El Ceibo perdió la final de la Liga Cordobesa de Básquet y quedó en las puertas del tricampeonato. La herida todavía duele, sobre todo en su entrenador Eduardo ‘Mara’ Blengini, que según sus palabras todavía no se lo puede sacar de la cabeza y se asume responsable por ello, algo que habla mucho de su transparencia y honor.

Pero a pesar del dolor, hay mucho por destacar. Blengini consiguió lo que ningún otro entrenador pudo hacer con la Flor Nacional, que no tiene la billetera que sí tienen otros clubes de la provincia.

“Desde que llegó, cambió la mentalidad de este club, empezamos a pensar en ganar y no solo en competir. Cambió la mentalidad de dirigentes, jugadores, a todos. Creo que el club está en el mejor momento de su historia y el principal responsable es Blengini. Hay muchas cosas para corregir, pero lo que noto es esta mentalidad, se juegan todas las finales y acá hay un laburo muy grande y una persona que trabaja un montón para esto”, expresó su ayudante técnico Lautaro Oitana entre lágrimas tras perder la final. Y vaya que tiene razón.

Y esa razón no tiene que ver con los títulos conquistados, finales ganadas o perdidas. Tiene que ver con una forma de trabajo que invita siempre a la superación, a reinventarse constantemente: “Un estilo de vida”, como el mismo entrenador lo supo describir.

Convencimiento y persuasión

En estos tres años la Primera de El Ceibo cambió de nombres, de rivales y hasta de estrategias para conformar los equipos, porque hasta en eso hubo ‘ingeniería’ en torneos no sincronizados con sus reglamentos, que dieron más de un dolor de cabeza.

Tres años de ver a equipos convencidos de lo que hacen, asumiendo la responsabilidad en cada partido y eso no es suerte, es persuasión. Solo hace falta recurrir a la memoria para encontrar algún partido donde su equipo (en cualquiera de las últimas tres temporadas) haya sido verdaderamente derrotado, precisamente porque fueron muy pocos.

Apoyado en un cuerpo técnico en plena sintonía y un análisis permanente de lo hecho, de lo que hay que corregir y de lo que hacen los rivales. Nunca se conformó con nada y estuvo a un triple de ser tricampeón.

El hincha de El Ceibo se acostumbró a ver a uno más de ellos en el banco azulgrana, a los gritos, con sus ademanes característicos y con algunos gestos técnicos como queriendo tirar él, recuperar o correr a defender.

La puerta a la continuidad a este proceso está abierta. La tercera Liga Federal consecutiva para la Flor Nacional está a la vuelta de la esquina. Con Blengini o sin Blengini -todavía no está definido-, pero lo que sí está claro es que los que fuimos privilegiados de ser contemporáneos a este período de la historia de El Ceibo, fuimos y somos espectadores de lujo de un proceso deportivo histórico, casi ideal y construido ‘ladrillo por ladrillo’.