decisión de quedarme a vivir en la pensión de Instituto.

-Con un golpe tan duro, ¿es cierto que en la cancha se olvida todo?

-Totalmente. A los días que falleció mi viejo fui a jugar con Instituto y la rompí. Corrí como nunca, grité como nunca e hice cosas que nunca había hecho en una cancha. No me lo olvido más.

-¿Estás pendiente de la actualidad de Instituto?

-Trato se leer o seguir por las redes sociales su actualidad. Ahora hay un cambio dirigencial y espero que repunte. Por lo general estoy pendiente de la actualidad del futbol cordobés, me gustaría verlos a Instituto, Belgrano y Talleres en la A. No me molestaría si ascendiera Talleres. En todo caso sería un gran avance para el fútbol cordobés.

-¿Cómo hacés para que los rumores de traspaso al Barcelona o al Madrid no te abrumen?

-Tengo bien en claro que lo mío es jugar al fútbol y quien se encarga de eso es Pier Paolo Triulzi, mi representante. Estoy muy tranquilo porque muchas cosas que se dicen son mentiras.

-Incluso se habló de 90 millones de euros...

- Si es así, me pone contento porque significa que estoy haciendo las cosas bien y ven algo importante en mí. También agradezco a Juventus porque no debe ser fácil decir que no a una oferta así. Seguramente, es mucha plata y bueno, demuestra el cariño y lo importante que soy para ellos. Si llega y si algún día pasa, seguramente, será para mejor. Hoy estoy en uno de los mejores clubes del mundo, que es Juventus, y estoy muy feliz ahí.

Dybala reconoce sobre el final que no todo es fácil, por más que las luces de Italia parezcan más brillantes que nunca. "Concentrarse un poco dónde uno está realmente es difícil. Para un chico de 22 años que está en Juventus y tiene alcance a todo, perderse es muy fácil. Es difícil mantener los pies sobre la tierra. Cualquier distracción te puede alejar de todo, pero me apoyo en mi familia, en mi grupo de trabajo y todo fluye". Así es. En los peores momentos Paulo cierra los ojos y se ve a la sombra de un árbol en Laguna Larga. Ése es su oasis. Tal vez sea el gran secreto de aquella estrella, de esta joya.

Fuente: La Nación.com