Por Manuel Ruiz

Ya son al menos tres las escuelas primarias de la ciudad que han recibido a José Armando en sus instalaciones. Armando, coordinador de formativas del San Francisco Rugby Club, comenzó hace unos años atrás con una iniciativa para difundir la disciplina entre los chicos y transmitir los valores que éste mantiene y obliga a respetar tácitamente, esos artículos que no se ven en el reglamento.

 

Mundo ovalado

“Este año lo estamos haciendo en este momento porque creemos que tenemos que aprovechar la exposición que están teniendo los Pumas y el Mundial”, cuenta Armando a El Periódico.

La iniciativa busca mediante la realización de intervenciones en las clases de educación física de diferentes primarios locales mostrar en qué consiste la actividad utilizando lo lúdico con la pelota ovalada como eje. Tratar de atrapar a los chicos ahí, para que si ellos gustan puedan seguir jugando en el campo del San Francisco Rugby Club.

 

Las chicas y lo que no se ve

“Los chicos lo reciben bien, se divierten. Pero este año lo que más me sorprendió es cómo lo toman las chicas. Porque para ellas es algo completamente nuevo. No es un deporte que les pase cerca, en el club no tenemos rugby femenino, y las mujeres se divierten mucho con los ejercicios que hacemos”, revela Armando.

El proyecto que encabeza Armando sirve para transmitir los valores que el rugby establece como primordiales para poder practicar una disciplina en donde el roce es lo más común. Respeto a los compañeros, a los rivales, a la investidura del árbitro y al acatamiento del reglamento sin mayores quejas. Esa parte tan invisible como central y ejemplar en el deporte de la ovalada, que nació aristocrático pero que deja enseñanzas juegue quien lo juegue.